"Nos vamos a levantar y nos irá bien"
IDENTIDAD. La destacada empresaria de la entretención Rossana Vivaldi y su expectativa post-pandemia.
Dice que le va a faltar tiempo para agradecer todo lo que le dio Calama. Rossana Vivaldi Paredes (45), prevencionista de riesgos y una de las empresarias de la entretención más afamadas de la región reconoce que esta zona le dio todo. "Mis hijas -Javiera (15) y Antonella (11)- nacieron acá, pude realizarme profesionalmente y después como empresaria. Todo lo que conseguí se lo debo a esta tierra", dice la dueña de conocidas discoteques y pubs que cambiaron esa costumbre del loíno de irse cada fin de semana a buscar panoramas fuera de la ciudad.
¿Cuándo llegas a Calama?
Fue en octubre del año '99. Yo trabajaba en Asmar en Talcahuano y me vine a ver dónde vivían mis papás porque se habían venido por un proyecto en Calama, mis hermanos estudiaban acá. Y yo era la única que estaba afuera. Y me quedé trabajando primero en un servicentro y después entré a Radomiro Tomic, que es como el "sueño del Pibe" para todo el que llega a esta zona.
¿Y cuándo surge la empresaria de la vida nocturna?
Cuando yo vivía y trabajaba en Concepción también trabajé en pubs, lavando vasos, siendo mesera y hasta barwoman. Entonces, cuando unos ingenieros en la faena hablaban de traer la marca Kamikaze a Calama les dije que quería entrar. Hasta terminé siendo socia porque yo conocía el rubro.
¿Cambió mucho la bohemia y la noche de Calama con esa discoteque o era algo que venía de antes..?
Había una disco antes pero el hecho de que esta fuera con la misma marca de una franquicia que estaba en todo Chile ciertamente le anduvo subiendo el nivel a Calama y eso la gente nos lo decía. Ya no tenían que irse a Iquique o a Antofagasta para carretear porque acá venían los artistas famosos y el ambiente era bueno. Siendo una ciudad bohemia desde siempre, la gente de Calama valoró tener esas marcas de locales acá porque eran de prestigio.
¿Lo mismo con Murano?
Eso llega en un momento especial de mi vida porque yo dejé Kamikaze después de tres años, vendí mi parte pese a que al negocio le iba bien y volví a lo mío. Pero después tenía a mis hijas y pensaba que necesitaba más tiempo en la casa. Y en un viaje en avión me encontré con el dueño del casino que se instalaba en Calama, le hablé de poner una discoteque en el subterráneo en vez de la pista de hielo que pensaban inaugurar y me pidió un proyecto con una marca de franquicia. Allí fui a Santiago a pedir la licencia de Sala Murano y pude inaugurar acá.
Después empezaste con los pubs temáticos, con comida y en una ciudad donde no había. ¿Ha crecido el mercado de la entretención nocturna en Calama? ¿Te sientes pionera en eso?
Sí siento que hice, con mi gente que trabajo hace mucho tiempo y ha sido un pilar fundamental, que hemos logrado darle a la gente lo que necesita sin tener que irse a otro lado. Tiene que ver con conocer al calameño y sus necesidades. Este no es el pueblo feo que dicen algunos y ha ido creciendo y desarrollándose en panoramas. Pero mucho de eso tiene que ver con que los empresarios entienden que el calameño paga pero es exigente. Por eso es que me siento muy orgullosa de saber que aporté y fui pionera en eso de traer artistas o eventos hasta acá porque el público se merece una experiencia, cuando decide salir a pasarlo bien.
Te ha tocado ver el desarrollo de Calama en los últimos 20 años... ¿Qué nos falta por hacer?
Veo que en el último tiempo se ha ido generando esa necesidad de la gente de exigir más, de reclamar por mejores condiciones de vida. Porque finalmente, harto produce Calama y todo se va afuera. De todas formas, también hay que considerar que con el nuevo fenómeno del 7x7 y con la llegada de extranjeros en los últimos años, la población ha cambiado bastante y ese proceso de identificarse con la zona está en una reinvención.
A ti como ciudadana, qué te falta...
Necesitamos crecer en muchas cosas. Hay que mejorar la educación, hay poco espacio para hacer deporte, faltan muchas áreas verdes. Yo me voy al parque El Loa con las niñas y ellas patinan hasta donde pueden porque no hay otra parte donde ir. Faltan ciclovías para poder andar en bicicleta sin que te salgan a morder los perros que andan en las calles porque los abandonaron. Ese tipo de cosas. Para los niños, principalmente, porque los adultos tenemos en que entretenernos acá. Pero los niños no tienen esa variedad de oportunidades y pasan encerrados. Calidad de vida, tener una ciudad mucho más agradable y que le haga justicia a todo lo que produce la gente acá, porque tomar la decisión de venir a trabajar acá no es fácil. Pero tenemos un sol y un clima que nadie más tiene, hay mucho terreno para seguir haciendo cosas. En fin... Se puede avanzar mucho y esta es una zona que siempre va a entregar trabajo y oportunidades.
Cómo sueñas el Calama de los próximos años...
Me encantaría ver que se sigue diversificando en el mercado de la entretención y para eso, necesitamos recuperar y potenciar el centro de la ciudad. Con una plaza limpia, ojalá con lugares donde la gente pueda ir a degustar comidas y que no sean sólo schoperías. Subirle el nivel y que la gente no tenga que salir del centro para tener un rato de entretención porque hay muchísimo espacio para eso. El centro debe de la ciudad no se puede perder en farmacias o cadenas de comida rápida.
¿Esta pandemia va a afectar mucho a tu gremio? ¿O la reactivación será rápida pensando en que el público necesita volver a salir de sus casas?
Creo que al menos en un principio, la gente saldrá igual pero se volverá a casa más temprano. Pero no creo que el gremio decaiga. Nos vamos a levantar, un mes después que todo el resto del país. Viene buen clima y nos va a ir bien a todos. Hay clientela para todos acá.