Desde abril de este año la apartada comuna de Colchane, ubicada a más de 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar en la Región de Tarapacá, es una de las mayores puertas de ingreso para inmigrantes irregulares en el norte del país.
Según detalla el alcalde de esa localidad, Javier García, a diario cerca de 150 personas, de las cuales un 90% corresponde a venezolanos, ingresan de forma clandestina a territorio nacional por pasos no habilitados entre la frontera que conecta Bolivia con Chile.
Caravanas compuestas por jóvenes, adultos mayores, personas con capacidad disminuidas, mujeres embarazadas, incluso, menores de edad, atraviesan hasta cinco países escapando de la crisis económica, social y política que existe en su nación de origen.
Un drama humanitario que ya ha tenido consecuencias fatales luego de que una mujer venezolana, de 45 años, falleciera mientras intentaba cruzar de manera irregular la frontera chilena a la altura de Colchane.
"Este es un fenómeno migratorio que ha ido en aumento. Son familias completas las que hoy están en una situación de vulnerabilidad puesto que deben soportar altas temperaturas y recorrer largas distancias por el desierto. La realidad que ellos están viviendo en sus países es dramática, por lo que están dispuestos a cruzar muchas fronteras caminando con el solo objeto de darles al menos un mejor futuro para sus hijos. Muchas veces hemos visto personas con muletas, en sillas de rueda y mujeres embarazadas intentando ingresar al país, lo que es realmente triste", comentó el alcalde de Colchane.
La autoridad comunal detalla que cerca de un 30% de las personas que ingresan al país por su comuna son menores de edad y lactantes que lo hacen en compañía de sus padres.
"Ellos llegan en muy malas condiciones después de caminar muchos kilómetros por otros países. Por lo mismo, como municipio hemos solicitado apoyo internacional de la ONU y la OIM quienes nos han ayudado con alimento e información para los migrantes", explicó el edil.
Tráfico de personas
Esta crisis migratoria también ha abierto la puerta para que operen mafias dedicadas al tráfico de migrantes. Esta semana, por ejemplo, Carabineros de la 5° Comisaría La Portada de Antofagasta sorprendió a un vehículo de carga que se encontraba dejando ciudadanos extranjeros en medio de la Ruta 1.
De acuerdo a los antecedentes recopilados por efectivos policiales, el camión de carga habría trasladado desde Arica a los ciudadanos, los que habían ingresado de manera ilegal al país justamente por la comuna de Colchane.
"Existen casos detectados por carabineros de tráfico de inmigrantes. También a diario se puede visualizar principalmente a camiones bolivianos que trasladan a un costo elevado a estas personas y los dejan luego en la ruta, antes de llegar a los controles aduaneros", afirmó García.
Desde la organización Servicio Jesuita Migrante (SJM) -que ofrece ayuda y acompañamiento a migrantes y refugiados- señalan que este éxodo humanitario ha sido caldo de cultivo para el surgimiento de "coyotes" que operan en los límites fronterizos.
"El tráfico de personas es uno de los negocios ilícitos más rentables. Según los antecedentes que manejamos en conjunto con otras organizaciones pro migrantes que se encuentran en las fronteras, sabemos que estas mafias ubican a las familias en los terminales de buses y les ofrecen por 200 o 300 dólares (cerca de 230 mil pesos chilenos) por persona, ser trasladados por las fronteras en la madrugada para luego dejarlos abandonados en la ruta sin ninguna posibilidad de auxilio", explicó Lizza Aravena, directora regional del SJM.
La asistente social agrega que esta situación se torna aún más compleja debido a la importante presencia de menores de edad que componen estos grupos migratorios, un escenario que hasta hace poco tiempo no era muy común, según manifestó.
"La migración ha cambiado en los últimos años. Antes uno veía que un hombre o mujer que eran jefe de familia llegaban, se instalaban, encontraban trabajo y recién ahí mandaban a buscar a su familia. Hoy en día es tan crítica la situación del país de origen que se ven obligados a migrar todos al mismo tiempo, niños, niñas, mujeres embarazadas, adultos mayores. Pero el caso más dramático es el de los niños y niñas porque están en el desierto, sin agua, con temperaturas extremas obligados por la situación a caminar muchas horas", comentó Aravena.
Problema sanitario
Si bien este fenómeno migratorio no es un tema nuevo en Chile, sin duda que este año la situación se ha visto intensificada principalmente en las regiones del norte del país. Ciudades como Arica, Iquique, Mejillones, Antofagasta y Tocopilla han sufrido las consecuencias de cientos de personas en tránsito que ocupan estas zonas como refugio temporal hasta llegar a su destino final en la zona centro del país.
"Solo por la residencia sanitaria han pasado más de 400 personas extranjeras y por la ciudad fácilmente más de 1500. El problema es que estamos en medio de una pandemia y no existe ningún control. Sin duda que es un riesgo para nuestra comunidad que tanto ha trabajado para mantener las medidas sanitarias", dijo el alcalde de Tocopilla, Luis Moyano.