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La fiscalización por el centro dio atisbos del respeto que parece existir al toque de queda. Después de las cero horas la calle Condell con sus nigth club cerrados, lo mismo que sus salas de juegos o peluquerías parece un lugar distinto.
El Paseo Prat sin personas friendo anticuchos o arepas, sin montículos de cajas de cartón fuera de grandes tiendas, como Ripley o La Polar. Todo es diferente. Solo un hombre con una niña casi al final del paseo, llegando a San Martín, rompían la soledad. Pero no eran reales, era la estatua del Dr. Rendic.
La Negra
Faltando pocos minutos para la 1 AM, subiendo hacia la ruta 28 (Ruta de la Minería), a una temperatura de 11°, pero con una sensación térmica muy inferior, siete soldados hacen guardia junto a una patrulla con dos Carabineros.
El contingente está a cargo del subteniente Luis San Pedro Ibacache. El grupo desde marzo no ha cesado en los controles no solo en Antofagasta, sino que han hecho lo mismo también en Santiago y Copiapó.
"En este punto no hemos tenido situaciones de complejidad porque la gran mayoría es personal de transporte, buses y trabajadores que van a la minera, por ende tienen los salvoconductos que el empleador les entrega. Las mayores complicaciones son las condiciones del lugar, es decir, las temperaturas. Pero nada que no se pueda sobrellevar", comentó.
Pocos vehículos pasan, la mayoría son buses y camiones. Los soldados que interrogan son dos por pista (dos a quienes ingresan, y dos a los que salen) y se relevan en intervalos de dos horas.
Los demás están dentro de un improvisado refugio que consta de una carpa y una mesa. Alrededor de esta conversan, comen galletas e intentan dormir a ratos. La noche se hará larga, pero ya se han acostumbrado.
Como es poco lo que se descansa, hay tiempo para conversar. "Tenemos un colega que lo destinaron acá (Antofagasta) y está hace dos meses. Pidió traslado a Temuco para ver a su pareja, a la que no ve desde marzo. Le dieron el pase. Se estaba preparando para el traslado cuando nos cuenta que su novia, que es enfermera, le entregaron el turno de esta quincena y ahora a ella le va a tocar estar lejos de casa", contó el subteniente durante la plática.
En Roca Roja la situación no es distinta. Frío y un contingente militar entumecido por el fuerte viento y las bajas temperaturas del desierto aguarda para fiscalizar la cuarentena. Es una tarea dura, pero es la orden, y así se mantendrán mientras continúe la crisis por el coronavirus.