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Engancha tu carro a una estrella

"Que nuestras relaciones humanas, se fundamenten en la compresión y el respeto mutuo".
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Pero no se trata- simplemente- que al enganchar nuestros carros a las estrellas, pretendamos creaciones o descubrimientos científicos, revelaciones religiosas o planteamientos político-sociales, no, tengamos un objetivo más directo y real; que el enganche significa que la presencia de la luz, en los actos sencillos de nuestra vida cotidiana; dar una dirección, un sentido, una proyección a nuestra existencia.

Superar lo pedestre, la rutina, lo mediocre y mirar más allá de lo inmediato, para poner bondad, amor, sublimación, en cada minuto, en cada etapa, en cada posibilidad, en cada recodo de nuestra acción de todos los días. Y aún si la injusticia o la incomprensión o el fracaso, constituyen nuestra moneda circunstancial, devolvamos tales actitudes con una sonrisa que emane de lo más profundo de nuestra conciencia y que pase delicada, por el tamiz de nuestro corazón…Coloquemos una flor, en el páramo; una mano suave ante el aguijón; y un gesto tierno, frente a la hosquedad.

Que enganchar nuestro carro a una estrella signifique la relación humana, cultivar un jardín interior y darle una perspectiva noble y digna a nuestra vida. Sensibilicemos nuestro paso por estos valles temporales; apreciemos la belleza a través de la armonía y delicadeza de formas y colores, del paisaje, de la bóveda celeste y de la plástica creadora. Sintamos la religión, como la elevación de nuestro pensamiento y como la entrega en amor a nuestros semejantes. Que nuestras relaciones humanas, se fundamenten en la compresión y el respeto mutuo, en el afecto puro, en la reciprocidad, en la tolerancia.

Que ante la ciencia, tengamos siempre una actitud que valore el denuedo y tesón de quien lucha por resolver enigmas o misterios de la realidad; una mente siempre bien dispuesta para la verdad, la ley, el principio.

Que enganchar nuestro carro a una estrella representa captar el brillo permanente de esas normas éticas superiores llamadas valores o incorporar definitivamente la justicia y la verdad, el bien y la libertad, lo sublime y lo bello, a nuestras constelaciones interiores, para que ellos guíen, cada pensamiento, cada intención, cada iniciativa, de nuestro ser.

Es complejo y arduo arribar a las metas que insinuamos; no siempre es tan sencillo enganchar nuestro carro a una estrella. Mantener la dirección y el ritmo; pero no por ello rechazamos la invitación emersoniana; al contrario redoblemos nuestros esfuerzos y tendremos siempre presente el adagio latino, "per aspera ad astra" que " a través del esfuerzo, el triunfo".

Arturo Mardones,

Rotary Club Chuquicamata

Indiferencia en tiempos de covid

"¿Qué está pasando? ¿Por qué no estamos tomando conciencia? ¿Se necesita otra estrategia?". José Miguel Castro, Diputado de la República
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La entrada al 2021 ha sido una verdadera "trampa sanitaria", así lo dijo el Ministro del Interior esta semana y hago mías estas palabras debido a que las consecuencias de no respetar las medidas contra el virus tanto en nuestra región como en el resto del país no se han hecho esperar; la comuna de Antofagasta y Mejillones vuelven a cuarentena y Calama retrocede a fase 2, con una preocupante posibilidad de un fuerte brote, incluso con índices más altos que al comienzo de la crisis sanitaria.

La máxima expresión de aquella frase son las "fiestas clandestinas", descubiertas en distintos puntos del país, con detenidos que no respetaron ni el distanciamiento social ni el uso de la mascarilla. Esos hechos son lo que han elevado las cifras de contagio, especialmente, en comunas donde el turismo comenzaba a repuntar.

En Calama se han vivido reiterados episodios, con centenares de detenidos.

Trampas y más trampas. Durante estas últimas cuatro semanas previo a las fiestas y durante éstas vimos centros comerciales y calles atiborradas de personas muchas de las cuales hacían caso omiso a las medidas sanitarias como si la pandemia fuera parte del pasado.

Situaciones dantescas que han detonado una curva de contagios en alza, con un pick muy similar al del mes de julio del año pasado, imágenes que nos han transportado a la primera ola. Tanto así, que incluso, el alcalde de la comuna de Antofagasta se vio en la obligación de cerrar la Municipalidad tras descubrirse un nuevo brote de coronavirus en el recinto con una cantidad importante de funcionarios contagiados.

El virus no discrimina, y ataca a las personas por igual independientemente de su situación económica, raza, cultura y religión, por lo que es imprescindible seguir cuidándonos sin relajos.

