Amor inagotable
"San Francisco de Asís oraba al Padre pidiendo el poder llevar este amor en donde habite el odio".
Hace un tiempo, en un programa de televisión europeo entrevistaron a un connotado psiquiatra. Una de las preguntas estaba relacionada con la sociedad y las consecuencias que originan los vertiginosos cambios que actualmente vivimos en el mundo entero.
En forma categórica respondió que los seres humanos en todo tiempo necesitan el amor, la ingente necesidad de amar, de sentirse amado y de amarse a sí mismo. La respuesta inesperada de este profesional de la mente me sorprendió. En un instante llenó mi alma finita, de infinitos pensamientos, viajando por la eternidad del pensar.
En el recorrido, un nombre resplandece, dominando el silencio oscuro del firmamento, un nombre que es sobre todo nombre "Jesús" inagotable expresión de amor del Padre. Sin Jesús no hay amor en el futuro que queda, no hay esperanza, no hay salvación, no hay redención. Sin Jesús hay hambruna de amor, sequía en el corazón, que no puede ser saciada sin Cristo en la humanidad de las naciones. ¡Pensar! que hay tantas acepciones del amor, búsqueda incesante del alma, razón de la vida, el agua del espíritu. Jesús enfrentando a los opositores del amor, a los fariseos de entonces, les revela la verdad: "Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros" (Jn 5:42)
Todo se traduce, todo llega a un mismo principio y final, al hablar de la cruz, hablamos de amor, de la verdadera capacidad de amarse, amar y sentirse amado. Los que creemos en su nombre cultivemos su amor, sin ambages, sin envidias, sin soberbia ni competencias.
San Francisco de Asís oraba al Padre pidiendo el poder llevar este amor en donde habite el odio.
El Apóstol San Pablo enseña a la Iglesia en Corinto, que nada sirve, nada tiene valor; que no vale la inteligencia, ni las riquezas, ni la generosidad, ni virtud alguna sin Cristo. Pablo declara que aunque entendamos todos los misterios y toda ciencia, o tuviéramos una fe sin incredulidad, y repartiéramos las riquezas y bienes entre los pobres, de nada sirve sin amor, es decir sin Jesús.
En su carta a los Efesios, insta a andar en este amor, a caminar conociéndolo para que seamos llenos de este conocimiento de Dios y ser llenos de su plenitud. En su carta a la Iglesia en Filipos, les declara que todo lo que era, lo que tenía, lo que representaba, el honor, la autoridad, su sacerdocio, el reconocimiento destacado entre los fariseos, azote de la naciente Iglesia, todo no tenía valor, porque estaba sin este amor de Dios que nos es revelado y enseñado por su Espíritu Santo.
Todo lo tenía por basura, por el amor de Cristo. En carta a los Tesalonicenses, ora por ellos, pidiendo que Cristo los haga crecer y abundar en este amor para con todos. Seamos este amor caminando por las calles y desiertos, que cubrió un día nuestros pecados con su amor inagotable.
Sergio Lagos Luciano,
Pastor Evangélico