Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Espectáculos
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Deportes

Las reflexiones locales a un año del estallido social de octubre

18 DE OCTUBRE. Antofagastinos coinciden respecto al origen del malestar: las desigualdades e injusticias sociales. La mayoría tienen esperanza en que el proceso constitucional ayudará a construir una sociedad mejor y más unida.
E-mail Compartir

El próximo domingo se cumple el aniversario del inicio del estallido social, una fecha que genera diversas reacciones respecto a las consecuencias que ha tenido para la sociedad chilena, pero que tiene una visión compartida respecto al origen del conflicto: las desigualdades e injusticias que persistieron durante décadas en Chile. En esta nota, antofagastinos de diversas áreas entregan su reflexión en torno a lo que significó para el país esta fecha que ha quedado marcada en la historia reciente.


Nos dimos cuenta de las inequidades

Lo que nos ha venido ocurriendo desde octubre, y también desde marzo con la pandemia, nos ha mostrado una visión del país muy distinta a la que teníamos hasta hace unos años, en que se han desnudado las inequidades y las grandes diferencias socioeconómicas que existen entre nuestras comunidades y que se reflejan en distintos ámbitos. Nosotros en la universidad lo palpamos, al tener que implementar una enseñanza online que ha reflejado que el acceso a las tecnologías no era para todos, donde muchos estudiantes tienen grandes dificultades para acceder a aprendizajes porque no tienen los medios para participar de ella. Con las cuarentenas también nos dimos cuenta que una gran cantidad de personas se sustenta diariamente y no dispone de una renta mensual que le permita quedarse en la casa. Yo diría que en estos meses adquirimos conciencia de las inequidades que tenemos como país, hoy nadie puede negarlo, ese el gran avance de este año, pero ahora tenemos que hacer algo. Corregir entre todos, porque este no es el problema de uno solo.


No tuvo colores, nadie se lo puede atribuir

No tuvo colores, nadie se lo pudo atribuir, ya que tuvo un sentir netamente ciudadano, me refiero al denominado estallido social del pasado 18 de octubre de 2019, un momento donde fueron los propios vecinos y vecinas, quienes pusieron la voz de alerta y salieron, la mayoría de forma pacífica, a manifestarse.

Cómo no recordar la marcha más grande, esa que congregó a más de un millón de ciudadanos como así también lo fue en nuestra querida Antofagasta, lugar donde miles también dijeron presente. En base a lo anterior, qué duda cabe, el plebiscito para elegir si Chile contará o no con una nueva carta de navegación fue solo uno de los temas que se logró instalar gracias a aquel episodio.

Pese a ello, aún falta, al día de hoy, los ciudadanos seguimos clamando por mayor igualdad social, por un mejor sistema de pensiones, de salud, educación, vivienda, salarios mínimos y, en general, por una calidad de vida realmente digna para todos y todas.


Nos dimos cuenta de que tenemos derechos

Fue algo importante porque gracias a eso hemos conseguido que el gobierno suelte algo, pero obviamente falta mucho todavía.

Por otro lado igual hubo pequeñas desventajas por ejemplo que algunos quedaran sin trabajos por los despedidos en el estallido.

Pero por mucho tiempo ocultaron las cosas y ahora nos dimos cuenta de todos los derechos que tenemos. Si tiene que ser así para que el gobierno nos escuche, tendrá que ser así.

Para mí todos son iguales en la política, es el mismo pueblo el que puede hacer que las cosas funcionen como nosotros mismos queremos.

Ignacio Pozo, Alcalde suplente

Gissela Martínez, dirigenta de campamento, Luis Alberto Loyola, Rector de la UA


Nos ayudó a encontrarnos y a romper el individualismo

Cumpliremos un año de lo que llamamos "estallido social", que nos llevó a salir de nuestro mundo personal para repensarnos en comunidad, encontrarnos y romper el cerco del individualismo.

Es largo el camino de nuestro descontento. Desde la marcha de los pingüinos del 2006, la marcha de los paraguas el 2011 y el movimiento No + AFP. Luego la pandemia nos llevó a refugiarnos, a abrazar la intimidad de nuestras familias. Esta doble pertenencia ha de dotarnos de la dulce y férrea mirada que necesitamos para enfrentar esta oportunidad de escribir una nueva constitucion que ponga al centro la plenitud humana y la naturaleza a la que pertenecemos .


El malestar fue penetrando hasta el alma

El "estallido social" fue una explosión social. Las explosiones se larvan soterradamente. El "malestar" de los chilenos fue penetrando desde la piel al alma. Bastó la gota que rebalsó el vaso: subió el pasaje de locomoción. ¡Todo subía menos los sueldos! Las ollas vacías tañaban por doquier, los múltiples abusos sociales, fermentados por las corrupciones también de cuello y corbata, la mercantilización de la vida fueron los pinchazos para este globo negro.

¿Triunfó la violencia versus los acuerdos políticos, los maquillajes a la Constitución? La violencia fue incendiaria, nos cuesta reconocer, proporcional a la violencia propinada a la dignidad humana: en salud, educación, vivienda, los guetos sociales, etc…

¿Podemos salir de un País llagado de murales de odios, de instituciones y comercios acorazados? Esperemos que tengamos una Constitución que su eje, su columna vertebral sea el bien común y sea carne en la vida nacional para que la dignidad sea nuestro justificativo de convivir.


Los avances han sido gracias a la calle

El estallido ha significado un avance a los derechos que hemos exigido por tantos años, y que muchas veces han sido vulnerados. Por más de 30 años se han pedido cambios, pero la clase política no ha tenido la voluntad de poder avanzar en esos temas, con proyectos de ley que nos beneficien a todos y no solo a la elite. A casi un año para el país creo que el estallido significó un cambio muy importante, porque se ha visto que las personas comunes, sobre todo las más vulnerables se han empoderado en las calles. Todo gracias a esos estudiantes que comenzaron esto evadiendo en el metro.

La gran mayoría despertó, porque nos vimos reflejados en esa juventud que fue insistentemente pisoteada. Creo que todo lo que se dice y hace por el bien de nuestro país, tiene que tener un fin. Salimos a la calle por la desigualdad. Nuestros abuelos que necesitan pensiones para su vejez, no pudieron salir a protestar, así que nos corresponde a nosotros seguir en esto. Ahora también se ha visto que la clase política ha tenido más voluntad. Eso ha sido gracias a la calle.

Myrna Palma, dirigente APRUSS, Ruth Seeman, dirigente social


El estallido mostró la incapacidad del sistema

El estallido social vino a develar la incapacidad del sistema institucional de resolver los problemas cotidianos acumulados por muchos años, como salud, educación, colusión, vivienda, desigualdad, mujeres violentadas, corrupción. Eso es profundamente válido, el aprovechamiento de los partidos políticos y la violencia en las calles no tiene nada que ver con el alma del estallido.

La desigualdad es una realidad que ha existido siempre, nuestra región es testigo de ello, la brecha de quién trabaja en minería y quién no; una crisis social más una pandemía develaron que la desconexión entre quienes toman decisiones y las personas es muy profunda.

Pedro Aranda, Corporación Gen, Irina Salgado, Periodista