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Proyectos de integración social

La calidad de vida de nuestras ciudades es fundamental para retener y atraer talento, son la base desde la cual construiremos un futuro mejor. El Estado debe enfocar sus esfuerzos, fundamentalmente en los sectores más desposeídos. Son ellos los que han pagado las consecuencias de un dejar hacer y la falta de política pública específica.
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La ciudad de Antofagasta tiene un déficit de 13.360 casas y la región unos 25 mil. Se trata de uno de los problemas más agudos de nuestra zona, el resultado de un abandono enorme por parte del Estado -gobiernos sucesivos- con los sectores más vulnerables de la sociedad.

Se ha escrito muchísimo de esto: en la capital regional o Calama es casi imposible encontrar viviendas o departamentos nuevos para las clases medias mayoritarias, con todo lo que eso significa: hacinamiento, falta de dignidad, cuestiones que se amplificaron y agudizaron las dos crisis recientes, la del estallido social y la pandemia.

Por todo ello, y tantas cosas más, es que el anuncio del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, de confirmar la ejecución de 3.157 departamentos -proyectos de Integración Social- en Antofagasta y Mejillones a partir del próximo mes y mediados de 2021, es una de las mejores noticias recibidas en mucho tiempo.

Se trata de obras a ejecutar en distintos puntos de la capital regional. Quizás el más interesante es el que se implementará en Altos La Chimba, que beneficiarán a 1.400 familias y que además conectará con el nuevo parque de tres hectáreas que se construirá en el sector.

Solo con estas iniciativas, se reduciría aproximadamente el 30% del déficit de la región, margen que seguirá disminuyendo pues el plan general al 2022 considera tener un total de 18 mil viviendas en ejecución y desarrollo a nivel regional.

Esperemos que de esta manera comience a ponerse final a un maltrato evidente con nuestra región. Los bolsones de pobreza que están a la vista deben avergonzarnos como sociedad regional y nacional. Todas nuestras comunas, que tanto aportan al país, merecen algo mejor.

Por otro lado, la construcción es un gran dinamizador de la economía, cuestión absolutamente fundamental en estos momentos de crisis. Las ventajas son evidentes por todos lados.

La calidad de vida de nuestras ciudades es fundamental para retener y atraer talento, son la base desde la cual construiremos un futuro mejor.

Segundo retiro de la AFP

"La pregunta de fondo está dada por el hecho que sean los propios trabajadores los que tienen que solucionar sus problemas". José Navarrete Oyarce, Director de Ingeniería en Administración de Empresas Unab
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Ya en trámite legislativo, la cámara de diputados ha aprobado un segundo retiro de fondos desde las cuentas individuales de las AFP, el denominado "segundo 10%". Las encuestas indican que, de aprobarse, el 80% de las personas harán efectivo el retiro. En este escenario, vale la pena pensar ¿es realmente conveniente hacer el retiro? ¿Es una medida real que beneficie a nuestra alicaída economía? El objetivo de esta columna es reflexionar en torno a esto.

En primer lugar, revisaremos los efectos del primer retiro. Según la encuesta Cadem, el 43% de los que hicieron el primer retiro, aseguraron haber gastado los fondos, un 36% lo destinó a algún tipo de ahorro o inversión y solo el 19% aún tiene intactos dichos fondos. Otro dato relevante es que, tras el primer retiro, existen 2,8 millones de trabajadores que agotaron la totalidad de sus fondos y no podrán acceder al segundo pago y de concretarse el segundo retiro, esta cifra aumentaría a casi 4 millones de chilenos. Otro punto interesante es que, a pesar de los malos augurios, el primer retiro no generó una problemática mayor: los fondos no se vieron mayormente afectados y como efecto secundario, la economía se reactivó, dado el mayor circulante. Prueba de ello es que, si bien muchos lo utilizaron para necesidades inmediatas derivadas de la pandemia, otros usaron ese dinero para pagar deudas.

