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"Nunca pensé vivir algo así": relatos de enfermeros en la pandemia

VOCACIÓN. En el Día Internacional de la Enfermera y Enfermero, cinco de ellos dan su testimonio del trabajo que están realizando en medio de la batalla contra el coronavirus.
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Jonathan Villella Coyán

La extensión de la cuarentena en Antofagasta y Mejillones, no solo refleja el complejo escenario de salud en ambas comunas producto del avance del coronavirus, también representa un enorme desafío para cientos de profesionales del sistema público, quienes diariamente deben combatir los riesgos, el estrés, la ansiedad y en algunas ocasiones incluso la falta de suministros.

Solo la vocación y las ganas de ayudar, independiente de los escenarios que se presenten, sigue siendo el combustible de batalla de estos profesionales de la salud, que, siguiendo ejemplos como el de Florence Nightingale hace más de 150 años (considerada al día de hoy, como la precursora de la enfermería profesional moderna, tras crear el primer modelo conceptual de enfermería), siguen reafirmando sus convicciones, aunque en eso, arriesguen su propia integridad.

En esta nota, que coincide con el día de la enfermera y el enfermero, el relato de cinco enfermeros de Antofagasta que están viviendo lo que es probablemente el mayor desafío en toda su carrera.

"Estamos con la mente y el corazón al límite"

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Pablo Tapia (foto principal), es un enfermero de 32 años que lleva seis ejerciendo la profesión. Sus inicios fueron como enfermero clínico de pacientes críticos adultos en una clínica privada de la región. Luego migró hacia el Hospital Regional de Antofagasta como enfermero de la Unidad de Pacientes Críticos Coronarios, donde tuvo la posibilidad de formarse paralelamente como enfermero de arritmias y electrofisiología, lo que le permitió ser parte de la creación de la subunidad del Hospital.

Durante esta contingencia fue derivado como supervisor a la Unidad de Cuidados Médicos Cardiológicos y Neurológicos, donde -relata-, han sido tiempos muy duros y llenos de estrés.

"Da mucha angustia y mucho miedo de enfermarse, pero más aún de ser el motivo de contagio de quienes más queremos. Nunca imagine vivir algo como esto, algo que nos ha llevado a estar con nuestra mente y nuestro corazón al límite. Pese a esto, el sentir, a veces, que ya no puedes más, se ve opacado por el amor a lo qué haces, el amor que genera el cuidar a quien más lo necesita, la satisfacción de ver a tus pacientes superar la adversidad incluso lejos de sus seres queridos, ya que no pueden recibir visitas, debido a las drásticas medidas para mitigar el contagio, lo cual es un gran desafío para nosotros como personal de la salud (…) A pesar de la dificultad que el estrés y las exigentes medidas de seguridad que se implementan en la unidad, para el cuidado de los pacientes, me siento feliz de ser enfermero y de tener la oportunidad de liderar a un equipo que lo da todo día a día por entregar una atención digna y de calidad".

"Hay que tener vocación para estar tantos años"

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Lucy González Pinto, es una enfermera de 62 años, que lleva casi 40 años desempeñándose en este oficio. Comenzó en 1983, en el Hospital de Taltal, después en la CMDS de Calama y en los '90, llegó a la ciudad para ser parte del equipo de Trabajo de la CMDS. Hoy trabaja en el Cesfam Juan Pablo II, donde se encarga de abordar la salud familiar.

Trabaja fomentando la salud familiar, en poblaciones vulnerables (desde campamentos a barrios más complejos), abordando distintas temáticas como la violencia en el núcleo familiar o la dependencia de drogas, aspectos que representan diversas complejidades, dependiendo de los casos. Durante su vida ha conocido un sinnúmero de casos que le han enseñado en la práctica, realidades que no aparecen en los libros.

Para ella, no hay trabajo en salud, que no deba hacerse con vocación. "Primero me atrajo la parte científica del ser humano, su anatomía, la biología y su fisiología. Pero con los años me enamoré del cuidado de los pacientes porque también es un arte la enfermería, hay una parte científica que es importante y necesaria y por otro lado está el arte del cuidado, en este caso de las familias. Se tiene que tener vocación o no sé puede trabajar tantos años en esto", dijo.