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Aumento de las compras en línea

Este sector sigue consolidándose como estratégico, pero hay que reforzarlo, sobre todo pensando en los cuidados para las personas y consumidores. Hace algunos días, el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) daba a conocer que desde marzo hasta mayo en Chile se recibieron más de 37.000 reclamos, un 216% más que en el mismo periodo del año pasado.
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Las compras en línea -vía web- se han incrementado con fuerza durante la pandemia. Un estudio de Facebook dice, por ejemplo, que el 56% de los usuarios lo hace una vez a la semana, con una buena percepción de la experiencia. Eso ocurre mientras más productos y servicios son ofrecidos debido a las medidas de confinamiento, cuarentenas y distanciamiento social.

Según cifras de Transbank, las ventas del comercio minorista "on-line" se incrementaron casi un 190% en doce meses durante la semana terminada el 19 de abril, muy por sobre la grave contracción que sigue afectando a las tiendas físicas, que llegó al -26% en igual período.

La situación del eCommerce es totalmente distinta a lo ocurrido con las tiendas físicas que acumulan retrocesos, debido a las medidas restrictivas en gran parte de las ciudades. El comercio electrónico sigue describiendo una curva de crecimiento exponencial y prácticamente se triplicaron en relación al año previo, al punto de actuar como canal casi exclusivo de compra en algunas categorías.

Es obvio que sin esta infraestructura instalada el proceso de cuarentenas sería mucho más complicado para familias y personas.

Sin embargo, hay problemas y riesgos. Por lo pronto, no todas las familias tienen acceso a estas tecnologías, porque no tienen un computador o internet, herramientas absolutamente indispensables para desenvolverse en el mundo de hoy.

Otro asunto son las quejas por el servicio prestado. El Sernac dio a conocer que uno de los temas que más reclamos ha reportado tiene que ver con el despacho de los productos.

Esto pone en especial relieve la necesidad de cuidar la logística en el comercio electrónico. Las redes sociales visualizan una serie de reproches, no sólo por los fallos y demoras, también por la falta de respuestas. O en ocasiones, por las condiciones en las que los artículos llegan, dañados o alterados.

El comercio electrónico debe ser un sistema bien cuidado en cada eslabón de la cadena, porque hasta ahora se ha consolidado como indispensable. Sin ello, las medidas habrían sido mucho más complejas.

Economía de antes

"El excedente se basaba en el subconsumo de muchos y en una infundada tranquilidad con el futuro económico". Mario Valdivia, Consultor
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Recordé que tengo el título de economista. De cuando bastaba con el español para entenderse entre profesionales y conversar con las personas interesadas. No hacía falta la alta matemática.

Me dieron ganas de volver a ser un economista al descubrir, gracias a los debates actuales de cuánto gastar por el covid-19, que el Estado de Chile ha acumulado más o menos 30 mil millones de dólares en las décadas recientes. Por ahí reposan ganando bajísimos intereses.

¿Cómo ocurre que, con lo pobres que somos, ahorremos tanto? Bueno, pasa porque, año a año, lo que producimos en el país y lo que importamos, no lo usamos por completo en consumir ni en invertir en Chile. O sea, en comprar alimentos, lavadoras, celulares, educación, turismo, ir al médico, pagar arriendos…, y en comprar máquinas, construcciones, árboles y semillas para aumentar la producción. El exceso se exporta a otros países y produce un excedente de dólares que el Estado acumula. Vale decir, ocurre porque gastamos poco comparado con lo que producimos e importamos.

Ahora, un 80% o un 90% de la población recibe ingresos por su esfuerzo productivo que le permiten, apenas, consumir lo necesario. Ese segmento no genera ningún excedente: consume todo lo que gana. El 20% o 10% restante, en cambio, concentra ingresos muy elevados que no puede consumir por completo, aunque trate. Esta es la población que genera excedentes en dólares, acumula patrimonio - acciones, bonos, tierras, dinero cantante y sonante - y financia inversiones en maquinarias, edificios, plantaciones... Vale decir, esos 30.000.000.000 de dólares se acumularon debido a que este segmento consumió e invirtió poco, comparado con lo que se produjo y se importó.