Hoy estamos al límite en ocupación de camas, tenemos menos ventiladores mecánicos y los servicios hospitalarios podrían colapsar. A esto se suma el cansancio que ya comienzan a presentar los funcionarios de la salud tras un año sin respiro, con 23 mil muertos y mil 570 fallecidos en lo que va de este año.

Por ejemplo, nuestra Región de Antofagasta marcó el domingo un Peak de 237 contagios y repito la frase: "al igual que en la primera ola". Los casos activos siguen subiendo, la comuna de Antofagasta se posiciona como una de las 10 comunas con más infectados activos del país.

Efectivamente, después de un año de encierros, los números parecen no despertar la empatía de algunos que viven una realidad alternativa a la situación de los hospitales, con excusas frecuentes y banales -e incluso vanidosas- como "yo no me voy a contagiar"; -o peor- "el covid es un invento". En contraposición vemos cómo fallecen más compatriotas, y personal médico que ha estado luchando contra la pandemia.

Nuestra preocupación y la del Gobierno es que la situación no se desborde y lleguemos al dilema de la "última cama". Sin olvidar que muchas otras patologías están siendo postergadas, lo que repercutirá en otro tipo de crisis sanitaria si no podemos resolver esta situación en conjunto, como sociedad. ¿Qué está pasando? ¿Por qué no estamos tomando conciencia? ¿Se necesita otra estrategia?

Cierto es que el encierro y esta incertidumbre no es el estado natural del ser humano, sin embargo las consecuencias son tan abrumadoras que parece inverosímil ver imágenes de personas agolpadas en terminales de buses o aeropuertos con la finalidad de salir de vacaciones aún sabiendo que el destino final es posiblemente haber diseminado el virus en otra población. No se trata ya de indiferencia, sino de falta de humanidad con el resto de la sociedad.

Más nos vale tomar aire, y reflexionar.

Es cierto, es difícil pedir paciencia cuando la crisis golpea, especialmente en los hogares más vulnerables, pero sólo hay una certeza: si cumplimos con las medidas sanitarias saldremos vivos de una de las más graves pandemias del último siglo.

Nuevas restricciones

A la luz de las cifras, en pocos días Calama y Antofagasta podrían enfrentar una situación más complicada que la vivida en los meses de junio y julio. La principal responsabilidad es de las personas. El respeto por el otro son fundamentales para poder salir de esta crisis, hasta que tengamos la solución definitiva que seguramente vendrá de la mano de la vacunación.
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Tal como se preveía, las ciudades de Antofagasta y Mejillones entrarán a cuarentena a partir de mañana, debido a los pésimos resultados de contagios por coronavirus vividos en las últimas semanas.

Desde el pasado 25 de diciembre la cifra de enfermos por covid-19 se acerca a las 3.000 personas, mientras que la ocupación de camas críticas supera el 95% a nivel regional, con colapsos puntuales en el hospital Leonardo Guzmán. Esto explica también el retroceso a fase 2 de Calama, comuna que si bien no tiene los niveles de contagios de las ciudades señaladas, también muestra un incremento en las cifras de infectados.

Debe entenderse que la red de salud regional funciona como un sistema integrado y lo que ocurra en un territorio específico, termina afectando a todo el conjunto, es decir, si los casos muestran incrementos en Antofagasta, por ejemplo, repercutirán en las decisiones que se tomen en Calama y viceversa. Ello explica las restricciones anunciadas por la autoridad.

Se buscarán culpables de lo acontecido, eso parece inevitable; por un lado está la decisión casi anacrónica de la autoridad de autorizar permisos de vacaciones cuando la situación comenzaba complicarse en prácticamente todo el país; y por otro, un relajo evidente de la población que después de casi un año sometido al virus, ha tendido a perder el temor, de manera peligrosa. Hoy por hoy buena parte de los contagios ocurren en espacios cerrados, cuando familias o amigos se reúnen en instancias poco aconsejables. Hay que insistir en que el grueso de las personas afectadas por el covid-19 son asintomáticas y no enfrentarán problemas mayores, pero son ellas las que propagan el virus con mayor facilidad y pueden afectar a personas sensibles o en una condición sanitaria desmejorada.

Lo que viene ahora son, probablemente, treinta días de encierro en la capital regional y Mejillones y restricciones de fin de semana en Calama. El llamado a la población es a cuidarse y respetar estas exigencias; la vida está en juego y esta es sagrada. La principal responsabilidad es de las personas, de las familias; el autocuidado, la tranquilidad y el respeto por el otro son fundamentales para poder salir de esta crisis.