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"Es doloroso encontrarse con leyes injustas"

IDENTIDAD. Jorge Cortés-Monroy de la Fuente, abogado y académico.
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Jorge Cortés-Monroy de la Fuente es uno de los abogados más reconocidos de la ciudad, tanto por su labor en el ámbito privado, como por lo hecho en el Poder Judicial y como académico en distintas universidades, principalmente en la Universidad de Antofagasta, a la cual ha estado ligado por casi 20 años.

Cortés-Monroy es hijo de una profesora normalista y un empleado de Ferrocarriles del Estado. Nació en Chillán en 1957, pero en 1983 se instala en la región. Primero en Tocopilla como juez, y en 1994 en Antofagasta como relator de la Corte de Apelaciones.

"Me acostumbré al norte, a la playa, al desierto. Soy sureño, pero siempre he pensado que uno no hace sus propias raíces", reflexiona el abogado, casado con tocopillana.

¿Cómo fue su infancia y qué recuerdos guarda de ella?

- Mi infancia se desarrolló en la ahora Región de Ñuble, principalmente en Chillán, pero también en sus alrededores. Tengo gratos recuerdos de mi infancia junto a mis tres hermanos, donde mi madre nos inculcó el interés por el estudio y los libros. Fuimos todos los hermanos la primera generación de profesionales universitarios, tanto en nuestra familia paterna, como materna.

¿Qué cosas del pasado extraña en la actualidad?

- El mayor tiempo que era posible compartir en familia, las relaciones con nuestros familiares en un sentido amplio, las reuniones con los tíos, los primos eran habituales. La familia era más grande y se ampliaba cada día con los amigos que llegaban a la casa, especialmente en la playa. Poco de ello queda, la distancia y un mundo que vive más rápido cambió muchas de esas cosas, ahora sólo nos vemos de año en año.

¿Qué lecciones útiles en la vida ha aprendido como abogado?

- He aprendido a escuchar. He descubierto que todos tienen una historia que contar, hay que darles la oportunidad de hacerlo, mientras no has escuchado a todos, no sabes la verdad ni por qué han ocurrido las cosas. He aprendido a entender y comprender un poco más las dificultades de cada uno, los conflictos y dramas que se viven a diario y que, en cierto modo, se invisibilizan en la vorágine del mundo en que vivimos, en que muchas veces no tenemos tiempo ni para nosotros, ni para la familia, ni para el entorno cercano. También he aprendido que todo tiene un costo en la vida y que no se puede muchas veces cambiar lo que ya ha ocurrido, por lo que se debe tratar en lo posible de obrar de la mejor manera que se pueda, sin dañar, en todo el sentido de la expresión, a los demás.

¿Qué es lo más difícil de ser abogado?

- Encontrarse con leyes injustas, dictadas exprofeso y, justificadas por los órganos legislativos y las instituciones creadas ad-hoc para conservar un orden pre-establecido, con un sistema económico, que no es solidario, ni democrático, ni justo, donde se acrecientan las desigualdades, donde no todos tienen las mismas oportunidades, en materia de salud, educación y vivienda. El conocimiento en esos casos es doloroso, ya que sabes que se legisla para reprimir, para controlar, para conservar el poder y no para el beneficio de todos.

¿Qué lecciones intenta transmitir a las nuevas generaciones de abogados?

- El compromiso con la cuestión social, con la participación ciudadana y con la responsabilidad que los mismos tienen por construir una sociedad más justa, solidaria y democrática, con cambiar lo establecido para poder hacer efectivamente una región más grande y comprometida con el desarrollo sostenible del país y del mundo.

¿Qué opinión tiene de los desafíos que enfrenta el país?

- El país, Latinoamérica en general, se encuentran ante un despertar de la gente, que quiere respuestas que los respectivos gobiernos no les entregan, de manera que existe un movimiento social que quiere reconstruir las reglas que rigen el mundo de hoy, demandan mayor participación, una democracia real, sin apellidos y un mayor compromiso de quienes desean gobernar con la solución de los problemas que aquejan a la mayor parte de la gente. Es de esperar que ahora, enfrentados a un momento histórico, la primera Constitución construida por todos, ninguno se reste y los constituyentes contribuyan a hacer realidad las aspiraciones generales de la gente, de mayor justicia e igualdad.

¿Qué aprendizajes debemos internalizar de esta pandemia que nos ha golpeado?

- La solidaridad en todo orden de cosas. La pandemia llegó para cambiar nuestra forma de vida, para hacer visible lo que no veíamos, la fragilidad de la vida y de las condiciones de vida de muchos en nuestro país y en el mundo, de las cuales no nos preocupábamos suficientemente hasta ahora.

La pandemia se ha constituido en un llamado a todos, donde la supervivencia de todos, es un deber de cada uno de los habitantes de este planeta.

¿A quién o quiénes admiras?

- Admiro a todo hombre y mujer, que hace de su vida un compromiso por hacer de su tierra un mundo mejor, ellos son los que siempre me han hecho pensar que es posible construir un país y un mundo más justo y solidario, y que siempre debemos aspirar a ello en la escala en que cada cual puede aportar a ese beneficio global.