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Empresas de cartón

"La forma en que funcionan y se gestionan las empresas, habla mucho de la sociedad que tenemos". Darío Quiroga, Sociólogo
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Desde el inicio de la pandemia han sido múltiples los análisis comparativos respecto a cómo logran gestionar la emergencia sanitaria los diversos gobiernos del mundo. Desde el ninguneo inicial de Boris Johnson en Gran Bretaña, que casi le cuesta la vida contagiado de Covid en la UTI de un Hospital, pasando por el desprecio de la evidencia científica de Trump, hasta el fanatismo religioso de Bolsonaro que de la mano del negocio de las transnacionales de la fe evangélica somete a su pueblo a una ausencia de gestión imperdonable, matizado por ser Brasil un país federal que al menos cuenta con gobernadores estaduales que sí han hecho el trabajo de proteger la vida de su población.

En el otro lado de la balanza se encuentran mandatarios como Angela Merkel en Alemania o Jacinda Ardern en Nueva Zelanda que han combatido el flagelo con la verdad y transparencia como herramienta fundamental. Un poco más cerca, la Argentina del presidente Fernández también se ha sumado a quienes han optado por medidas duras, con fuerte impacto en la economía, pero priorizando la vida de la población.

Es interesante la comparación de como hoy percibimos que lo hacen los gobiernos del mundo, porque no hay estrategia que asegure resultados en cantidad de contagios ni mucho menos en la tasa de mortalidad. Falta mucho tiempo para que los estudios científicos puedan abordar que medidas fueron más efectivas en determinados contextos.

Hoy lo único que tenemos, es la sensación -o no- de confianza en nuestros gobernantes, es ese el activo que está en juego. Hace unos días hablaba con el reconocido director de ópera argentino, Marcelo Lombardero y me decía que el confinamiento en Buenos Aires ha sido durísimo, pero que todos saben que se hace por un bien mayor: la vida de las personas más vulnerables, los viejos y pobres.

Algo similar es lo que sucede en nuestro país con las empresas: nadie puede asegurar el éxito de su estrategia, pero hay quienes tienen una actitud proactiva frente a la crisis y otros que solo reaccionan. Las medidas atrasadas que recién hoy está tomando Codelco cambiando turnos, retrasando proyectos, mejorando los controles, es solo un botón de muestra de la desidia con la que se toman decisiones. No es solo la Estatal, pero agrava la falta por ser una empresa pública.

Una expresión popular es decir que alguien es "de cartón" cuando no da el ancho, cuando sus palabras no reflejan sus acciones. Es momento que, junto con la pandemia, la ciudadanía sea capaz de valorar las mejores prácticas, aquellas que incentivan la confianza que permite avanzar juntos. No se trata solo de la denuncia pública en redes sociales, se trata de erradicar "el salvarse solo" de la cultura nacional, tanto a nivel personal, como de grandes conglomerados.

Esta crisis sanitaria ha demostrado en la Región de Antofagasta, quizás con mayor claridad que en cualquier otro lado, que las decisiones empresariales afectan la vida -y la muerte- de sus habitantes, por tanto, ya no es posible pensar que ciertas decisiones se toman en grandes mesas de directorio sin que la ciudadanía sea también parte.

Las heroínas en La Concepción

"Desde 1881 las cantineras fueron llamadas a retiro y, la mayoría, regresó a Chile junto al general Baquedano". Ana Olivares Cepeda, Gestora proyecto de Ley "Día Conmemorativo a la Cantinera de la Guerra del Pacífico"
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Con la ocupación de Lima (17 de enero de 1881) se inicia la Campaña de la Sierra/Breña, la última y más larga de las campañas de la Guerra del Pacífico. Baquedano comienza su retorno a Chile junto a más de 7 mil efectivos, ya que Chile cree que, con esta ocupación, el término de la guerra era inminente. Sin embargo, la resistencia militar peruana, en manos de Avelino Cáceres, inició otra guerra, basada en ataques sorpresas, hostigando y desgastando a las tropas chilenas que se encontraban ocupando las cercanías de Lima.

Es así que nos situamos en el poblado de La Concepción, cuya historia de heroísmo y patriotismo liderado por Ignacio Carrera Pinto conocemos precisamente por los testigos oculares del combate. Recordemos que no hubo sobrevivientes ni cuerpos que repatriar.

En honor a estos hijos de la patria, es que a partir de 1939, cada 9 y 10 de julio, las diferentes ramas de las FFAA chilenas realiza el Juramento a la Bandera, para defenderla "hasta dar la vida, si fuese necesario".

