Nueva Constitución: Tres juristas loínos adelantan la eventualidad de cambiarla
PLEBISCITO. La histórica votación de hoy decidirá si la carta fundamental vigente se mantiene o se modifica. Pero qué se cambiaría y cuáles son sus probabilidades de éxito: Los expertos opinan.
Las cartas están echadas y esta noche, Chile sabrá la voluntad soberana sobre el destino de la actual constitución política. La idealización de la propuesta de cambiar el sistema motiva a muchos y genera discusión en otros. Pero, ¿qué tan probable es la materialización del éxito en caso de que se imponga la opción de alterar la carta fundamental?
Hay algunos mitos sobre el eventual proceso de cambio de la principal estructura o marco legal que los expertos se encargan de ir despejando del camino. "No es la panacea y hay que entender es la apertura de puerta al debate y no que de golpe se vaya a cambiar el país en 180° grados", admite el abogado Luis Patricio Villaseca, quien lleva meses participando de conversatorios sobre las variables reales que se discutirán en el futuro.
El abogado y litigador Gonzalo Vivaldi también pone paños fríos al futuro que se podría enfrentar a partir de la próxima semana. "Si gana el apruebo, los ciudadanos podrán elegir a las personas redactoras de la constitución que no necesariamente son personas instruidas en el tema, como abogados, cientistas políticos, entre otros a fines, Más bien estará conformada por una variedad de personas de distinto pensamiento político y de profesiones u oficios diversos. Pero ese es un proceso largo", explica.
El decano de la carrera de derecho de la Universidad de Aconcagua, Manuel Pimentel tiene una visión más bien contraria al entusiasmo reinante en la población.
"Es muy probable que existan problemas, pero no se sabe la forma en qué se van a resolver; seguramente algunos tendrán planeado imponer coactivamente sus posturas radicales (amparados en la ausencia de convicciones de la clase política) e impedir que este proceso llegue a buen puerto en el sentido de lograr una Constitución democrática: no va a existir una reglamentación que permita expulsarlos del proceso".
Lo que cambia
En el escenario de que efectivamente se vaya a ejercer una transformación de la Constitución Política instaurada en plena dictadura militar, los ejes de la discusión deben ordenarse.
Según Patricio Villaseca, hay cierta desinformación y eso en parte es culpa de los mismos sectores políticos. Sin embargo, aboga por "aumentar derechos sociales, ampliar su aplicación como educación y salud, constitucionalizar la protección a la jubilación, los derechos de agua e incluso el reconocimiento de los pueblos originarios, más allá de lo meramente territorial. Las atribuciones del cargo presidencial se tomará la discusión política. La regionalización será tema fuerte e incluso no descarto que aparezcan algunos hablando de estado federal que no llegarán a buen puerto".
Gonzalo Vivaldi cree que el proceso puede ayudar a acortar la brecha de las desigualdades. "Mucho se discute sobre la necesidad de profundizar a nivel constitucional en materia de Derechos Sociales y Económicos, los cuales hoy están débilmente consignados. Hay derechos que ni siquiera están mencionados: derecho al trabajo y a la vivienda. En el caso del derecho a la seguridad social se garantiza el libre acceso al mismo pero no se garantiza el derecho sustantivo en sí mismo. También podrían incorporarse nuevos derechos como el derecho al agua, nace una oportunidad para el Estado de realizar el tan anhelado reconocimiento a las etnias o pueblos indígenas".
Pimentel, quien no ve con buenos ojos el proceso y lo define como la suma de intenciones políticas más que sociales asevera que "seguramente se apuesta a introducir subrepticiamente un proyecto previamente elaborado por juristas afines a sus ideas (se me ocurren Fernando Atria y/o Jaime Bassa) para mostrar una propuesta adecuada a sus intereses. Dudo que una situación como esa pueda permitirse; no se puede se obsecuente en términos tan superlativos", agregando que "solo esperaría que al menos incluya las dos cuestiones básicas que toda Constitución exige: Separación de poderes y respeto de los derechos de las personas. La política ficción es muy peligrosa, porque el error puede ser muy grande. Las ideas son atractivas, pero son solo ideas, la realidad es mucho más compleja".
Precedentes
Es cierto que en Chile, el proceso de votación para definir el futuro de la constitución es inédito. Pero no por ello, desconocido. No sólo por las constantes discusiones que han generado alteraciones en décadas pasadas sino porque el cambio parcial o total es un tema que tiene antecedentes cercanos y en otros continentes.
Villaseca detalla que "las experiencias en Europa son más exitosas y concluyentes. Lo que se puede ver en sociedades como la francesa o la holandesa habla de tener una constitución que va de la mano con los cambios que su propia sociedad va viviendo. La modernización se da por las necesidades del hoy. En Latinoamérica hay antecedentes más bien de fracaso".
Vivaldi subraya lo mismo. "Venezuela entre los años 1998- 1999 y Ecuador en el año 2008 considerados por la opinión pública mundial, como ejemplos cuestionables en el contexto de las democracias modernas, en ambos casos se utilizó la Asamblea Constituyente para favorecer al Gobierno de turno. También en Bolivia en el año 2006, en que la Asamblea Constituyente se conformó por fuerzas políticas del gobierno de Evo Morales en su gran mayoría, determinando así que la Asamblea era soberana por encima de los poderes establecidos en la constitución y los acuerdos se tomaron con un quórum de mayoría simple y no de dos tercios como se exige legalmente, resultando un caos en el vecino país" recuerda.
Manuel Pimentel repasa momentos similares en otros países. "No existe una fórmula única para abordar este asunto. La mayoría, sin embargo, en Latinoamérica ha optado por asambleas constituyentes. Tenemos el ejemplo de Colombia, Bolivia, Ecuador y Venezuela. En Europa Islandia y Suiza. Sólo en el caso de Venezuela y Ecuador resultó cuestionable la forma en que se abordó el proceso. Suiza e Islandia no han tenido problemas en su aplicación porque se trataba más bien de un ajuste de forma de vida y se mantuvieron más o menos en las mismas condiciones. En cambio, en Latinoamérica estos procesos no han mejorado las condiciones de vida de los ciudadanos".
Manuel, Pimentel
Abogado y académico de la U. Aconcagua.
"En Latinoamérica, estos procesos constituyentes no han mejorado las condiciones de vida de los ciudadanos".
Luis Patricio Villaseca
Abogado y académico
"La franja ha presentado información precaria y los partidos políticos se han centrado en una discusión cosmética"
Gonzalo, Vivaldi
Abogado y diplomado en litigación
"La actual Constitución carece de legimitidad fundacional porque emana de una junta militar y sin estándares democráticos".