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ITL: actores regionales en suspenso

"Es un proyecto estratégico que los principales actores y comunidad regional esperan seguir siendo sus protagonistas". Marko Razmilic, Presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta
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Han pasado siete meses desde que la fase Request For Proposal (RFP) de la licitación internacional del Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), impulsada por CORFO, entró a su etapa de evaluación, la cual se ha extendido en forma indefinida en el marco de pandemia que todos conocemos. Tras siete meses de suspenso, tenemos la convicción de que la propuesta liderada por la UCN, UA, AIA, Alta Ley, universidades nacionales y centros internacionales, permitirá hacer realidad con nuestras propias competencias el cambio que necesitamos para nuestra región, y pasar de una reactivación a una revolución tecnológica productiva que nos permita dar un salto estratégico en el desarrollo de nuestra región y país.

Hoy, en el proceso de normalización económica y social, y con un progresivo desconfinamiento de nuestras comunas, vale la pena recordar en qué consiste esta iniciativa, que significará un aporte basal de U$D192MM en 10 años, provenientes del acuerdo CORFO-SQM. Se trata de una licitación que busca instalar en la Región de Antofagasta un centro tecnológico que transformará a la zona norte del país en un referente mundial para el mercado de la exportación de hidrógeno verde hacia 2030, pudiendo abastecer a otros países en la senda del combate al cambio climático y la utilización de energías renovables. Esto conllevará que nuestra región sea el epicentro de un salto tecnológico que nos permitirá además desarrollar conocimiento aplicado en torno al litio, sales, energía solar y minería verde, impactando de forma irreversible en el desarrollo de nuestro capital humano calificado.

Ya en 2018, junto al intendente de la época y los rectores de la UA y la UCN firmamos un memorándum de compromiso para crear un consorcio regional, nacional e internacional para participar en la licitación del ITL y que este no sólo se instale en el territorio, sino que además sea ejecutado por su propia comunidad. Así nació la Asociación para el Desarrollo del Instituto de Tecnologías Limpias (ASDIT), que hoy compite por la adjudicación del centro, estando conformada por las 11 más importantes universidades del país la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA) y la Corporación Alta Ley, contando con el apoyo de empresas energéticas, mineras y de centros internacionales de investigación tales como el Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization de Australia, y la Fundación Fraunhofer Chile Research, y otras 40 entidades asociadas de todo el mundo.

Este futuro centro del conocimiento, descentralizado y aplicado en el corazón del Desierto de Atacama, cuna de recursos fundamentales para la civilización moderna, es un proyecto estratégico que los principales actores y comunidad regional esperan seguir siendo sus protagonistas.

La decadencia en la política nacional

Resulta impresionante que tengamos una clase política casi exclusivamente enfocada en el pasado, en lo que fue, y sin ideas o propuestas, para el futuro. Es evidente que para una democracia más sana se requieren los partidos, pero estos hoy no parecen dispuestos a colaborar; tampoco proponen ideas, es decir, solo parecen interesados en sumar poder.
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La caída del ministro Víctor Pérez Varela es una señal más del paupérrimo estado en que se encuentra el gobierno, lo que puede resumirse en tres o cuatro cosas fundamentales: sin agenda, sin capacidad de contención y defensa, sin credibilidad, todo en medio de la pandemia más grande del último siglo y la crisis social y política más compleja desde el regreso a la democracia.

¿Fue sorprendente el resultado del ministro del Interior? No. Horas o días antes el destino parecía escrito y es el resumen del presente de un país dividido entre un ejecutivo presionado, con cada vez menos margen de maniobra, y una oposición diluida y más preocupada de hacer daño que aportar. Parece inconsciente del difícil momento que vive, no la coalición de gobierno, sino la estructura del poder en conjunto.

Sorprende mucho esa liviandad de observación, más propia de infantes que de liderazgos políticos. Si la oposición cree que gana algo, se equivoca rotundamente. Hay en este caos una ganancia utilitaria para grupos que no aceptarán nada de nadie, incluyendo a la centroizquierda formal que trata de apropiarse y empatizar con el malestar ciudadano, en condiciones que la madurez exigiría conducción del desborde y no la agudización del mismo.

