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Calama post Covid-19

"En medio de la incertidumbre respecto a lo que nos depara el futuro, lo único claro es que esta pandemia debe ser una oportunidad".
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Podríamos situar la discusión entre el antes y el después de la crisis sanitaria en la comuna de Calama. A pesar de que ya contábamos con un nuevo hospital, que hoy atiende en su mayoría a pacientes con coronavirus, estuvimos -y estamos- al límite de los esfuerzos para contener esta crisis.

No sólo ha faltado infraestructura, sino que personal sanitario para abordar una problemática que lejos de estar en retirada, parece instalarse en ciudades extremas.

Así Calama es la ciudad de la Región de Antofagasta que registra la mayor cantidad de casos totales de coronavirus (5.440) y también de fallecidos (140); una cifra que duplica los decesos por esta causa en la ciudad de Antofagasta (72); mientras la RM tiene datos medianamente alentadores esta semana, la región de Antofagasta en su totalidad, arroja un total de 12.389 casos.

Por eso los anuncios del Ministro de Salud, Enrique Paris, son alentadores, porque llegan en un momento muy complejo. La autoridad no solamente se comprometió a aumentar los recursos económicos, sino que humanos. Enfermeras y médicos traídos desde otras regiones e incluso desde Italia, y nuevos implementos como ventiladores e insumos médicos permitirán aliviar la sobrecarga de trabajo y salvar más vidas.

Agradezco al ministro que haya escuchado la propuesta que envié a mediados de junio: La venida de especialistas de otras regiones y desde Italia es una apuesta ad-hoc a un pensamiento a largo plazo; estoy seguro de que la región, con toda la experiencia que nos ha arrojado esta crisis, puede convertirse en un polo de la ciencia e ir desarrollando proyectos más ambiciosos que vayan en pro de la economía de la ciudad, de la mejora de la salud y -con ello- de la calidad de vida de los ciudadanos, del crecimiento y recuperación económica de la zona.

Esta visita renueva nuestras energías y el compromiso para enfocar esfuerzos en mejorar la infraestructura sanitaria tanto para la comuna como para toda Antofagasta.

Sin ir más lejos, esta misma semana presenté un nuevo proyecto que avanza en la oportunidad de convertir a la región en líderes en Sudamérica en el desarrollo -por ejemplo- de las vacunas para combatir el Covid-19. El virus ha marcado un punto de recomienzo para muchas agendas, en este caso, de la ciencia.

En esta pandemia, hemos observado el despliegue de cientos de funcionarios de la salud y autoridades del área de la ciencia que se la están jugando para salvar la vida de nuestros compatriotas y para abrir nuevas opciones. Todos valoramos estos esfuerzos.

En medio de la incertidumbre respecto a lo que nos depara el futuro, lo único claro es que esta pandemia debe ser una oportunidad. Una oportunidad para darle espacio a los investigadores, científicos y médicos; para hacer crecer a nuestras universidades y recintos médicos para avanzar al ritmo de los países del primer mundo. Si no es ahora. ¿Cuándo?

José Miguel Castro

Diputado de la República

Mente y confinamiento

"Una situación como esta, no la habíamos vivido ni estaba entre lo esperado por vivir.". Margarita Ducci, Directora Ejecutiva Pacto Global Chile, ONU
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El confinamiento, la cuarentena, y el acecho del virus, nos produce angustia, miedo, incertidumbre y para muchas personas, -que han tenido pérdidas y enfermedades-, tristeza y desolación. En tanto, para aquellos que han visto amenazada su fuente de ingresos y sustento de la familia, la pandemia está provocando insomnio, estrés, y hasta desesperación, por lo que no es extraño concluir que la crisis sanitaria y económica está causando una serie de trastornos psicológicos.

En un primer momento, las personas y las empresas estuvieron abocadas a minimizar los riesgos de contagio, pero hoy, al prolongarse este estado de emergencia, ya empieza a acentuarse la preocupación por el efecto en la salud mental. Más aún, cuando según la última encuesta Nacional de Salud, nuestro país tiene una de las tasas más altas a nivel global de trastornos, como ansiedad y depresión. Mientras el 4,4% de la población mundial presenta esa patología, el 6,2% de los chilenos y chilenas la padece.

De acuerdo, al nivel de consultas a especialistas de la salud mental, el consumo de tranquilizantes o paliativos entre otros indicadores, demuestran una incidencia alarmante en el aumento de la depresión y trastornos asociados en este período.

