Loíno que estuvo conectado a ventilador y trasladado a Santiago: "Dios me dio una segunda oportunidad"
TESTIMONIO. Ignacio Ríos Hoyos estuvo 47 días hospitalizados y de ellos, 25 inconsciente, tras contagiarse de COVID-19.
El coronavirus es una enfermedad que provoca la muerte de miles de personas a nivel mundial y de varios centenares aquí en Calama, sin embargo - pese a la gravedad- son muchos más los que logran recuperarse y hoy están vivos para poder contarlo.
Uno de ellos es Ignacio Ríos Hoyos, de 68 años, quien estuvo 47 días hospitalizado; de ellos 21 en el Hospital del Cobre luego el 28 de junio, debido a la gravedad de su estado de salud, fue trasladado a la clínica Tabancura en Santiago donde permaneció 26 días internado. Además -entre su estadía en Calama y Santiago -estuvo 25 días inconsciente.
Ríos es un exchofer de camiones de extracción en el yacimiento de Chuquicamata y hoy maneja un pequeño emprendimiento de arriendo de minibuses para la minería, está casado con Virginia Espinoza, es padre de dos hijas y abuelo de cuatro nietos.
Cuenta que se contagió en su casa pues su yerno, que trabaja como guardia en una farmacia, contrajo el virus e infectó a toda la familia. Todos presentaron síntomas leves que desaparecieron a los tres días, menos Ignacio quien se agravó y el 7 de junio fue internado en el Hospital del Cobre.
Dice que estuvo dos días en una sala de observación del recinto médico a la espera de que hubiese una cama disponible en el área de pacientes Covid, el 9 de junio llegó a la cama de paciente crítico. "Ahí yo estuve un par de horas despierto y después, perdí el conocimiento y la verdad, es que no me acuerdo nada más".
Sí recuerda que, antes de quedar inconsciente, empezó a sentir cómo se desvanecía. "Fue como cuando se apaga el computador, se me empiezan a cerrar programas, las líneas y empecé a sentir que me iba apagando, apagando y de verdad que recé mucho y le pedí a Dios que me perdonara los pecados y a la final se me apagó todo y perdí la conciencia".
Ignacio Ríos despertó en Santiago el 3 de julio pasado.
De vuelta a la vida
La impresión de despertar en un lugar que desconocía provocó que Ríos volviera a desvanecerse, pero dos días después el doctor de cabecera le informó que estaba en la capital.
"Ahí me di cuenta que había perdido prácticamente un mes y el impacto fue fuerte, el saber que estuve un mes fuera de sí, y lo que más me impactó, fue que me acordé de mi familia, pensar que había dejado abandonada a mi familia un mes fue fuerte, me costó mucho superar ese impasse de saber de que estuve un mes de mi vida perdido", relató.
Tras ello comenzó un delicado proceso de rehabilitación para poder recuperar la movilidad de los músculos que se atrofiaron y las secuelas en la garganta, tras el mes en el que estuvo conectado a ventilación mecánica invasiva.
Esto también le provocó algunos problemas en el habla, por lo que se comunicaba con notas escritas en papel, tras varios días logró recuperar la voz.
Durante su estadía en la clínica santiaguina, Ignacio Ríos recibió la ayuda de un equipo multidisciplinario y recibía terapia tres veces al día. Actualmente poco a poco vuelve a recuperar la movilidad de su cuerpo, aunque todavía no puede caminar por sí solo.
"Me levanto y asistido por la tens (técnico en enfermería) así camino un poquito, pero no tengo la fuerza en los pies para caminar, así que me trasladan los tramos largos en silla de ruedas. De la cintura para arriba yo tengo mucho movimiento, pero pararme ya me es un poco mas dificultoso y caminar solo, camino tramos cortos porque la musculatura no me soporta", relató.
El proceso de rehabilitación es extenso y, según comentó Ignacio Ríos, deberá continuar a su llegada a Calama.
Apoyo
Ignacio, junto a su esposa Virginia, trabajan activamente en la Parroquia El Salvador que se ubica en el sector El Peuco de Calama. Ambos son parte del coro de la iglesia y además son catequistas matrimoniales donde realizan charlas para las parejas que están por casarse.
La noticia de su enfermedad provocó la preocupación de los fieles de la parroquia, quienes hicieron una cadena de oración en la que diariamente pedían a Dios por su recuperación.
"Mis familiares, mis amigos, la gente de la parroquia, todos se han portado muy bien porque creo que, gracias a que todo el mundo oró y pidió por mi, Dios me dio una segunda oportunidad, lo siento así como una segunda oportunidad como que hubiera muerto y hubiese revivido y la verdad que yo lo tomé así, cuando desperté le di gracias a Dios por esta segunda oportunidad", manifestó Ríos.
Quiso además resaltar el apoyo que recibió su familia mientras él no estuvo presente. "Tengo una familia y unos amigos que son un 7, todos ellos, durante mi ausencia apoyaron a mi familia y le prestaron apoyo económico , le llevaron cosas y todo para que no se sintieran desamparados (...) Estoy en deuda, tendré que agradecerles de alguna manera".
Reflexión
A la hora de la evaluación de todo este proceso, Ignacio también hace un mea culpa, pues explica que debido a su obesidad (110 kilos) y sus enfermedades de base (hipertensión y resistencia a la insulina), sumado al sedentarismo, tuvo que experimentar la fase más grave del COVID-19.
También hace un llamado a los loínos a que tomen consciencia de que el coronavirus es serio. "Es una enfermedad fea, es una experiencia que no se la doy a nadie, no es bonito, como testimonio decirle a la gente que se cuide".
Luego de un mes y medio fuera de su casa, Ignacio Ríos regresará este lunes 27 de julio a Calama, donde deberá permanecer al menos un mes sin poder recibir visitas. "Voy con un pensamiento para enfrentar la vida más positivo, contento, con hartas ganas de seguir participando, yo soy bien activo en la parroquia y como le digo yo estoy contento, feliz de haber podido superar esta etapa", señaló.
En tanto dijo que, lo primero que hará al llegar a su casa, será abrazar a su familia y tener una larga conversación, "porque necesito que me cuenten con detalle todo lo que perdí este tiempo".
"Ahí me di cuenta que había perdido prácticamente un mes y el impacto fue fuerte, el saber que estuve un mes fuera de sí".
"Es una enfermedad fea, es una experiencia que no se la doy a nadie, no es bonito, como testimonio decirle a la gente que se cuide".
28 de junio Ignacio Ríos fue trasladado desde el hospital de Cobre en Calama hasta la clínica Tabancura en Santiago.