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Convencer y escuchar

"Escuchar supone que el mundo que compartimos con los demás no contiene ideas verdaderas que sean evidentes para todos". Mario Valdivia, Consultor
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No pudimos convencerlos, dijo el ministro después de una votación adversa en el Congreso. Convencer - vencer con todo, sugiere el diccionario etimológico. Un lenguaje de enfrentamiento militar. Me asiste una idea verdadera, tengo la razón, lo evidente está de mi lado, los demás deben aceptarlo, callar y darse por vencidos. Si fallo en convencerlos - como le ocurrió al ministro -, quiere decir que triunfa la sinrazón, el error; se imponen los equivocados. El mundo se hace más oscuro. En el ánimo de convencer, defino de entrada una conversación como ganar o perder, una lucha entre verdad y error, declaro a los otros enemigos - cuando menos oponentes - y procuro subyugarlos.

Escuchar - inclinarse y auscultar, dice la etimología -, es otra forma de apearse con las demás personas. Parto de la base que las necesito para conseguir lo que quiero. Me propongo auscultar con cuidado sus deseos, preocupaciones, intereses, para considerarlos francamente en lo que proyecto. No defiendo una verdad, no me considero poseedor de normas superiores, de aquello que es correcto: busco el acuerdo que necesito.

Querer convencer más que procurar escuchar presupone vivir en un mundo en el que hay ideas verdaderas, conceptos "objetivos", normas y reglas correctas; sean de origen divino o científico. Y que tenemos acceso a ellas. La Inquisición con vencía a menudo, con un garrote es fácil con vencer, un ejército poderoso también es útil para con vencer, los expertos con vencen con facilidad cuando anuncian consecuencias atemorizantes.

Escuchar supone que el mundo que compartimos con los demás no contiene ideas verdaderas que sean evidentes para todas las personas. Como mínimo, que no busco imponer las mías - si las tuviera -, aunque pueda hacerlo. Inclinarse a auscultar interpreta condiciones para convivir, no para imponer modelos. Escucha la dueña del café del barrio, el que vende cerezas en China, la banda popular, la política que busca legitimar las leyes con solidez, el servidor público que se preocupa de proteger el Estado democrático. Quienes no están movilizadas por ideologías - verdades en las alturas -, sino por el afán de crear una convivencia decente.

Convencer apuesta a la fuerza de mi razón. Escuchar apuesta a articularnos y convivir. Convencer desconfía de las demás - que no acepten la verdad evidente en sí misma demuestra sus intenciones inconfesables. Escuchar confía y crea confianza - ausculta como legítimas las intenciones y preocupaciones ajenas, como parte integrante de la convivencia que inventamos.

Está, por último, la razón de Sun Tzu en favor de escuchar. Declarar la guerra es muy peligroso: se puede perder. Hay que dar por hecho que el enemigo es astuto. Lo que sí resulta difícil de entender es que alguien insista en dar batalla cuando una docena de sus samuráis anuncian que se pasan al bando enemigo. Misteriosa es la mente de algunos humanos.

La aguda crisis del gobierno

La Moneda ha persistido en sus errores debido al mal diagnóstico que tiene de Chile. Ahora está en crisis casi total: sin agenda, respaldo, poder ni credibilidad. Asumir que el país requiere un nuevo pacto social es tanto un ejercicio de realidad política como honestidad intelectual: esta es mucho más grande que la crisis de un gobierno que heredó el problema y lo mal gestionó.
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La discusión respecto al retiro de hasta el 10% de los fondos de AFP fue lo más parecido a un tsunami, explicado en la magnitud de la crisis económica actual, la mala evaluación del problema por parte del gobierno y el simbolismo en que se tradujo para buena parte de la ciudadanía darle un golpe a las administradoras.

Los sucesivos reveses de La Moneda son sólo un síntoma del extravío en que se encuentra el ejecutivo que no ha dado con el tono desde el 18 de octubre de 2019. Una interpretación errada de lo que está abierto en Chile ha devenido en una permanente equivocación de las propuestas y los resultados están a la vista. Hoy por hoy tenemos un gobierno superado por las demandas, sin control sobre lo que ocurre a su alrededor, sin agenda y sin liderazgo. Su orfandad es inédita en décadas.

