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"Dotar de ciclovías y un sistema de provisión pública de bicicletas (al borde costero) puede transformarlo en vía de transportes alternativo"

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Pienso que la pandemia dejó en evidencia el acceso desigual de los habitantes de nuestro país a los beneficios de la tecnología y la modernidad.

En el caso de Antofagasta, sin embargo, tenemos el regalo del borde-mar que es visible y accesible para todos, como lo resaltan todos los agentes, profesionales y autoridades que intervienen en el desarrollo urbano de la ciudad y región, en entrevistas que tuve con ellos el segundo semestre de 2012. Este paseo de borde-costero es la Plaza Pública de la ciudad, pero está insuficientemente equipado y en muchos aspectos deteriorado, por lo que las acciones de mejora de calidad de vida urbana y proveer de equipamiento inclusivo debieran realizarse en este borde, eligiendo puntos y lugares estratégicos que a modo de acupuntura irradien transversalmente a toda la ciudad.

Antofagasta tiene otra ventaja, que es su extensión longitudinal norte/sur y pendiente oriente/poniente que hace que en cualquier punto de esos recorridos norte/sur extensos y continuos, se tenga la visión de la bahía y que el paisaje de toda la ciudad se haga presente. Dotar de ciclovías y sistema de provisión pública de bicicletas, a lo largo de estas vías longitudinales estructurantes de la ciudad, puede transformarse en vías de transporte alternativo y recreativas de la misma, en un espacio que está siempre saludablemente ventilado por los vientos que suben desde sur/poniente por las tarde y bajan cerro/mar por las mañanas, aunque estos últimos no están exentos de contaminación ambiental que habría que resolver, tal vez vía arborización autóctona adecuada de dichas vías.

María Adriana Gebauer, Arquitecto U. Chile, PhD en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad, Académica Fundadora 1ra. Licenciatura Arquitectura Bioclimática en México.

"Necesitamos ciudades que distribuyan mejor su equipamiento y servicios para que sean autosuficientes"

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Después de la pandemia y la crisis socio ambiental que vivimos, los efectos transformadores que debieran generarse en nuestras ciudades pueden ser de tres tipos: Primero, continuar resolviendo las urgencias urbanas advertidas por la Academia desde hace años respecto a la segregación urbana, los campamentos, resolver la escasez de vivienda social bien emplazada y las problemáticas conocidas como la escasez de espacios públicos, mejorar la movilidad urbana, lograr la integración social, es decir, desafíos permanentes de las ciudades sustentables que deben seguir siendo trabajados. En segundo término, la pandemia puso en evidencia una ciudad monocéntrica, donde no todos tienen acceso a oportunidades y por tanto son dependientes de otras. Por tanto, aparece la necesidad de ciudades que redistribuyan equipamientos y servicios para que en la eventualidad de nuevas cuarentenas puedan ser autosuficientes y con eso propiciar solo viajes necesarios, menores tiempos y volúmenes de trasladado.

Y un tercer factor es la infoestructura, para entender que el teletrabajo para ciertas actividades económicas evita traslados innecesarios y por ende la cobertura de internet como servicio de comunicación equitativo a lo largo del territorio viene a ser una oportunidad de descentralización. Como hace un siglo el alcantarillado y los baños en las casas no existían y que hoy son absolutamente normales, ahora tener acceso a una red de información y servicio informático será igual de necesario.

En resumen, diría que debemos continuar con las urgencias urbanas, intentar una distribución de equipamientos y servicios generando ciudades policéntricas, y materializar nuevas infoestructuras que permitan que el territorio otorgue oportunidades para todos en la lógicas de disminuir tiempos de traslado, volúmenes de contagio y lograr territorios autosuficientes.

Alberto texido Zlatar, Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos, académico de la U. de Chile, consultor en Infraestructura MOP y BID.

"Nuestra manera de planificar requiere un enfoque integrado"

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La pandemia amplificó las inequidades que encontramos en los barrios de Antofagasta y que ya se habían develado con el estallido social. Para enfrentar este desafío, necesitamos cambiar la manera en que gestionamos nuestras acciones y recursos, la forma de proyectar nuestros barrios y cómo involucramos en este proceso a nuestras comunidades.

La gestión urbana requiere que cambiemos nuestra mirada sectorial y centralizada, a una multisectorial basada en una articulación publica, privada, académica y de la sociedad civil. Esta articulación, además requiere tener diagnóstico que oriente y focalice las distintas acciones de corto y largo plazo que la ciudad necesita. Por ejemplo, la articulación multisectorial público-privada para impulsar el Parque de Borde Costero de Antofagasta, debe ser replicada con mayor fuerza aún en el borde cerro, donde hoy se encuentran los mayores déficits urbanos (de conectividad, allegamiento y hacinamiento, de acceso a espacios públicos, servicios, y donde se acentúan los riesgos frente a desastres naturales y ecológicos, entre otros) y donde en mayor medida ha impactado esta crisis social, económica y sanitaria.

