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partidos de la coalición?

-Efectivamente estas tres sensibilidades están repartidas en proporciones similares en los tres principales partidos de "Chile Vamos", lo que fue uno de nuestros principales hallazgos. Podríamos por lo tanto decir que se trata de una diversidad en la uniformidad, lo que constituye un capital importante para la coalición, pues muestra un potencial de renovación, minoritario pero relevante, pues abarca un tercio de los dirigentes, con a la vez una mayoría que sigue adhiriendo a las tesis subsidiarias. Estas diferencias no son superficiales, puesto que involucran visiones distintas en relación a las políticas redistributivas. Su peculiaridad es que todos los partidos cuentan con díscolos en relación a las posturas dominantes: Desbordes en RN, Lavín en la UDI, entre otros. Por ahora, el progresismo de Evópoli parece expresarse más visiblemente en el eje sociocultural a través del apoyo al matrimonio de personas del mismo sexo o al haber empujado la Ley de Identidad de Género con la que sintonizó el gobierno, pero existía también en ese partido al momento de nuestra encuesta el mismo porcentaje de solidarios.

-En el libro señala que las coyunturas de crisis suelen favorecer la radicalización política, refiriéndose al "estallido social". ¿Ocurrió así?

-Las coyunturas críticas, como el momento en el que nos encontramos desde octubre pasado, son por definición inestables e intensas en el sentido de abrir ventanas de oportunidades para que diferentes tipos de actores irrumpan en el juego político, muchas veces desde lo que los teóricos de la acción colectiva llaman la "política contenciosa", que permite introducir nuevos temas e ideas en las agendas públicas y se expresa a través de acciones, a veces violentas (huelgas, marchas, actos de desobediencia civil e incluso insurrecciones o revoluciones). A su vez, el poder constituido, si no ha logrado leer adecuadamente y encauzar el malestar, termina desbordado por esas acciones a veces muy disruptivas. Las posiciones políticas radicales, los extremos, estimulan a su vez la polarización. Ese deterioro gradual de la convivencia democrática puede por supuesto suceder en países conducidos por actores políticos moderados.

-Otras crisis, como la sanitaria, ¿pueden acentuar la radicalización o adormecerla?

-Por un lado, se adormeció debido a la contingencia sanitaria, pero relegando la protesta a un estado de latencia, que puede reactivarse en cualquier momento, con la reaparición de formas de acción violenta. Nuestro desafío como sociedad consiste en lograr canalizar ese malestar por la vía del plebiscito constitucional, desacreditando todo tipo de discurso y acción que no reconozca ese mecanismo como una forma pacífica y democrática de resolución del conflicto. Por otro lado, la crisis sanitaria puede acentuar la radicalización, pues se acompaña de una crisis económica, que se suma a la crisis social que estalló en octubre pasado. Esta coyuntura extraordinaria obliga al gobierno no solo a dar muestras de su capacidad de gestión, sino de su capacidad de conducción política.

-¿Indica algo que los presidenciables con mayor aceptación sean figuras no particularmente de centro: Lavín y Jadue?

-Lavín es todo menos una figura polarizante. Al contrario, la moderación programática de la derecha desde fines de los años 90 debe mucho a su capacidad de leer la realidad y adaptarse, dejando de lado el dogmatismo. A partir de la elección de 1999-2000 la derecha empieza con Lavín a hablar de la necesidad de expandir el Estado de Bienestar. Busca crecer hacia el centro y constituirse en una opción electoral mayoritaria. Mientras Lavín encarna la superación del clivaje izquierda-derecha, y demuestra así entender que el tipo de conflicto que irrumpe en el estallido social tiene poco que ver con esa partición tradicional de la política, Jadue tiene una propuesta más ideológica, marxista ortodoxa. Sin embargo, ambos tienen en común el hecho de ser alcaldes realizadores, que rompen con las figuras de las élites políticas tradicionales por su conexión territorial y mayor cercanía con los problemas reales de la gente. Varias encuestas muestran que son los alcaldes quienes gozan de un mayor respaldo de parte de la opinión pública. En la derecha, las primeras voces que levantaron su parecer disidente respecto al rumbo económico y también político del gobierno, tanto durante el estallido social como durante la pandemia, fueron los alcaldes. Forman parte de los "solidarios" de nuestra encuesta. Lo llamativo es que, hasta la fecha, las encuestas muestran que es la propuesta más moderada, la de Lavín, la que obtiene la preferencia de la ciudadanía.

-¿Qué significó para el sector la entrada en escena de José Antonio Kast?

-La irrupción de José Antonio Kast tensiona a la coalición, considerando que "Chile Vamos" alberga también un polo centrista, con más probabilidades de lograr construir una mayoría social, política y cultural en el Chile que viene, que un programa de derecha radical. El hecho de que la coalición cuente también con posiciones más ortodoxas en relación a la defensa del modelo económico y a la Constitución vigente, aunque estas posiciones se hayan debilitado, permite neutralizar por ahora la opción de crecimiento de Kast.

-¿El "estallido social" les dio la razón a los "solidarios"?