Ante ello, un cambio de gabinete está en ciernes y de lo que allí salga podremos inferir varias cosas: la lectura que el Presidente Piñera ha hecho del momento y lo que pretende hacia el futuro. ¡Nada menos!

Un acto de honestidad política debiera llevar al Mandatario a asumir que cualquier cosa parecida a una salida algo exitosa a lo que queda de su gestión, pasa por asumir que deberá iniciar y encauzar cambios que sistemáticamente ha negado porque no quiere, al no estar en su agenda, o porque no lo ha comprendido.

La historia lo puso en este trance de conducir la discusión (en ningún caso cerrarla) y deberá tener la altura para entender que hoy sólo puede aspirar a aquello, que no es poco, a riesgo de dañar aún más la paz social y estresar a una sociedad que ya enfrenta demasiados problemas.

Para Piñera será, en lo personal, un asunto difícil: algo muy parecido a negarse a sí mismo, pero que a la luz del contexto y el momento, parece absolutamente inevitable. Llegar a un gran acuerdo político con la oposición, diseñar un plan de ruta e invisibilizarse lo más posible, parecen una opción única de salida.

Veremos si el Mandatario lo entiende o persiste en un camino errado que puede terminar incluso peor que lo visto hasta ahora.

Retiro del 10% de las AFP

"Como gobierno nos ha tocado gobernar en tiempos extraordinariamente difíciles: el 18 de octubre, la pandemia..."
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Dada la situación política que actualmente estamos viviendo, el Presidente, Sebastián Piñera, ha decidido enfocarse en dos puntos clave; primero, voluntad de intención del Presidente de agilizar el proceso, dado el contexto socioeconómico del país, segundo, necesidad de avanzar con una profunda reforma de pensiones.

Nuestro gobierno tiene una posición muy clara y se ha querido impulsar tres iniciativas en forma simultánea.

Primero, proteger mejor a nuestra clase media que lo está pasando muy mal, que necesita ayuda y acompañamiento. Segundo, mejorar las pensiones y hacer una reforma estructural, una reforma de fondo a nuestro Sistema de Pensiones.

Y, tercero, recuperar y poner en marcha a nuestra sociedad, a nuestro país, así como también nuestra economía. Eso junto con la lucha contra el covid 19 que lidera el doctor y actualmente ministro, Enrique Paris, son grandes prioridades y preocupaciones por las cuales se está luchando desde hace mucho tiempo.

EL Gobierno también está firmemente comprometido con una profunda reforma a las pensiones, pero con un objetivo, mejorar las pensiones de todos los chilenos. Y éstas no son sólo palabras, fue nuestro Gobierno el que ya impulsó, y ya es una realidad, la primera etapa de la reforma a las pensiones que permitió mejorar las pensiones en hasta un 50% a 1 millón 600 mil chilenos y chilenas que eran los que recibían o la Pensión Básica Solidaria o el Aporte Previsional Solidario.

Pero sabemos que aún queda pendiente la segunda etapa, que ya está en el Congreso, que se estuvo muy cerca de un acuerdo con la Oposición que nos va a permitir mejorarles las pensiones también a las 800 mil personas que no estaban en el Pilar Solidario y que son básicamente las mujeres, la clase media y nuestros adultos mayores no valentes, pero que además le va a permitir mejorar las pensiones futuras de todos los trabajadores chilenos actuales. Ese es el objetivo principal, que todos los chilenos y chilenas puedan acceder a tener una mejor pensión a futuro.

Como gobierno nos ha tocado gobernar en tiempos extraordinariamente difíciles: el 18 de octubre, la pandemia del coronavirus, la recesión mundial, este clima enrarecido de descalificaciones, de falta de diálogo, de desprecio por los acuerdos.

En nuestra provincia tampoco se no ha hecho fácil, ha sido un periodo en donde hemos estado batallando con una serie de situaciones, todos esos son desafíos y los desafíos están para enfrentarlos.

María Bernarda Jopia

Gobernadora de El Loa