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Cosas aprendidas en estas semanas

Son tiempos difíciles, lo sabemos, pero debemos salir adelante, valorar la vida y ordenar lo prioritario de lo secundario para ser mejores. A las dificultades tendremos que imponer una fortaleza que no se aprende en ninguna parte y cuando mucho sale de la experiencia. Conversar es bien fundamental para aprender en estos días.
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Más tiempos con nuestra familia, un encuentro con nosotros mismos, valorar lo realmente importante, separarlo de lo accesorio y ordenar nuestras prioridades, son algunas de las reflexiones que podríamos tener en estos días de inédito confinamiento obligatorio.

Es cierto, no son jornadas sencillas, son derechamente complicadas, repletas de incertidumbre, temores y búsqueda de respuestas, muchas de las cuales no somos capaces de cerrar. El desempleo aumenta, igual que las empresas complicadas, el número de enfermos y muertos. Todo nos recuerda que hoy pasamos por momentos críticos y dolorosos, sin embargo, también debemos reconocer que nuestras interpretaciones modelarán el estado de ánimo con que enfrentaremos esta catástrofe.

Pero, como citábamos al inicio, la pandemia y su restricción de libertades también nos abre muchas cosas que no teníamos contempladas.

Una lectura propositiva exige primero detenerse, ordenarse y saber hacia dónde se desea ir y qué es necesario hacer para concretar tal objetivo. La fortaleza emocional es clave en estos días.

La vida parece más simple hoy y aquello nos revela que las cuestiones realmente importantes no son muchas, pero las atendemos poco. La salud es quizás la principal, la valoramos cuando estamos enfermos, pero esta condición es fundamental para enfrentar cualquier desafío; sin ello todo será más complicado.

También aparece la amistad, la familia, las relaciones humanas. Cuánto extrañamos encontrarnos con los seres queridos, tocarlos, compartir un café y una conversación, cuestiones que no cuestan mucho dinero y sin embargo tienen un enorme poder sobre nuestra cotidianidad.

Son estas acciones, leer, dialogar, empatizar con el otro, ayudar a quien lo necesita, practicar la gratitud, las que marcarán diferencias sustanciales en nuestro ser. No es el consumo desenfrenado, vivir esclavo de la moda o las tendencias, las que nos harán mejores o más felices, son otras prácticas las que nos traerán mejores dividendos para nosotros y quienes nos rodean.

Más médicos especialistas para Chile

"El aumento de pacientes no es proporcional al aumento de personal médico que pueda sostener esta situación". José Miguel Castro, Diputado de la República
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Como si un meteorito nos hubiera golpeado recibimos con impacto la noticia de que sobrepasamos los 4 mil 500 muertos por Covid19 a nivel nacional y que Chile supera los casos de Italia y de España. En cuanto a nuestra región de Antofagasta ya hay más de 6 mil setecientos infectados, y se ha anunciado el fallecimiento de 100 personas en la región, una de las más afectadas del país.

El aumento de pacientes por coronavirus no es proporcional al aumento de personal médico que pueda sostener esta situación, y -desde antes- ya se temía una saturación ante esta tragedia. Así muchos nos preguntamos qué pasará con todos los pacientes en lista de espera antes del coronavirus y qué pasará cuando haya un atolladero de pacientes. En base a esta urgente necesidad, fue aprobado en la sala del Senado un proyecto que actualmente se encuentra en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados -con una ardua discusión- y que habilita temporalmente a los médicos cirujanos para ejercer sus especialidades en el sector público, al menos por un período de dos años.

Estos profesionales no necesariamente tienen que haber concluido el trámite de la certificación o habilitación a través del CONACEM (Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas) entidad que efectuaría el reconocimiento de los especialistas. Evidentemente sería esencial el cumplimiento exhaustivo de unas determinadas condiciones para mantener la calidad de los especialistas, claramente no está exento de riesgo pero la ganancia de tener miles de médicos más a disposición de la comunidad es mayor.