La situación de confinamiento aumenta la irritabilidad en el hogar, generando problemas familiares, conflictos interpersonales y hasta violencia, en especial hacia las mujeres.

Reconociendo el impacto psicológico que la pandemia nos está generando, el Ministerio de Salud, entregó los lineamientos del programa "SaludableMente" que presta ayuda a la población para enfrentar los efectos psicológicos de la pandemia e incluye la creación de una plataforma digital. Esta iniciativa, impulsada por la mesa social COVID-19, tiene como objetivo apoyar las necesidades de quienes están sufriendo estos efectos invisibles, para acompañar a través de la contención y orientación, eso sí, debe ser con sentido de urgencia. Algunas empresas, entendiendo lo preocupante de esta situación, han puesto a disposición de sus colaboradores, sistemas de consulta en línea y atención psicológica.

Pero también, el encierro prolongado para quienes no están teletrabajando ni apoyando a sus hijos en las tareas escolares, puede provocar la falta de sentido de vida y total desmotivación. Con la rutina, el encierro y el sentirse aislado del resto del mundo, sin contacto cercano y personal con su familia y amigos, puede conducir a distintas formas de desasosiego, o incluso, perturbación.

La falta de propósito en las personas y en las organizaciones, las desequilibra y las derrumba, por lo que es fundamental, en estos tiempos, reflexionar sobre el sentido de la vida para cada uno, y también, al interior de la organización donde se trabaja o estudia, para así cohesionar al grupo en torno a ese propósito común. Además, es importante abrir la mente para pensar en cómo ayudar a aquellos que hoy lo necesitan. Después de todo, ayudar a los demás y aportar a resolver situaciones de sufrimiento o necesidad, es sin duda, la mejor razón y sentido de estar vivos.

Un gran golpe simbólico

Lo visto ayer en la Cámara es más que la aprobación a una operación financiera, es un toque a una estructura política nacional que tendrá consecuencias insospechadas. El momento nacional es crítico, pero con una gran oportunidad. Se requiere, con urgencia, debatir qué país queremos y qué instituciones y modelo de desarrollo se requiere para eso.
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A veces es mejor perder una batalla y no la guerra, pero el gobierno, tan poco fino en estas lecturas, volvió a equivocarse cuando ya no tiene espacio para estos deslices. Dejó crecer el proyecto de retiro del 10% de los ahorros previsionales, sin calibrar el problema que están sufriendo miles de familias y, peor aún, el simbolismo que adquirió para un país que aún vive los ecos del estallido social.

El lunes, el Presidente Sebastián Piñera, volvió a repetir una frase que le ha sido recurrente en los últimos meses: que escuchó el mensaje de la gente.

Pero otra vez llegó tarde, otra vez tuvo un error de cálculo, entregando apenas lo suficiente para empezar a negociar, como si los momentos actuales -con las carencias de los chilenos- dieran para eso.

Independientemente del resultado conseguido ayer en la Cámara, el ejecutivo perdió y esa derrota, ante un mal proyecto que perjudicará a los más pobres, tiene otra vez como responsable a la cabeza del Estado, quien, como casi siempre, se concentró en la especulación, olvidándose de que ya no tiene cuenta corriente ante la ciudadanía.

La gente no le tiene ni confianza ni afecto y el Jefe de Estado no parece comprenderlo ni asumirlo. Parece seguir pensando que hay una especie de salvación a su deteriorada imagen.

El resultado en la Cámara parece ser fiel reflejo de lo que demanda -certera o equivocadamente- la ciudadanía. Y en tal perspectiva, esto es mucho más relevante que una operación financiera; se trata de un golpe simbólico sobre el sistema de pensiones, algo de enorme magnitud para el entramado político que ha regido al país durante las recientes cuatro décadas.

Ojalá que a partir de ahora la discusión sea seria e informada, apuntando al bien común.

Hasta ahora, y malamente, nos estamos acostumbramos a un país irreconocible, donde nadie busca acuerdos y donde proyectos mediocres entran a debate, incluso con posibilidades de convertirse en leyes. Es el Chile que tenemos, muy a pesar de los dolores y sufrimientos que tanto le han costado a varias generaciones. Pero la posibilidad sigue allí: construir un gran acuerdo honesto de cara al futuro.