La manera en que planificamos y proyectamos la ciudad también requiere hoy, más que nunca, tener un enfoque integrado y sistémico donde la equidad en el acceso a los beneficios urbanos y la integración social y espacial estén en el centro de la toma de decisiones. Hoy, por ejemplo, tenemos un amplio consenso que no podemos proyectar conjuntos de vivienda sin una adecuada provisión de servicios, comercio y espacios públicos; ahora con la crisis tenemos la urgencia de volcarnos a fortalecer los centros de barrios, mejorar los estándares de las viviendas existentes y nuevas, y acelerar la habilitación de suelo público y privado bien localizado para reducir el alto déficit vivienda de interés social y clase media y la proliferación campamentos en el borde cerro, los que no cuentan con las condiciones urbanas mínimas para enfrentar este tipo de crisis.

Andrés Letelier, Arquitecto Urbanista,, Director Ejecutivo, Creo Antofagasta

"Por la pandemia muchas familias tuvieron que recurrir a la caminata o la bicicleta para trabajar"

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Desde la experiencia en trabajo de campo en ciudades como Antofagasta, Calama, San Pedro, Alto Hospicio, entre otros territorios extractivos, considero que las adaptaciones urbanas claves por la pandemia, son asumir el riesgo que significa habitar hacinadamente, lo que debe ser atendido por diferentes instituciones, no solo Ministerio de Vivienda, también gobiernos locales, organizaciones no gubernamentales, Ministerio de Salud. Debe existir una institucionalidad coordinada porque además, de habitar hacinado, muchas familias están siendo violentadas y no estamos llegando a ellas.

Además, debemos movernos hacia espacios de ocio. Cuántas familias que viven en Antofagasta pueden mirar el mar desde los cerros, sin embargo, no pueden visitar o pasear en sus playas. El valor del tiempo se está perdiendo en esta pandemia, por diferentes causas. Antes de la pandemia nuestras investigaciones develaron que las familias que viven en los cerros o en tomas de terreno no tienen tiempo para el ocio, o no tienen infraestructura adecuada, a un precio justo para moverse. Hay movilidad a través de teleféricos en otras ciudades latinoamericanas con geografías parecidas a las de Antofagasta o Valparaíso. Es necesario rescatar esos proyectos e invertir en movilidad.

La pandemia evidenció que muchas familias tuvieron que acceder a la caminata y la bicicleta para trabajar, pero ¿cuántas ciclovías existen en la ciudad de Antofagasta, Calama, San Pedro que den seguridad a esa movilidad diaria?

Está pendiente que arquitectos/as y diseñadores, geógrafos(as) pensemos en conjunto ciudades que son complejas como Antofagasta, Calama, entre otras. Tenemos que pensar con las comunidades y no imponer una planificación. Pensar la pandemia exige trabajar con todas las mujeres líderes del norte chileno. La comunidad puede enseñarnos con mayor humildad lo que creemos que sabemos solo por cargar un título.

Yasna Contreras Gatica, Dra. En Geografía y Académica del Depto. Geografía de FAU Universidad de Chile.

"Una de las tareas es reducir el nivel de hacinamiento"

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Uno de los factores que permitió la propagación de la pandemia en los sectores más vulnerables fue el hacinamiento, entonces tenemos que propiciar políticas públicas que mejoren la accesibilidad a la vivienda ya sea como vivienda propia o arriendo. Se había planteado en el gobierno de la Presidenta Bachelet la idea de generar un sistema de arriendo a través de cooperativas o los municipios, donde se puedan disponer suelos fiscales para levantar proyectos para un sistema de arriendo, con una administración a través de los municipios u otros.

Otro aspecto es que tenemos que mejorar el transporte público y la movilidad de las personas, generar centros urbanos que tengan los servicios de manera que la gente no tenga que trasladarse. Por ejemplo, en Antofagasta se está generando una gran construcción de vivienda en Alto La Chimba y para evitar la movilidad de esas personas se deben habilitar ahí los servicios necesarios de educación, salud, bancos, colegios, registro civil, etc. Y paralelo a ello mejorar el transporte público y las frecuencias, para que la gente que deba trasladarse, lo pueda hacer con seguridad. Y lo otro que no se puede obviar es la necesidad de aumentar los espacios públicos y las áreas verdes, que la gente tenga donde realizar vida al aire libre con menores riesgos.

En todo esto se ha avanzado. Hace 10 o 20 años, el sector norte era totalmente carente de todo ello, pero hoy se ven playas artificiales y otros sectores más adecuados, pero falta.

Isabel de la Vega, Constructora civil, exdirectora de Serviu en Puerto Montt, Iquique y Antofagasta