Emergencia sanitaria y estabilidad financiera
Periódicamente, el Banco Central de Chile elabora el Informe de Estabilidad Financiera (IEF), documento que tiene por objeto identificar riesgos financieros y evaluar vulnerabilidades asociadas que puedan amplificarlos. Si bien sus facultades regulatorias sobre el mercado financiero son limitadas, a través de este informe puede identificar dichos riesgos e inducir respuestas oportunas para mitigarlos.
El IEF adquiere mayor relevancia en la actual coyuntura, un escenario que está poniendo a prueba la capacidad del sector financiero, los mecanismos para amortiguar los shocks internos y externos, y la eficacia del marco de política macroeconómica y financiera con que cuenta el país. Enfrentamos una crisis inédita, una pandemia global ha afectado simultáneamente a todas las economías del mundo, lo que está teniendo un profundo impacto en los mercados financieros y ha motivado contundentes respuestas de política.
Las medidas sanitarias que se han implementado para contener el contagio por covid-19, han implicado la detención abrupta de muchas actividades y han generado importantes necesidades de financiamiento para los hogares y las empresas de distintos tamaños. Esta situación ha complicado la disponibilidad de caja -o de presupuesto- para hacer frente a gastos fijos que mes a mes deben asumir, lo que afectará su capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras.
Estas necesidades de financiamiento deben ser satisfechas para atenuar el impacto de la crisis y los efectos que está teniendo sobre la solvencia de las empresas, la continuidad del empleo y la estabilidad financiera. En este sentido, los bancos tienen un rol fundamental en la provisión de crédito, razón por la cual las autoridades y las entidades reguladoras han adoptado medidas orientadas a estimularlo y facilitarlo. Pero esta no es la única respuesta a este escenario de crisis. Las políticas y regulaciones públicas deben ayudar a movilizar otras fuentes de financiamiento para llegar a sectores que no han sido atendidos por la banca. Entre estas, impulsar mecanismos que contribuyan al financiamiento de otros actores, como son -por ejemplo- los oferentes de crédito no bancario y las grandes empresas. Esto acompañado por medidas fiscales que ha estado implementando el Gobierno para apoyar a los sectores más vulnerables.
Una prolongación de la emergencia sanitaria, un empeoramiento del escenario externo o la transformación de problemas de liquidez en problemas de solvencia para los agentes económicos, pueden generar amenazas adicionales para la estabilidad financiera en nuestro país. En este contexto, no se debe perder de vista que el diseño e implementación de las políticas públicas está enfrentando desafíos superiores a los habituales, tanto por lo inusual del escenario como por las interacciones entre los distintos agentes económicos. La necesaria coordinación entre todas las instituciones es la clave para mitigar riesgos mayores que pueden amenazar la estabilidad financiera en el país. Para que este trabajo sea exitoso, se requiere un alto grado de colaboración y diálogo entre los distintos actores involucrados.