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Continuidad del servicio y apoyo en la pandemia

"Somos unos convencidos que con el apoyo y unión de todos, saldremos adelante". Carlos Mendez Gallo, Gerente General Aguas Antofagasta Grupo EPM
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Ante la inédita emergencia de salud pública que enfrenta el país y el mundo, desde la industria sanitaria en general y desde Aguas de Antofagasta en particular, estamos muy conscientes de los distintos niveles de afectación de la pandemia en la vida diaria de las personas, así como en la economía y en los ingresos de los hogares de Chile.

Nuestro compromiso con la comunidad es que las personas cuenten con el suministro, objetivo que ha sido el principal foco de la compañía y ante este escenario, desde inicios del mes de marzo comenzamos a adoptar medidas de apoyo a los hogares, reponer el suministro cortado por deudas y así cumplir con las acciones de limpieza indicadas por la autoridad de salud.

Además de lo anterior, para el 40% de los hogares más vulnerables de la región, que consuman hasta un tope de 10 metros cúbicos mensuales, les estamos suspendiendo el pago de la boleta durante la vigencia del Estado de Catástrofe y dichos consumos serán prorrateados en hasta 12 meses, a partir del fin de este estado de excepción, sin multas ni intereses.

Adicionalmente, podrán acceder a este beneficio los casos comprobados de vulnerabilidad o imposibilidad de pago en este periodo, entre los que se cuentan mayores de 60 años con dificultades de pago, personas que han perdido sus empleos u otros casos que se acrediten directamente.

En cuanto a las boletas de cobro, éstas están siendo emitidas con el promedio de consumo de los últimos 6 meses, dada decisión de no realizar de lectura y entrega en terreno para evitar contacto y posibles contagios del Covid19, la forma de obtenerla es vía online en la página web, por lo que invitamos a todos los clientes que aún no se inscriben a que lo hagan.

Estamos convencidos que la forma de abordar esta emergencia sanitaria mundial es con la colaboración de todas las partes, por eso nuestras propuestas de apoyo a clientes constituyen una ayuda efectiva a las personas que hoy tienen -y las que tendrán- dificultades para pagar sus cuentas.

Efectivamente, la focalización del beneficio que nos ocupa en los sectores vulnerables, busca mantener la continuidad de la cadena de pagos, porque debemos funcionar con la recaudación para pagar los gastos que involucran el pago de remuneraciones a nuestros colaboradores y empresas contratistas, costos de energía para producir, materiales y equipos, entre una larga lista de ineludibles a cubrir.

Nos asiste la firme convicción de mantener toda nuestra dotación de trabajadores a pesar de las restricciones que la pandemia exige, sólo porque en estos momentos críticos debemos mantener un servicio de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas servidas continuo y de alto estándar; que es lo que el país y específicamente nuestra región necesita para superar la crisis y salir fortalecidos.

Somos unos convencidos que con el apoyo y unión de todos saldremos adelante.

Cuidado de los campamentos

Debemos enfatizar que el nivel de hacinamiento que presentan estos barrios es un riesgo tremendo para las familias que habitan ahí. Allí viven personas que merecen respeto y cuidado del resto de la sociedad, que están más expuestas a esta tragedia mundial. Somos éticamente responsables como seres humanos
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En estos últimos días fue conocido que hay casos de enfermos de coronavirus en el campamento de Mejillones, el más grande de nuestra región. Se trataba de un escenario previsible considerando que la pandemia no hace diferencias entre los seres humanos, ni de ingreso, raza, orientación sexual o edad.

Pero debemos hacer presente que no todas las personas están preparadas de la misma forma para hacer frente a esta enfermedad.

Consejos que para gran parte de la población son accesibles o incluso fáciles, como lavarse continuamente las manos, usar alcohol gel, mascarillas o permanecer en sus hogares, no son nada de sencillos para quienes habitan estos asentamientos.

Allí habita un número importante de familias y menores que no tienen más opción y cada jornada están enfrentados a problemas mayúsculos como conseguir agua y recursos para vivir. Una parte importante no tiene empleos formales, posee baja educación, es decir, tiene menos competencias para desenvolverse en un mundo competitivo.

