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"Debemos repensar la comuna que queremos"

IDENTIDAD. Miguel Ballesteros Candia, relacionador público.
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Si hay alguien que puede hablar con propiedad de la identidad de los loínos es Miguel Ballesteros Candia (35), no sólo porque nació en Calama, sino también porque proviene de una de las familias fundacionales de esta ciudad, en la que su bisabuelo trabajaba como yaretero y su abuelo, Justo Ballesteros Ávila fue alcalde de la comuna y recibió el máximo galardón ciudadano, la "Mazorca de Oro".

Orgulloso de ser calameño, dice que siempre busca la forma de retribuirle lo que le ha entregado la tierra que lo cobija a él y su familia y también, la manera de reivindicarla.

Ballesteros es relacionador público, está casado con Joan Cofré (Líder de El Loa 2019) y es padre de dos hijos.

-¿Cuáles son sus mejores recuerdos de la infancia?

-En familia. Los paseos al río, acompañando a los abuelos al "cerro". Mi bisabuelo trabajaba en yareteras, carbonateras y en pequeños yacimientos de cobre, actividades importantes en el desarrollo productivo de nuestro territorio. Por entonces dichas actividades eran desarrolladas a escala familiar, con respeto a la tierra y en comunidad, lejos de lo que hoy representan las grandes industrias.

-¿Qué es lo que más le gusta de Calama?

-El oasis, que hoy guarda más valor cuando lo vemos agonizante, y en consecuencia el río Loa, que es vida y alma de nuestra comuna. También el casco central, porque allí está mi historia familiar, en una conocida casona centenaria de la avenida Balmaceda. Allí vi desarrollar toda la vida social y política de mi bisabuelo, que fue alcalde. Imposible no imaginarme su paso por las calles céntricas.

-¿Qué es lo que más destacaría de los habitantes de esta zona?

-El amor por nuestro territorio, creo que es lo que más nos identifica. Eso se refleja en cosas tan sencillas y simbólicas como que todos nos sabemos el himno de la ciudad. Cuando vamos afuera decimos tener "el llamo en la frente". No sé si hay otras comunas donde exista tanto orgullo. Eso nos hace comprometernos en la defensa del territorio. La lucha por el hospital, por los recursos del cobre o por el Loa Región, que no es más que la búsqueda de autonomía frente al centralismo, son ejemplo de ello.

Creo sí que nos falta ser capaces de transmitir eso a quienes llegan desde otras latitudes, de enseñar y compartir la riqueza histórica, social y patrimonial de Calama; sólo así pueden darle el valor que tiene este suelo para nosotros.

-Es una persona muy activa, siempre está participando en organizaciones sociales ¿Qué lo motiva a ello?

-Quizá por lo anterior. Provengo de una familia fundacional y los abuelos nos han transmitido no sólo el amor por el territorio, sino también la importancia de retribuirle, de corresponderle. Y esa retribución procuro hacerla desde lo social contribuyendo en la articulación ciudadana, en lo político, por ejemplo, viendo en el proceso constituyente la oportunidad para alcanzar mayor autonomía y determinación, y así también en diversas iniciativas de puesta en valor y salvaguardia del patrimonio local.

-Al ser parte de la Mesa Social COVID -19 ha podido ver de cerca cómo esta pandemia nos está afectando ¿Qué hace para que esta explosión de información no afecte su salud mental y la de su familia?

-Es complejo, porque además de ser parte de la Mesa Social Covid-19 y tener información de primera fuente mi esposa es también médico y está permanentemente expuesta. Hemos sentido angustia, cansancio, pero ambos tenemos grandes responsabilidades y buscamos espacio para recobrar energías.

Somos una familia de fe, devotos de la Virgen de Urkupiña y a ella nos aferramos, con nuestras costumbres y tradiciones. También nos damos espacio para conectarnos con la Madre Tierra. Nos hemos habilitado un espacio en casa para ello, porque lo solíamos hacer recorriendo el desierto. Y bueno, también hemos implementado hábitos para la dispersión: lectura, juegos, series de televisión. Hasta bailamos morenada en casa en ciertos momentos.

-¿Cree que esta pandemia nos cambiará para mejor?

-Las crisis son también una oportunidad. Yo creo que es un buen momento para replantearnos nuestra relación con el entorno. Vivíamos encerrados en nuestras propias burbujas y tanto con el estallido social como ahora con la pandemia, nos hemos permitido reencontrarnos, revalorizar el sentido de comunidad.

También debemos repensar la comuna que queremos. Personalmente creo que es momento de redefinir la relación con la gran minería. Históricamente hemos agachado el moño frente a las grandes empresas y nos hemos resignado a la condena de ser zona de sacrificio y eso ha sido hoy factor incidente en las altas tasas de contagio y de letalidad que registra Calama. ¿Por qué no pensar ahora en la diversificación de la matriz productiva y proyectar un nuevo modelo, con industrias sustentables y que beneficien a la población local por sobre todo? Es ahora.

-¿Qué mensaje de esperanza le entregaría a los loínos en medio de esta crisis?

-Es inevitable sentir angustia e incertidumbre, pero creo que debemos ser capaces de transformar eso en impulso. Que el miedo no nos inmovilice. Saquemos fuerzas, fe y esperanza para afrontar lo que viene. Démonos espacio para la reflexión sobre nuestro rol, no sólo en esta crisis sino también en lo que vendrá después.