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Fundación de Antofagasta

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En la ruda y novelesca historia que es el origen de Antofagasta, octubre es de gran importancia. Es consenso entre la mayoría de los historiadores que el último trimestre de 1866 fue cuando Juan López se radicó aquí en pos de su aventura cuprífera.

El acto es relevante pues genera el poblamiento continuo del sitio. Pero hay que recordar que los habitantes originarios no solo circularon por estos lares en forma transitoria, pues hay evidencia de asentamientos más o menos estables y cementerios en toda la costa. Sin embargo, es Juan quien inaugura el "habitar" moderno, y este acto se convierte en símbolo de un nacimiento. Así aparece "Peña Blanca".

Pero la historia es más compleja. Al momento de la radicación de Juan López, la caleta ya está comprometida por el Estado que regenta estos parajes para ser entregada a otro negocio: el salitre. Desde septiembre existía el convenio entre el gobierno y nuevas figuras: José Santos Ossa y Francisco Puelma. Ossa, sempiterno explorador del Atacama histórico y que ha pasado por aquí, como muchos, llega en diciembre para comenzar su trabajo. Al año siguiente, en Coloso, Carabantes explota minas y habilita su caleta. La empresa salitrera de Ossa toma vuelo y eso genera tal migración que el gobierno intenta tomar algo de control, y así es como el 22 de octubre de 1868 -lo que está avalado por la documentación tradicional del caso- se lleva a cabo la fundación de La Chimba. Es cierto que se 'funda" un pueblo que ya ha nacido, pero ello marca una formalidad trascendental, incluyendo la creación de un plano para vender terrenos. Antes solo ha habido fiscalizadores. Este acto ha sido desestimado por la mayoría, quizás por motivos nacionalistas que no tienen cabida si hablamos de la historia de nuestro territorio, más allá del cambio de mano entre países, estados o imperios.

Recordemos a Juan López y José Santos Ossa, nuestros cimientos, pero también a quienes "dieron papeles" a este pueblo: Taborga, Viscarra, Vidaurre, Ondarza, Pinto, Prada y, querámoslo o no, Melgarejo.

Patricio Espejo Leupin, Geólogo e investigador independiente