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Encuesta comercio electrónico

El tema de los despachos es unos de los motivos que concentra más reclamos en el SERNAC .
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Desde marzo a mayo, el SERNAC ha recibido 37.400 reclamos en contra del comercio electrónico, un 216% más que en el mismo período del año pasado, donde los casos sumaban 11.850.

En ese contexto, el Servicio realizó una encuesta con el objetivo de conocer las experiencias que han tenido los consumidores al realizar compras por internet durante la emergencia sanitaria y contrastarla con los reclamos que han recibido en este período.

Al analizar las respuestas, un 53% de los encuestados declaró que había comprado por internet antes de la pandemia. No obstante, un 39% señala haber aumentado sus compras por este canal a raíz de la emergencia; y un 4% comenzó a comprar online, sólo tras la crisis sanitaria.

Asimismo, de los encuestados, un 89% señaló haber experimentado dificultades al comprar por internet.

Los mayores problemas se refieren al retraso de la entrega de los productos; seguida por la falta de stock de los productos; y, en tercer lugar, lentitud en la resolución de conflictos.

Al consultar a los consumidores respecto de qué tipo de productos habían comprado por internet durante la pandemia, la mayoría indicó que electrónica y computación; luego vestuario y alimentación.

Respecto a la facilidad para comprar por internet, casi la totalidad de las personas consultadas indica que lo realiza solo/a. Sólo un 4% de personas señala que requiere de ayuda para poder realizar una compra.

El aspecto más relevante y valorado por las personas es que las empresas que comercializan productos y servicios por internet entreguen información real, clara y oportuna durante todo el proceso de compra; seguido del cumplimiento del compromiso en las fechas de entrega de los productos.

Luego, los consumidores mencionan la obligación de resguardar el stock y variedad de productos; seguido de la facilidad para resolver los conflictos.

El tema de los despachos es unos de los motivos que concentra más reclamos en el SERNAC respecto del comercio electrónico. Consultados respecto de esta temática, la mayoría de los consumidores indicó que está dispuesto a aceptar que una compra online se demore, siempre y cuando la fecha de despacho informada se respete.

En segundo lugar, los consumidores indican que, si una empresa se retrasa en el despacho, espera ser informado de dicha situación y los motivos de la demora; luego, en tercer lugar, de las preferencias, las personas indican que lo más importante del despacho es que le entreguen el producto en forma rápida. En un menor número las personas esperan que, frente a un retraso, se les entregue algo a cambio.

Estos resultados son muy interesantes e importantes para la autoridad, pero son especialmente relevantes para las empresas, de manera que puedan entender las necesidades de los consumidores y responder a las expectativas.

En este contexto, el SERNAC está trabajando en una serie de iniciativas que se enmarcan en la Ley Pro Consumidor que lidera el Ministerio de Economía y que fortalecerán la protección de los usuarios en el comercio electrónico, como, por ejemplo, un reglamento de e-commerce, que incluye un contador de stock, historial de precios y facilita el acceso a información que optimizar las compensaciones por retardo en la entrega de los productos; y un sistema de retracto obligatorio y arbitraje online.

Marcelo Miranda,

Director regional del Sernac

La tarea conjunta de detener el virus

Desde mañana Antofagasta, Tocopilla, Mejillones y Calama estarán en cuarentena. Un escenario impensado, donde se requerirá la contribución de todos. La cuarentena es una medida extrema, que tendrá un alto costo para muchas familias. Debemos ser conscientes de ello y colaborar. Que la medida funcione depende de todos nosotros.
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Concluyó una semana compleja para la región. La emergencia sanitaria no cede y la zona sigue acumulando casos y fallecidos a un ritmo elevado. Sólo entre el lunes y ayer la región sumó 1.700 nuevos contagios de coronavirus y superó los 6 mil casos totales en poco más de cien días de pandemia.

Los fallecidos también crecieron. La semana que pasó hubo 28 muertes confirmadas y el Deis liberó un informe que señala que en la región existen cien decesos "probables" (sin PCR) por coronavirus, lo que llevaría la cifra de decesos a cerca de 200.

