Pueblo mapuche
Con todo el respeto que se merece el pueblo Mapuche, y estando de acuerdo con sus legítimas aspiraciones territoriales, me permito emitir mi opinión, basándome en las lamentables noticias, que vemos cada día en los medios de comunicación. El actuar de grupos mapuches, amparados en la oscuridad, está haciendo pagar a justos por pecadores, más aún, cuando algunos perjudicados, son de su propio pueblo. Muchos trabajadores, están sufriendo las consecuencias, tanto en lo personal como en lo material de tan irracional actuar. Comprendo su rabia e impotencia ante las injusticias, pero ¿por qué descargarla en personas o entidades ajenas al conflicto?
Jorge Valenzuela Araya
Condena
El ministro Jaime Arancibia Pinto, de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en 2016 condenó a 18 años y un día de presidio al general Héctor Orozco Sepúlveda por el asesinato de dos personas que estaban siendo trasladadas a la cárcel por una patrulla militar; hecho ocurrido en diciembre de 1973 cuando Orozco se desempeñaba como comandante del Regimiento Yungay de San Felipe; condena que fue rebajada a 10 años por las cortes superiores.
Dicho Ministro sin haberle acreditado delito alguno lo condenó porque, según reza la sentencia: "atendida su situación jerárquica, debió conocer y aún más, autorizar aquellas situaciones excepcionales como la ocurrida en autos, en que precisamente resultan dos personas muertas".
El general Orozco falleció recientemente estando privado de libertad, a los 93 años de edad, en pésimas condiciones de salud, tanto física como mental, y sin haber recibido indulto o beneficio penitenciario alguno.
Adolfo Paúl Latorre
Plebiscitos 1978 y 1980
El Plebiscito del 4-1-1978, fue para consultar por el apoyo o rechazo a la legitimidad del gobierno. El voto tenía impreso "Frente a la agresión internacional desatada en contra del gobierno de nuestra Patria, respaldo al Presidente Pinochet en su defensa de la legitimidad del gobierno de la República para encabezar el proceso de institucionalización del país". La forma en que se validó la participación en la actividad fue a través de cortar con tijera la punta del carnet de identidad a quienes votaron. La opción SI (apoyo) obtuvo 4.177.064 votos (78,7 %) y el NO logró 1.131.115 votos (21,3 %). La legitimidad de los resultados fue seriamente cuestionada pues no existían los registros electorales, ni garantías mínimas de transparencia, además de una fuerte censura a los medios de comunicación. El plebiscito del 11-9-1980, con participación obligatoria, la opción SI (apoyo) obtuvo 4.204.879 votos (67,04 %) y el NO logró 1.893.420 votos (30,19 %). Así se aprobó la Constitución de 1980, confirmándose en el cargo de presidente al general Augusto Pinochet. Los resultados fueron objetados por la oposición, por no existir registros electorales. El ex agente de la DINA y CNI, Jorgelino Vergara, ayudante de Manuel Contreras, detalla en un libro que, los uniformados y funcionarios públicos leales al régimen, recibieron orden de concurrir a votar varias veces para lograr aprobar de la Constitución de 1980.
Derico Cofré Catril
Impuesto a los súper ricos
La propuesta de establecer un impuesto denominado "a los súper ricos", descansa sobre una premisa falaz, consistente en que los ricos, no pagarían ya suficientes impuestos, por lo cual es necesario aumentar su contribución al erario fiscal.
Se suele olvidar, que en Chile tenemos un impuesto a la renta progresivo y por tramo, lo que significa que quien gana más, debe tributar más. Así, cada renta adicional que percibe una persona de altos ingresos, que está en el tramo más alto del Global Complementario, debe pagar 40% de impuesto, sea que se lo retengan de su sueldo o bono, o porque él debe pagarlo en su declaración anual de abril.
Lo anterior se suma a otros impuestos de carácter patrimonial, en los cuales quien tiene más, paga más, como ocurre con las contribuciones de bienes raíces y el impuesto a la herencia. En Chile, los más ricos, pagan más impuestos. Terminemos con las falacias.
Claudio Bustos
La Araucanía
Sr. Director, hace falta creencias políticas y socialmente convincentes, una biunívoca relación de hermandad entre el resignado y el exigente, pués el retraso social madurativo que estamos viviendo en la Zona de la Araucanía, es definitivamente un trastorno para el desarrollo, que aunque geográficamente localizado ostenta virar a otras regiones de País. Las maniobras distractivas de constante destrucción en la "Zona Roja" persiguen atraer la atención y desequilibrar su objetivo final, esto es, el Gobierno Regional y del País, en una anarquía y nihilismo desbordante como expansionista de envergadura.
Enrique A. Aravena