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Jesús… ¿Obrero?

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Nace Jesús en un pesebre, en un modesto establo de Belén. Es la carta de presentación del Salvador, que nos deja en evidencia la humildad de su llegada y su destino -breve pero generoso en fe- que compartió con los humildes de la época, legándonos sus enseñanzas de amor y paz hasta el día de hoy. Un presente pisoteado por el consumismo y cada vez más distante de la esencia de su venida al mundo.

¿Fue Jesús obrero? La pregunta nos conecta con la Iglesia actual, tan vapuleada y desmerecida dado lo indigno de los actos denunciados en su seno. Y por otra parte, entendiendo que a los obreros, desde tiempos inmemoriales se les ha conferido un trato despectivo, peyorativo, lindando casi en la esclavitud… Disfrazada ésta, soslayada, pero esclavitud por donde se le mire.

El Niño de Belén, fue crucificado para redimir nuestros pecados…

¿Los obreros? Acribillados por pedir justicia, igualdad, seguridad.

¡Cuánta similitud!

Bueno es recordar que en el cumpleaños de Jesús, el año 1919, nació la Federación Obrera de Chile, liderada por Luis Emilio Recabarren, cuyo principal objetivo era luchar en defensa de la clase trabajadora chilena. Era dolorosa la realidad de entonces, abusos, miserias y castigos que propinaban los empresarios a sus trabajadores. Fueron 20 mil asociados, aunque 12 mil eran capitalinos, ferroviarios. Años más tarde, se incorporarían miles de trabajadores del salitre.

Pese a la dura represión, los obreros siguieron uniendo fuerzas. En otro día de Navidad, ahora del año 1936, se reúne la Foch con la Coordinación Nacional Sindical y dan forma a la Confederación de Trabajadores de Chile, que en 1941 llegó a contar con 200 mil asociados. De estas organizaciones devino la CUT, (1953) aunque ahora los trabajadores con categoría de empleados, entraron a las lides sindicales.

En esas Navidades se unieron los obreros, bajo la consigna de la humildad, la paz, la justicia.

Jesús -líder de los obreros- murió con sus brazos abiertos, clamando al Padre…

Miles de obreros chilenos murieron con el puño en alto, clamando justicia.