-Sin duda. Los solidarios han demostrado una mayor capacidad de sintonizar con las demandas sociales. Pero si adherimos a la tesis de que las protestas se explican por la paradoja de la modernización, el estallido social no implica necesariamente una derrota de los subsidiarios, sino demandas de una versión más justa del liberalismo. Es lo que parecen indicar las encuestas de opinión cuando muestran que los chilenos piden una mayor presencia del Estado en la economía para proveer derechos en pensiones, salud y educación pero valoran a la vez la economía de mercado. Si esta tesis es la correcta, se trataría de encontrar un punto de convergencia entre libertad económica y justicia social, una de las propuestas de lo que llamamos en el libro el "liberalismo renovado" de Evópoli.

-¿Quiénes podrían ser "solidarios" en la UDI? ¿Lavín, por ejemplo, que se ha declarado socialdemócrata?

-Las posiciones solidarias son siempre las más moderadas tanto en materias redistributivas como en relación a las cuestiones valóricas, incluido el cambio a la Constitución. Los solidarios en la UDI son por lo tanto quienes adoptan las posiciones más centristas sobre esos temas. En varios países, la derecha se ha apropiado ciertas tesis de la socialdemocracia (Merkel tomó por ejemplo medidas para acercarse a los sindicatos, planteó la reducción de la edad de jubilación para ciertos sectores…), por lo que las declaraciones de Lavín no deberían sorprender, teniendo en cuenta además sus propias posiciones desde que disputó la presidencia en 1999-2000.

-Los temas valóricos, ¿han sido desplazados en importancia en la división entre posturas de la derecha?

-El liberalismo cultural es lo que diferencia fundamentalmente a Evópoli de sus socios de coalición, salvo en lo que respecta a la "despenalización" del aborto a la que los dirigentes de ese partido se oponían también mayoritariamente en 2016. Para crecer hacia el centro y reconectarse con sociedades cada vez más liberales en el ámbito moral, la derecha en el mundo tendió a optar por una renovación en el eje sociocultural. Sucedió, entre otros, con el partido conservador británico durante Cameron. Incorporó a su agenda nuevos temas como el matrimonio de personas del mismo sexo o la protección del medio ambiente. Pero esto no tocó los fundamentos del liberalismo económico. Al revés, se puso el énfasis en la sociedad civil más que en el Estado cuyo rol se buscó reducir fomentando el asociativismo y al voluntariado con un foco de transferencia del poder desde el nivel central hacia el local. Actualmente en Chile lo que está en juego es la renovación de la derecha en el eje redistributivo, lo que plantea desafíos de otra envergadura a la coalición, pues implica realizar cambios estructurales haciéndose cargo de las demandas sociales.

-Evópoli había adquirido tras el estallido cierto protagonismo, con Blumel y Briones, pero el cambio de gabinete puso al UDI Víctor Pérez en Interior. ¿Cómo debe interpretarse?

-El cambio de gabinete respondió a la necesidad de reordenar la coalición para evitar una crisis de gobernabilidad. Contribuyó por cierto a reestablecer ciertos equilibrios entre las diferentes sensibilidades permitiendo que la representación de Evópoli en el gabinete sea más acorde a su peso real. También buscó reconciliar al gobierno con los sectores más duros de la derecha que desde el estallido social en adelante tendieron a dejar solo al Presidente, con consecuencias negativas para la coalición de gobierno.

-¿Puede "desactivar" a una figura el estar en el gabinete? Mario Desbordes, quien había tenido fuerte presencia conectando con las demandas sociales, la ha perdido al ser ministro de Defensa…

-El Ministerio de Defensa efectivamente no suele ser un lugar desde el cual se habla mucho de política interna. Pero en el contexto particular del plebiscito hay que recordar que son las Fuerzas Armadas las que vigilarán el proceso completo, lo que otorga al ministro un rol clave e histórico.

-¿Qué significa el proceso constituyente para la coalición "Chile Vamos": una prueba que hará más fuerte su unión, un aviso de divorcio, un altibajo más?

-En ningún momento el proceso constituyente ha polarizado a la coalición en torno al clivaje autoritarismo-democracia. Ambas posturas han sido presentadas desde el principio como legítimas, incluso con la idea del "Rechazar para reformar", que instala la idea de que nadie se cierra a algún grado de revisión de la Constitución.

-¿Cambiará el resultado del plebiscito las posiciones relativas de las sensibilidades que identificaron dentro de los partidos?

-Es probable que se siga reforzando la sensibilidad solidaria, dependiendo del resultado de las elecciones de convencionales constituyentes de abril próximo.

-¿Podrá la derecha avanzar en reformas contrarias a su programa tradicional, como pensiones o salud?

-Ya lo está haciendo con la idea de pensión universal a la que cualquiera podría acceder sin necesidad de haber contribuido, que extiende al 85% de la población más vulnerable los beneficios de la Pensión Básica Solidaria o a través de los cambios estructurales a las AFP. Estas decisiones reflejan en parte la sensibilidad solidaria presente al interior de la coalición.

Stéphanie Alenda cree que la crisis sanitaria adormeció la radicalización de fuerzas, pero que la violencia puede volver a incrementarla.

"En Chile está en juego es la renovación de la derecha en el eje redistributivo, lo que plantea desafíos de otra envergadura a la coalición, pues implica cambios estructurales haciéndose cargo

de las demandas sociales".

"Las posiciones políticas radicales, los extremos, estimulan a su vez la polarización. Ese deterioro gradual de la convivencia democrática puede por supuesto suceder en países conducidos por actores políticos moderados".