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La odisea de una nave terrícola en el interior de un cometa

Estudio describe la accidentada llegada del módulo Philae al cometa "Chury", en 2014, y los hallazgos que permitió realizar, como dejar al descubierto hielo de 4.500 años de antigüedad. Es la única misión que ha orbitado uno de estos cuerpos.
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Philae, el módulo de exploración de la sonda Rosetta, tuvo una accidentada llegada, en 2014, al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Un estudio describe uno de los lugares en los que rebotó el aparato, cuya forma recuerda a una calavera y su interior es de hielo blando, semejante a pisar nieve en la Tierra.

La investigación que publicó esta semana Nature, encabezada por Laurence O'Rourke de la Agencia Espacial Europea (ESA), demandó tres años de trabajo para localizar el segundo sitio de aterrizaje de Philae hasta que llegó a su emplazamiento final.

El módulo, del tamaño de una lavadora, descendió sobre "Chury" en noviembre de 2014, pero su llegada no fue sencilla pues rebotó en el lugar donde tenía previsto posarse, la región de Agilkia, se embarcó en un vuelo de dos horas, durante las que chocó contra el borde de un acantilado y se precipitó a un segundo lugar de aterrizaje para acabar deteniéndose en la región de Abydos.

Hasta ahora, el segundo lugar de aterrizaje era un misterio, que ha desvelado el equipo dirigido por O'Rourke, quien señala que localizar ese sitio era importante, porque los sensores del módulo indicaban que había penetrado en la superficie del cometa.

Eso significaba que "muy probablemente" habría expuesto el hielo primitivo existente por debajo, lo que les permitiría acceder "a hielo de miles de millones de años de antigüedad, algo impagable".

Un equipo de científicos e ingenieros de la misión reunió los datos de los instrumentos de Rosetta y Philae para localizar y confirmar el lugar de aterrizaje "perdido".

Diversos análisis de los datos revelaron que Philae permaneció casi dos minutos en el segundo lugar de aterrizaje, durante los que chocó, al menos cuatro veces, contra la superficie y dejó signos claros de su paso por ese lugar, explicó a Efe O'Rourke.

Es una región grande, con acantilados y muchas rocas formadas por hielo y polvo, donde el apartado impactó contra dos de ellas que recordaron al investigador la forma de una calavera vista desde arriba, por lo que decido llamar a la zona cresta de la calavera, cuyo ojo derecho fue hecho por la parte superior del módulo.

Cometa esponjoso

Una de las huellas más llamativas dejadas por Philae fue cuando se hundió, unos 25 centímetros, en el lateral de una grieta, que cortó "como un cuchillo" y dejó al descubierto hielo de unos 4.500 años de antigüedad.

Los expertos detectaron allí una zona brillante de 3,5 metros que era ese hielo. Aunque en el momento del aterrizaje estaba en su mayor parte a la sombra, el Sol le daba de lleno cuando meses después se tomaron las imágenes y brillaba más que el resto, porque no había estado expuesto con anterioridad al entorno.

El estudio también proporciona la primera medición "in situ" de la suavidad del interior de polvo y hielo de una roca del cometa. El hecho de que Philae chocase con el lateral de la grieta permitió llegar a la conclusión de que esta mezcla de polvo y hielo de miles de millones de años de antigüedad es "extraordinariamente suave, más esponjosa que la espuma de un capuchino", algo parecido "a pisar la nieve en la Tierra", ilustró O'Rourke.

El estudio también permitió calcular la porosidad de la roca (el espacio vacío que existe entre los granos de polvo y hielo del interior), que alcanza alrededor del 75%, en línea con el valor medido en otro estudio anterior para la totalidad del cometa.

Este mismo estudio mostró que el cometa presenta un interior homogéneo, lo que implica que las rocas representan el estado general de su interior cuando se formó.

Comprender la dureza de un cometa "es fundamental para futuras misiones de aterrizaje" y que este presente un interior tan blando "constituye una información muy valiosa a la hora de diseñar mecanismos de aterrizaje y los procesos mecánicos que podrían necesitarse para recuperar muestras", indicó en un comunicado Matt Taylor, científico del proyecto Rosetta.

En reposo

La azarosa aventura de Philae en el cometa "Chury" la llevó a acabar en un lugar de sombra, donde no podía recargar sus baterías por lo que, tras 57 horas, entró en reposo, después de transmitir valiosa información científica.

Mientas, Rosetta siguió adelante con su misión orbitando el cometa, que se prolongó hasta septiembre de 2016 cuando se posó sobre él y se desactivó.

O'Rourke está convencido de que Rosetta seguirá siendo fuente de nuevo conocimiento y "no hay duda de que dará sorpresas", pues existe "muchísima información" en los archivos de la ESA de la que "saldrán muchos artículos científicos", pues es la "única misión que ha orbitado un cometa".

interior del cometa "chury" captado por el módulo philae.

2014 fue el año en que el módulo espacial Philae aterrizó en el cometa "Chury", logrando, accidentalmente, un registro que recién esta semana fue develado por científicos.

Estudio: ventaja equipos locales se reduce a mitad con la pandemia

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El investigador del Departamento de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Alicante (UA), el español Carlos Cueva, realizó un estudio para evaluar el efecto de estadios vacíos en el fútbol durante la pandemia y afirma, en función de los datos extraídos de las grandes ligas, que la ventaja de los equipos que juegan como locales se ha reducido a la mitad.

"Antes del cierre de estadios al público, el equipo local ganaba un 45% de los partidos frente a un 29% del visitante, una diferencia de 16 puntos porcentuales. Tras el cierre de estadios, pasa a ser un 41% de victorias locales y un 33% de visitantes, una diferencia de 8 puntos porcentuales", explica Carlos Cueva.

Todos estos datos están reflejados en el artículo "Animal Spirits in the Beautiful Game. Testing social pressure in professional football during the covid-19 lockdown" (Espíritus animales en el hermoso juego. Probando la presión social en el fútbol profesional durante el covid-19).

Otro de los resultados significativos de la investigación es la diferencia entre el número de tarjetas que recibe el equipo local y el visitante. "El periodo de pandemia es el único en el que los árbitros no castigan más a los visitantes que a los locales", señala el economista.

"Con público, al equipo visitante le pitan un 3% más de faltas y le sacan un 17% más amarillas y un 33% más rojas que al local. Tras el cierre de estadios, estas diferencias, que eran estadísticamente significativas desaparecen", añade el investigador de la UA.

230 mil partidos

Según los datos recopilados por Cueva, el equipo que juegue de local tiene 4% menos de posibilidades de ganar que antes de la pandemia, y su rival 4% más.

Para llevar a cabo el estudio Carlos Cueva, con la ayuda del estudiante de la Universidad de Alicante Ignacio Mas, recopiló datos de más de 230.000 partidos desde 1993 hasta 2020 de 41 ligas y 30 países.

"Se han comparado las proporciones de victorias, empates y derrotas, y los promedios de faltas y tarjetas de los equipos locales y visitantes antes y después de la pandemia", explica Cueva.

"Además, en el análisis estadístico, controlamos otros factores potencialmente relevantes como el calendario liguero, la temporada, o si el cierre de estadios es total o parcial", sentencia Carlos Cueva.

messi como visita en turín, con gradas vacías, ante juventus.