La complejidad del proyecto no se transmite en pocas líneas, sin embargo -a mi juicio- es un buen camino y una solución cualitativa que permite mantener la integridad de los pacientes, cubrir necesidades urgentes y rebajar el estrés al que están sometidos los profesionales que trabajan ahora en los hospitales y centros de salud. Así mismo, a nivel regional, podríamos equilibrar la balanza, protegiendo a la población de todo Chile incluidas las zonas donde la ausencia de especialistas es grave, razones de sobra para solicitar que se mantenga la urgencia a este proyecto, cosa que solicité hace un par de días.

Por otra parte, he pedido al Intendente que evalúe la posibilidad de incorporar personal médico de otras regiones para suplir el déficit de funcionarios del Servicio de Salud de la Provincia de El Loa, con la intención de responder a la alta demanda de pacientes, no sólo hoy, sino también en el futuro. Creo que es el momento de que los problemas anteriores al covid-19 se resuelvan de forma eficiente. Y hoy nuestra región, en especial Calama está al límite.

"Abracemos a Dios para dar esperanza"

"El Señor, nos interpela a ampliar el horizonte… no estamos solos...para descubrir a quienes están suplicando solidaridad y auxilio"
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Todo tiempo que vivimos es parte de una gran historia. La historia en la que Dios nos salva. Muchos hemos pensado que quizás este dos mil veinte, es un año que más vale que acabara ¡ya!... sin duda, es un año en que hemos tenido que aprender a elegir entre lo que verdaderamente es valioso para nuestra vida, lo que es trascendente, de aquello que es efímero o pasajero. Ha sido hasta ahora, un tiempo que hemos tenido que recalibrar nuestro «GPS» de la vida, para volvernos a orientar hacia Dios, y hacia los más vulnerables. Porque hoy, la historia no la están escribiendo ni opinólogos, ni agoreros de males, ni prometedores políticos… hoy la historia la escriben pequeños y sencillos, como nuestros recolectores de la basura, los que surten los negocios, los que transportan alimentos, quienes cuidan nuestras noches, quienes nos reciben en el hospital y nos atienden con todo lo que tienen. Hoy escriben la historia enfermeras y enfermeros, auxiliares de la salud… sacerdotes, religiosas y tantos otros que comprenden «que nadie se salva solo» que estamos todos en el mismo momento de la historia.

El Papa nos invitó el veintisiete de marzo pasado, en una sobrecogedora Plaza de San Pedro vacía y lluviosa, mirando al Señor crucificado a «abrazar su cruz» porque hacerlo es «abrazar todas las contrariedades del tiempo presente». Siempre que se abraza la cruz, ese abrazo tiene un doble contenido: Se abraza el dolor, la muerte cruenta, se abraza la ignominia… pero a la vez se abraza la esperanza, se abraza la vida nueva que surge después de la muerte, se abraza el amor máximo de Dios que ha dado su vida por sus amigos, se abraza el amor del Padre y del Espíritu Santo. Se abraza, en definitiva: ¡la resurrección de Cristo que ha vencido! Porque esta es la fuerza de Dios, transformar la noche en día, las tinieblas en luz esplendorosa. Silencio después del viento impetuoso…

El Señor, nos interpela a ampliar el horizonte… no estamos solos, y si no aprendemos a mirar a nuestro costado, no descubriremos a los Lázaros que están a las puertas de nuestra vida, suplicando solidaridad y auxilio. Estamos todos angustiados, pero ellos tienen aún más motivos. No saldremos sin heridas de este momento de la historia, muchas personas ya no están y seguiremos echándoles de menos. Todos tendremos que reinventarnos, pues habíamos pasado por la vida, pensando que mientras yo esté bien, qué importan los demás. «Nadie se salva solo», es la consigna que hemos tenido en nuestros labios, que se adentre en el corazón, para que desde ahí miremos, Qué ciudad queremos que sea Calama, cómo serán nuestras parroquias en el mañana… porque de eso estamos seguros: hay un mañana, que ya está pronto a despuntar.

Óscar Blanco Martínez

Obispo de Calama