Mil raciones de comida se entregan a través de las ollas comunitarias en El Loa
CIFRAS. Según el catastro de la mesa social COVID-19, hay diez iniciativas en Calama y una en San Pedro de Atacama.
Una actividad habitual y hasta rutinaria como el almuerzo puede significar, para algunas personas, la única instancia del día en la que reciben cariño y dedicación junto a un plato de comida elaborado con el corazón.
Esa es la misión de quienes integran las ollas comunitarias que, en Calama, han ido proliferando a medida que avanza la actual crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
Estas instancias nacen principalmente al alero de comunidades religiosas, juntas de vecinos o de grupos de voluntariado, pero todos con un objetivo en común, que es ir en ayuda de los calameños y calameñas más vulnerables .
Según el catastro elaborado por los integrantes de la mesa social COVID-19, en la actualidad se están realizando once ollas comunes, de ellas diez son de Calama y una de San Pedro de Atacama. En tanto, las raciones que se están entregando a través de estas instancias suman las mil, cifra que se estima irá en ascenso, sobre todo ante el aumento de los índices de cesantía y las personas en situación de vulnerabilidad.
Respecto a los comensales, en Calama hay espacio para todos, pues hay comedores que ayudan a los adultos mayores, en los que la mayoría están solos. También hay para las personas que viven en la calle, familias vulnerables, que están infectadas con el coronavirus, migrantes e incluso, para niños y niñas.
El funcionamiento es gracias a las voluntarias y voluntarios que acuden a preparar la comida y luego a distribuirlas, pero también a la ayuda de terceras personas, ya sean padrinos, almacenes, organizaciones sociales, establecimientos educacionales o autoridades, quienes abastecen de los productos necesarios para que así puedan cumplir con su labor.
En este sentido, los integrantes de la Mesa Social COVID-19, están sistematizando la información de estas ollas, como la ubicación, personas a cargo y destinatarios, todo ello con el objetivo de que las ayudas que se reciban se repartan de forma equitativa.
Eleuterio Ramírez
Fideos con salsa y carne fue el menú que ayer prepararon las cocineras de la olla comunitaria de la junta de vecinos Eleuterio Ramírez, que se ubica en calle Matta a un costado del Liceo B-9 y que comenzaron a funcionar desde el 29 de junio.
Marcela Corante, presidenta de la junta de vecinos y encargada de esta olla, explica que esta iniciativa nació para poder ayudar a las personas que se han visto afectadas ya sea por la falta de trabajo o por la imposibilidad de poder desarrollar sus actividades remuneradas y que están suspendidas por la actual cuarentena.
Señaló que antes de que se iniciara esta olla, como junta de vecinos venían ayudando a los pobladores que estaban más afectado, entregado cajas con mercadería y gas licuado, sin embargo se les acabaron los recursos y tuvieron que organizar este comedor que cuenta con el apoyo de la mesa social.
Esta olla funciona lunes, miércoles y viernes y la encargada de preparar el almuerzo es la señora Carmen Gloria Fernández junto a dos ayudantes. Además cuentan con un grupo de voluntarios que colaboran en armar y repartir los platos de comida a los beneficiarios.
Corante dijo que actualmente están repartiendo 100 raciones de comida y que reciben ayuda de la panadería Olimpo, el almacén El Cobreloíno y de Abastible.
Los balcones
A diferencia de la olla de la población Eleuterio Ramírez que está recién empezando, los integrantes de la junta de vecinos Los Balcones están desde el 15 de mayo realizando esta actividad la que está destinada principalmente a adultos mayores y niños cuyos padres están cesantes o no cuentan con los recursos necesarios.
Gioconda Viveros, presidenta de la junta de vecinos y encargada de esta instancia cuenta que, cuando comenzaron con este comedor se preparaban 60 raciones, pero que ahora ya van en 82, las que no sólo se reparten en el sector de Los Balcones sino que también en la población Alemania, junta Sol y Cobre, Inti Rai, Independencia y Corvi.
Esta olla funciona martes, jueves y sábado y se prepara en la sede vecinal de Los Balcones, tres son las encargadas de cocinar el menú que además del plato de fondo, lleva pan y postre.
Al igual que la mayoría de estas actividades, funcionan a base de gestión propia y ayuda voluntarios. En el caso de Los Balcones, cuentan con el apoyo del colectivo social y cultural La Bicicleta.
"Terminamos cansadas después de cada olla común, pero con una sensación de que vemos otro día en el que están tan contentos y tranquilos los vecinos que vale la fuerza seguir con el esfuerzo, vale la pena, pues lo necesitan. Entonces luego siento tranquilidad por dentro y pensar que esta pandemia no me va a dejar sentada en la casa", reflexionó al respecto Viveros.
"Terminamos cansadas después de cada olla común, pero con una sensación de que vemos otro día en el que están tan contentos y tranquilos los vecinos".
Gioconda Viveros, Los Balcones