Así, las cuarentenas decretadas ayer por el Ministerio de Salud no sorprenden. Desde las 22 horas de mañana Antofagasta y Mejillones volverán a quedar en confinamiento total, mientras que Tocopilla ingresa por primera vez a este régimen. Calama, que ya cumple dos semanas en cuarentena, la mantiene, y atendida la cantidad de casos que aún registra, debiera renovarla.

La cuarentena es una de las medidas más extremas que puede decretar la autoridad, y por eso se reserva como la carta final para el manejo de la pandemia. Se trata, hay que saberlo, de una estrategia que tiene un alto costo para la ciudadanía, pues para muchos significa no trabajar, tener que reprogramar actividades, perder horas médicas no urgentes, trámites importantes, etc. Sin embargo, a la luz de los hechos, parece justificarse.

La curva de contagios ha vuelto a crecer en Antofagasta y en Calama aún no muestra señales de estarse moderando. Mejillones y Tocopilla también han comenzado a evidenciar números elevados, lo que termina de configurar un amenazante escenario para la red de salud regional, que lleva semanas trabajando al límite y que, por cierto, pese a los reforzamientos, se encuentra peligrosamente estresada.

Desde mañana, 566 mil habitantes de la región deberán permanecer confinados en sus hogares por tiempo indefinido en un nuevo intento por frenar el virus y dar aire a los centros de salud.

El llamado es a ser responsables con la medida, colaborar, no salir a menos que sea urgente y con los permisos del caso. Detener el virus es un desafío común. No hacerlo es un riesgo para todos.

Transformemos la educación

"Los estudiantes aprenderían con más ganas y entusiasmo, si ponemos el foco en la experiencia del que aprende". Marisol Alarcón, Cofundadora de Laboratoria Chile
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Son más de tres meses los que han pasado desde el primer contagiado de Covid-19 en Chile y más de siete desde el estallido social, y me sigue impactando la falta de capacidad adaptativa que hemos visto de muchas instituciones de educación escolar y universitaria. No sólo porque las instituciones no cuentan con las plataformas idóneas para educar, sino que también por la poca capacitación y acompañamiento que tienen los docentes para enfrentar esta situación.

En una carta al director enviada a un medio de circulación nacional por un estudiante, me llamó la atención ver y entender su frustración ante la falta de confianza que siente de sus profesores hacia el alumnado, especialmente cuando se trata de pruebas. Es por eso que quiero compartir nuestra experiencia educativa en Laboratoria, con el objetivo de aportar e invitar a todas las casas de estudio a repensar ciertos aspectos de su metodología.

Es posible empatizar con el reclamo de este estudiante, ya que se espera que las evaluaciones en este contexto "remoto obligado" traten de ser iguales a las presenciales y eso no tiene sentido. Simpatizar más y ampliar la mirada nos puede hacer entender que nada de lo que hoy viven los estudiantes en Chile y el mundo es como antes. La situación actual en que vivimos nos cambió por completo y justamente lo que esta época incierta más requiere de nosotros es capacidad de adaptación, flexibilidad y autorreflexión para mejorar lo que debamos hacer mejor. Pero también, y por sobre todo, confianza. En ese punto, el estudiante dio en el clavo: en nuestra experiencia educando a adultos, como es el caso de las universidades y CFTs, es clave que la relación de aprendizaje se funde en la confianza (entre los mismos estudiantes y entre estudiantes y profesores).

Además, cabe resaltar que este es momento de reconocer que parte de las adaptaciones que debe hacer el sistema de educación es enfocarse más en experiencias prácticas y menos en material de memoria, sugiriendo trabajos en grupo como una buena alternativa. Doy fe del gran impacto que esto tiene, desde una institución que forma sin pasar materia ni evaluaciones. De hecho, ni siquiera tenemos profesores, sino coaches que acompañan los procesos individuales de aprendizaje. Nos consta que es la mejor forma en que aprenden las personas.

Me atrevo a decir que los estudiantes aprenderían con más ganas y entusiasmo, si es que ponemos el foco en la experiencia del que aprende, en vez de ponerla en aquel que enseña. Además, estaríamos aportando a Chile con el perfil de personas que realmente necesitamos hoy más que nunca: pensadores críticos, flexibles ante el cambio, que pueden adaptarse, capaces de aprender lo que la sociedad necesita de ellos.