Es la decadencia (pérdida progresiva de la fuerza, intensidad, importancia o perfección) de una clase política ramplona, mínima, movida por pequeñeces y empobrecida de ideas.

Otro ejemplo es el posible segundo retiro del 10% de los fondos de pensiones, algo definitivamente malo para las personas, que muy apremiadas por la incapacidad del gobierno para ofrecer una ayuda consistente, tienen pocas opciones, mientras la oposición parece más preocupada de dar un golpe a las AFP, que tener una genuina preocupación por el asunto.

Las consecuencias se pagan caro y el cúmulo de años deteriorando la democracia está aquí a la vista, con ejemplos palpables que solo anticipan que Chile seguirá viviendo días muy oscuros y peligrosos por mucho tiempo si es que no hay apuro por conseguir acuerdos y mirar los objetivos del futuro.

Nuestra paz

"Hoy es necesario hacer brillar la luz de Dios en nuestros corazones, para demostrar que somos verdaderos representantes del Príncipe de Paz".
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"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." (San Juan 14:27) Que gratificante es oír estas palabras en boca de nuestro Señor Jesucristo. Que necesarias oírlas hoy, sobre todo en los momentos difíciles que nos toca vivir. Los cristianos nunca debemos olvidar que: nuestro Dios es un Dios de Paz (2 Corintios 13:11); nuestro Señor Jesucristo es Príncipe de Paz (Isaías 9:6) y seguir la paz con todos y la santidad, son características con que el Espíritu Santo reviste a cada hijo de Dios (Hebreos 12:14)

Cuando nuestro Señor Jesus recalca en las bienaventuranzas que los pacificadores serán llamados hijos de Dios (San Mateo 5:9) no le habla a una generación exenta de problemas. Había abuso, desigualdad, maltrato hacia los más débiles, clasismo, nacionalismo, etc. Pero allí, en medio de esa sociedad tan injusta, los creyentes son exhortados a vivir en paz, son llamados a pacificar. Un caso semejante expresa el salmista en su tiempo (Salmo 16) sobre la sociedad que lo circundaba: estaba llena de mal y ofrecían sacrificios de sangre, sin embargo, el salmista consideraba que vivía en el mejor lugar y descansaba en la promesa de Dios, quien cuida de los suyos.

La paz es consecuencia de la justicia, pero no de nuestra justicia humana desigual, sino de la justicia divina que nos iguala a todos y premia las intenciones del corazón. No impresionamos a Dios con acciones u ofrendas; solo el corazón contrito y humillado es el que nunca desprecia (salmo 51:10) Y solamente somos justificados en Cristo Jesus (Romanos 5:1) De manera que, volverse a Dios y recibir su paz, hace en nosotros una diferencia que el mundo que nos rodea necesita ver. Los verdaderos hijos e hijas de Dios deben mostrar por sus frutos la experiencia maravillosa de poseer la paz de Dios. También hay una falsa paz, esa que el mundo da, esa que te hace confiar en cosas materiales y pasajeras, las cuales son poco fiables y muy volátiles. Esa falsa paz incluso se viste de religiosidad y engaña a los creyentes (Jeremías 6:13-14) haciéndoles descansar en ritos y liturgias; olvidando la ética, la justicia y la santidad que son demandas primarias para todo buen cristiano (Isaías capítulo 1, y Carta de Santiago)

Cuando nuestro país anda en busca de referentes, los cristianos debemos mostrar en Cristo el mejor referente a seguir. Cuando todas las estructuras sociales parecen desvanecerse y fallar, hay esperanza en un Dios grande y Todopoderoso que nunca cambia y nos sigue llamando a recibir su paz (Salmo 11) Hoy es necesario hacer brillar la luz de Dios en nuestros corazones, para demostrar que somos verdaderos representantes del Príncipe de Paz. "Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz" (Santiago 3:18)

Jesús Aranda Valverde,

Pastor Evangélico