Un poco más de ingresos para el 80% o 90%, que salgan del 20% o 10%, producirá un aumento del consumo de una población que lo necesita encarecidamente, sin reducir el de una población que no puede consumir todo lo que gana. Así, se entiende que una parte del excedente acumulado en dólares fue generada por el reducido consumo - "las pobres condiciones de la vida material" - de una gran parte de la población, derivado de una distribución desigual del ingreso.

Y más proyectos de inversión de los segmentos que pueden emprenderlos y financiarlos, destinados a aumentar la producción futura del país, contribuiría a lo mismo: aumentar lo que se gasta en el país de lo producido e importado, reduciendo el excedente. Se ve que la otra parte de los fondos acumulados en dólares fue generada por la baja ambición para invertir en Chile. Keynes - un economista de antes - diría que por tibieza de la pasión acumuladora, tranquilidad con la situación presente, autocomplacencia. ¿De quién? De los que invierten: los empresarios y el Estado.

Llego así a la raíz del asunto: la autocomplacencia generalizada con las condiciones materiales de vida de la mayoría de la población y con el dinamismo de la economía chilena, nos hizo ciegos al hecho que el excedente que acumulábamos se basaba en el subconsumo de muchos y en una infundada tranquilización con el futuro económico de Chile.

¿Es posible la desconexión digital en estos tiempos?

"Aprendamos a poner límites entre trabajo, salud y vida privada, haciéndonos eco de casos como el francés o el español.
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Parto esta columna con la interrogante, dado el caso español referido a la normativa aplicable al derecho a descanso y desconexión, incorporado dentro de la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal y Garantía de los Derechos Digitales (LOPDGDD), que regula el derecho de las personas trabajadoras y empleados públicos españoles su derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como su intimidad personal y familiar, y al respecto palmario es el reconocimiento al caso chileno.

En este sentido la norma chilena se hace cargo de garantizar un descanso de 12 horas, dentro de las cuales el empleador no podrá establecer comunicaciones ni formular órdenes u otros requerimientos en días de descanso, que es la base del derecho, y por su parte el trabajador no estará obligado a responder comunicaciones, órdenes u otros requerimientos del empleador.

En este último sentido, la OIT ya había advertido de los peligros asociados a la modalidad de teletrabajo o trabajo a distancia, en relación a la vida privada de las personas trabajadoras, señalando que "la desaparición de las fronteras espaciales y temporales entre las esferas laboral y privada suscita inquietudes en diferentes ámbitos, y evoca formas de organización del trabajo del período preindustrial. Los procesos de cambio que permiten que el individuo pase más tiempo en su casa que en el trabajo, pero que también esté más tiempo trabajando en casa, podrían ser un arma de doble filo para algunos" (OIT 2015).

Así, el problema se centra en el ejercicio del derecho y el deber de ejercerlo; por una parte concretar los espacios y controles asociados a la modalidad, y la educación del trabajador y empleador nacional para ejercerlo de manera adecuada por otro. Un estudio ha señalado que un 56% de los trabajadores reconoce responder de inmediato las llamadas y correos electrónicos fuera de su horario de trabajo; y un 53% cree que su empleador espera que se encuentren disponibles fuera de la jornada.

Esta híper-conectividad redunda en el surgimiento de patologías asociadas a ella, tales como el tecnoestrés y el síndrome de burnout o de desgaste ocupacional. Luego la pregunta de rigor es si ¿Es posible traducir este conocimiento en una mejora a la legislación que proteja al trabajador de estos nuevos escenarios, traduciendo la tecnología en mejoras para la vida de los trabajadores?, creo que Chile se encuentra en inmejorable condición de hacerlo, pero es necesario que como trabajadores aprendamos a poner límites entre trabajo, salud y vida privada, haciéndonos eco de casos como el francés o el español.

Sebastián Loins Campillay

Fiscal CFT de la región de Antofagasta