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"Un sueño tiene que ser perseguido"

IDENTIDAD. Leyla Ormazábal Zepeda, violinista de la Orquesta Sinfónica de Antofagasta.
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"Mientras uno enseñe nunca debe dejar de aprender, ese es el lema, soy bastante autoexigente porque eso me ayuda a que el trabajo en el tiempo sea bueno para mis alumnos", comenta Leyla Ormazábal (40), profesora de la Escuela de Música de la Corporación Cultural de Antofagasta.

Para esta profesional, la música siempre estuvo presente en su vida. Su madre es fagotista y perteneció a la Orquesta Sinfónica de Antofagasta, lo que motivó en ella el deseo de aprender este arte.

En un principio su intención era tocar oboe, sin embargo lo que tenía a disposición en ese momento era el violín. Con solo siete años ingresó a un taller del Liceo Experimental Artístico y desde entonces nunca más se separó de ese instrumento.

Hoy, con dos hijos, dedica su vida a compartir su conocimiento con los alumnos de la Escuela de Música de la Corporación Cultural, es instructora de los violines primero de la Orquesta Sinfónica, tiene a cargo el taller de iniciación musical y pronto empezará un curso a distancia en Polonia.

¿Cuál es la principal enseñanza que te dejaron tus padres?

- Les agradezco que hayan tenido la visión de compartir lo que por lo menos mi mamá aprendió, y lo otro que rescato de ellos es el trabajo constante. Ellos son de orígenes muy humildes y lo que me han enseñado es que uno tiene que hacer las cosas de manera sincera, real y con el mejor esfuerzo.

¿Qué recuerdas de tus años de estudiante?

- Yo pasé los 12 años en el LEA y lo que más me gustaba eran los aniversarios, porque ahí se sacaban a relucir todos los talentos que uno tenía y por supuesto también el participar de los conjuntos. Además, yo era como se dice "arroz graneado" para los actos semanales de mi curso o algún detalle artístico que se le ocurriera a un profesor.

¿Cómo fue esa historia de que ibas a estudiar Leyes y te arrancaste para estudiar violín?

- A pesar de que a mi familia les gustaba la música no querían que estudiara violín, y como siempre me gustó la parte humanista, tenía la fijación de Derecho. En mi último año de colegio se dio la posibilidad de que el director de la Orquesta Sinfónica, don Celso Torres, era también director de la Orquesta Juvenil del LEA. Entonces nos invitó con otras dos compañeras, que éramos los primeros atriles de la Orquesta Juvenil, a que fuéramos colaboradoras en algunos programas de ese año y ese proceso de conocer el trabajo de los profesores hizo que mi enfoque cambiara absolutamente a querer estudiar violín.

Mi maestra de esa época conversó con el profesor que ella había tenido en Santiago y él quedó de escucharme. Y así lo hice. Junté la platita que me pagaban en la Orquesta y compré el pasaje en bus, un amigo de mi mamá que era cornista en la Filarmónica de Santiago me alojó en su casa, a mis papás les dije que quería probar y me dejaron, y la verdad es que me fue bastante bien. Al año siguiente audicioné formalmente y quedé en el Conservatorio de la Universidad de Chile.

¿Cuál es la obra que más te gusta interpretar y por qué?

- La obra que más me gusta y que tiene mucho significado para mí es una pieza muy sencilla de la película La lista de Schindler, porque es con la cual audicioné. Mi formación pedagógica fue muy básica porque yo no estudié en el LEA en la etapa Conservatorio, entonces hubo muchos conciertos que no los pude aprender, pero sí con esa pieza me preparé e hice mi última presentación en el colegio, acompañada de la Orquesta Juvenil. Además, es una pieza que le encanta a mi papá y de alguna forma es la que me abrió el camino.

¿Qué te gustaría que los demás supieran de ti?

- Que cuando uno tiene un sueño tiene que perseguirlo, sea como sea y que el trabajo duro, honesto y sincero siempre tiene frutos, al igual que la lealtad.

¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta?

- Me encanta el desierto y los pueblos del interior, me encanta lo rústico, lo sencillo, lo humilde, todo lo que sea lo más cercano a la tierra, ese es el espacio que más me gusta, pero por ejemplo de Antofagasta lo que más admiro es el mar, me encanta su sonido y el aire.

¿Qué debiéramos aprender las personas, que no enseñan en ninguna parte?

- El respeto por la persona que se dedica a enseñar, bien o mal, hay una persona que tiene vocación y quiere compartir lo aprendido, pienso que eso es lo más valorable, la persona que enseña es porque no es egoísta y en este mundo de egoísmo se rescatan mucho ese tipo de personas.