Nos han enseñado a decir "los 77 de La Concepción", cuando en realidad podríamos decir "los 82 de la Concepción" (representando a 1 cantinera, 1 camarada y 1 peruana junto a los 2 menores). Los relatos recogidos las señalan en este escenario y también fueron parte de la defensa del lugar, bajo las órdenes de Carrera Pinto. Así lo señala, por ejemplo, Nicanor Molinare cuando hace un repaso por el valor de la mujer en toda la guerra, diciendo: "¿Se podría alguna vez olvidar el sacrificio cruento de las camaradas en La Concepción… ¡Ah! ¡Esas camaradas, como nadie cumplieron su misión!"

Recordemos que desde 1881 las cantineras fueron llamadas a retiro y, la mayoría, regresó a Chile junto al general Baquedano. Sin embargo, muchas camaradas se quedaron para seguir entregando apoyo como cantineras y enfermeras y, sus servicios seguían siendo requeridos aunque de manera extraoficial. Y es por eso que ya ni se molestaban en dejar sus nombres en los partes oficiales. Aunque sus nombres se desconocen, algunos historiadores, al menos rescatan los testimonios recogidos e incluyen su presencia en el combate. No hay duda que fueron tan valientes como Carrera y su compañía.

A todos los tomó por sorpresa este ataque desigual y todos respondieron con valor. Oficiales, suboficiales, soldados, enfermos, mujeres y niños. Todos, por igual, defendieron a su bandera. Es tiempo de que se les reconozca como una más de los 77. Es tiempo de hablar de "los 82 héroes de Concepción". Para entonces, por ser mujeres en el S. XIX, era impensado ponerlas de mártir junto a los héroes varones. Hoy, no hacerlo, sería una aberrante discriminación histórica y de género.

Retiro de fondos

Las conclusiones son variadas: el gobierno no tiene ni controla la agenda, las dudas para el futuro de las pensiones son enormes y la clase política entiende poco.
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En distintos rankings que indagaban respecto de las principales preocupaciones de los chilenos, quedaba claro que las pensiones ocupaban un sitial prioritario. No había dudas de que los ingresos obtenidos por los jubilados eran exiguos y deficientes para tener una vida tranquila. Por eso, y por otras cosas, sorprende tanto lo ocurrido con el debate y votación de la Cámara de Diputados el miércoles.

El asunto es algo más complejo y revelador de las precariedades nacionales, tanto económicas, como de interpretación y anticipación de los problemas que hoy nos agobian y otros que vendrán.

El retiro de hasta un 10% de los fondos administrados por las AFP (con un máximo de 150 UF: $4,3 millones y un mínimo de 35 UF: $1 millón) es una medida extrema y ciertamente comprensible. Valga decir que el 25% de la población laboral antofagastina hoy se encuentra desempleada o inactiva.

Es cierto que ayuda , pero no hay que engañarse: está lejos de ser el ideal, pues nuevamente las personas absorberán directamente ese costo con sus recursos, como antes con el uso del seguro de cesantía.

El asunto explicita una evidente incapacidad del gobierno para controlar la agenda, así como ofrecer alternativas que hagan sentido a la población.

La discusión en tal sentido no puede estar determinada por la queja contra las AFP (ese debe ser otro debate muy relevante, junto con el sistema de pensiones que se requiere y espera), sino cómo la sociedad es capaz de responder ahora a la coyuntura.

Los datos son elocuentes: de aprobarse el proyecto, 3 millones de personas podrían retirar la totalidad de sus ahorros, ya que tienen acumulado un monto inferior a 35 UF. Además, otras 4,6 millones de personas podrían girar solo 35 UF, ya que el 10% de sus fondos no supera dicho piso.

Malamente debemos decir que ninguno de los representantes políticos que hoy celebran esta medida como un triunfo se hará responsable cuando mañana tengamos un problema aún más grande en el contexto de una sociedad que envejece progresivamente.

Tampoco el gobierno, que ha fallado una y otra vez en su diseño y con respuestas equívocas y tardías, fiel reflejo de su falta de comprensión de la sociedad.

Los chilenos, muchos, requieren ayuda hoy y eso hay que atender. Pero hacerles creer que esta salida es una victoria ciudadana es un engaño de lo cual ninguno, hay que enfatizar, tomará responsabilidad.

Es lamentable decir que buena parte de los problemas de hoy son solo la consecuencia obvia de una generación política ignorante, sesgada en sus convicciones, con pocas capacidades de llegar a acuerdos y dificultades para leer las tendencias mundiales.

Este es otro ejemplo de ello e inevitablemente se convertirá en un símbolo de consecuencias importantes.