En ese contexto, el segundo retiro debería tener un impacto similar al primero: aumentar la demanda interna y con ello, generar una reactivación, aunque sea transitoria, de nuestra deprimida economía. Sin embargo, la pregunta de fondo es ¿se hará un tercer retiro? ¿Se hará un cuarto retiro? Desde el punto de vista político, al autorizarse el primer retiro, se abrió una puerta algo compleja para los defensores del sistema, puesto que se derribó el mito que los fondos eran "solo para financiar pensiones". Claramente esto es un peligro para la estabilidad del sistema de pensiones, así como para los futuros gobiernos, dado que estos tendrán que hacerse cargo de financiar más pensiones para resolver la situación de los cotizantes que se quedaron o se quedarán sin fondos.

La pregunta de fondo está dada por el hecho que sean los propios trabajadores los que tienen que solucionar sus problemas utilizando sus propios recursos. En ese sentido, el actual gobierno debe hacer un mea culpa, puesto que, si bien han puesto en marcha una serie de iniciativas como el aporte de emergencia, los préstamos, entre otros, estos han sido claramente insuficientes y, al parecer, con un bajo impacto. Es de esperar que este segundo retiro (y tal vez un tercero o cuarto) no implique hipotecar nuestro futuro más de la cuenta y que la jubilación sea lo que siempre ha debido ser, una época de "jubilo".

El objetivo está claro, ahora hay que definir el camino que deseamos, seguir, como sociedad.

Visibilicemos la fuente no oficial

"Nuevos tiempos en que hay ciudadanos más empoderados, más informados, más conscientes y demandantes de sus derechos".
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Cuando era estudiante de Periodismo, junto a mis compañeros nos tocó en una ocasión analizar diarios en forma y contenido. El ejercicio arrojó resultados muy interesantes y a la vez preocupantes: más del 90 por ciento de las fuentes citadas en los medios analizados eran oficiales. "Este es un tema de discusión en nuestra profesión, la excesiva dependencia de fuentes oficiales en la prensa chilena", nos explicó la docente.

Recordé esto hace un par de semanas cuando -como Consejo Regional El Loa del Colegio de Periodistas- realizamos el conversatorio "Periodismo y Medioambiente", a través del cual analizamos el rol de la prensa en la crisis socio-ambiental que vive nuestra zona. No sólo participaron comunicadores, sino también personas de otros ámbitos, como organizaciones comunitarias e instituciones, incluidos dos expositores ajenos al periodismo, todos con gran bagaje en la temática, muy informados, con mucho sustento en sus puntos de vista, y que en realidad pocas veces se ven en los medios, y así ellos mismos lo reclamaban. Esto nos llevó a una reflexión profunda dentro de nuestro gremio, acerca de si nosotros -como periodistas y en la prensa en general, especialmente en el ámbito más local- nos estamos adaptando a estos nuevos tiempos en que hay ciudadanos más empoderados, más informados, más conscientes y demandantes de sus derechos.

La escasa o nula visibilidad de la fuente no oficial responde a distintos motivos, desde esos que tienen que ver con la propia fuente que no sabe cómo llegar a la prensa, hasta aquellos que tienen que ver con la orgánica propia de los medios, su línea editorial o sus costumbres arraigadas. La fuente no oficial no tiene un área de comunicaciones que exponga lo que quiere informar.

Entonces los medios se alimentan de lo que tienen más al alcance: la verdad oficial; esa que -siguiendo con el ejemplo de la problemática medioambiental- proviene de un ministerio que nos dice que Calama tendrá un plan de descontaminación; o aquella que procede de una minera que nos cuenta que está realizando esfuerzos por ser cada día más sustentable y amigable con el entorno. Así las cosas, queda de lado la otra verdad, la del ciudadano común y bien informado que sufre las consecuencias de la contaminación minera; la de la abogada o el médico que revisó "con lupa" el plan de descontaminación y sabe que tiene falencias. Y cuando estas fuentes y verdades no se ven reflejadas en los medios, comienza la desconfianza de la ciudadanía hacia la profesión.

Por ello es necesario que nosotros, los periodistas, los medios tradicionales y los nuevos que están surgiendo, muchos de los cuales destacan su atributo de "independientes", se adapten a los tiempos que corren en la sociedad y comiencen en su quehacer a dar mayor visibilidad a las fuentes no oficiales, para contribuir efectivamente desde nuestra profesión a una mayor democracia y pluralismo.

Crístian Alfaro Miranda

Consejo Regional El Loa Colegio de Periodistas