Debe recordarse que si en 2011 había 29 campamentos en la Región de Antofagasta, la cifra se empina hoy por sobre los 73, confirmando la magnitud del problema en la zona norte. Antofagasta, Mejillones, Calama, San Pedro de Atacama y Taltal, parecen tener las situaciones más complicadas.

Y debe entenderse que este es un problema nacional. Al menos 802 asentamientos existen actualmente en Chile, de los cuales 60 se ubican en zonas de riesgo de incendio (solo ayer uno destruyó cinco viviendas en Antofagasta), derrumbe o inundaciones, según los resultados preliminares del catastro del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Muy seguramente, todos estos sitios presentan fragilidades tremendas para enfrentar la pandemia.

Hasta ahora los llamados han sido bastante infructuosos en el sentido de que no parece todavía hacerse presente con fuerza el auxilio de los organismos del Estado. Allí viven personas que merecen respeto y cuidado del resto de la sociedad, que están expuestos gravemente a esta tragedia mundial, ante lo cual somos éticamente responsables como seres humanos.

Recuperar el alma

Quedémonos en casa, esta frase que se ha convertido en eslogan, sirve para ilustrar el respeto a la autoridad sanitaria. Arturo Mardones,, Rotary Club Chuquicamata
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En día de controversia, segregación, alarma y ansiedad, las personas necesitan un relato que, de alguna forma, intente disminuir su propia incertidumbre. Convocamos a recabar lo mejor de cada persona y colectivamente como chileno. Invito a buscar la fraternidad con vivo entusiasmo y decididas convicciones. Invito a recuperar el alma del chileno ante las catástrofes, que ha escrito grandes ejemplos para otros pueblos. Lo que vendrá en los próximos meses será muy duro. Es importante declinar la soberbia, la agresividad, la ilusión de tener la verdad y la razón. Razón y verdad son consecuencia de la capacidad de construir lo común. Conversemos más, escuchemos más, reflexionemos más. Que la pasión no ofusquen nuestra comprensión de las cosas y nos conduzcan a nuevos errores.

Desde la amplitud de nuestro espíritu, debe surgir alguien humano, más íntegro, más sabio, una conciencia ilustrada por el conocimiento y por sublimes principios, es decir, alguien que es capaz de ayudar en la sociedad a tener más convivencia, más armonía social.

Imposible suponer que esta dura etapa para nosotros, para nuestro país y para la Humanidad, no traerá cambios inesperados en lo que somos, hemos sido y seremos. De nuestra capacidad de entender que esto requiere de aprendizajes y de racionalización de experiencias, dependerá el futuro. Las amenazas, desde luego, son variadas y las complejidades en lo cotidiano son una realidad que nos golpeará con nuevos alcances. Sabemos que lo peor, en la intensidad de esta pandemia y de sus demonios que la acompañan, aún está por venir.

El mundo ya no será el mismo después de esta enorme tragedia. Debemos aprender cómo especie de lo que está pasando. Si no hay cambios, comenzará el fin de la Humanidad. Es optimista de que saldremos mejor a escala global. Un virus puede cambiar la historia, pero la condición humana puede hacerlo mejor.

Quedémonos en casa, esta frase que se ha convertido en eslogan, sirve para ilustrar el respeto a la autoridad sanitaria.

Hoy, civismo implica respetar a la autoridad sanitaria en toda su estructura y niveles. Nuestras opciones están en reconocer la autoridad del Estado y subordinar otros intereses para cuando se supere esta enorme crisis. Se puede tener discrepancias sobre las decisiones, pero esas decisiones se deben ejecutar y las debemos acatar.

Esto no se resuelve con mesianismos, populismo o demagogia. Se resuelve con trabajo, ciencia, disciplina y ética cívica. En la sociedad en que estamos, se ha hecho habitual agredir,, ofender, descalificar. Lo hacen los líderes de opinión, y lo hacen personas con fanatismo y odiosidad en las redes sociales. La clave reside en declinar todo individualismo, el egoísmo, el protagonismo vacío. El modo se encuentra en fortalecer las virtudes cívicas.