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IDENTIDAD. Ignacio Barrientos Pardo, defensor regional.

"Los países son páginas que siempre están escribiéndose"

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Ignacio Barrientos nació en Valdivia, vivió parte de su infancia en La Araucanía y estudió en la Universidad de Valparaíso. Posterior a egresar estuvo dos años trabajando en Rapa Nui. A la ciudad de Antofagasta llegó a principios de abril de 2004 para incorporarse a la Defensoría Penal Pública. Posiblemente esa vida migrante lo impulsó a ser uno de los fundadores de la ONG Migr-Acción, que entrega apoyo legal gratuito a extranjeros.

Barrientos, actualmente es defensor regional de la Región de Antofagasta.

¿Qué espacio le gusta más de la región?

-En Antofagasta me gusta mucho la Costanera, pero hay dos lugares que me gustan mucho en general: San Pedro de Atacama y Taltal. Ahí se nota que soy un pueblerino.

¿Qué le regalaría a las ciudades?

-Limpieza y más árboles. Creo que aún hay una gran tarea por hacer en este aspecto.

¿Qué destacaría de los habitantes de la región

-La tenacidad es una característica que, me parece, se desarrolla en esta ciudad. Hay unas ganas de habitar este espacio que para muchos puede ser hostil.

¿Cuáles son las grandes pasiones en su vida?

-Me gusta mucho leer, escuchar música. Cada vez bailo menos, pero también me gusta. Pero, sin ninguna duda, la abogacía ha sido siempre mi principal pasión.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de su niñez?

-Durante mi infancia y adolescencia viví en varios pueblos del sur de Chile y eso me marcó. Soy de saludar a todas las personas. La vida de pueblo es una gran enseñanza, pues existe una cercanía y confianza que permite formar comunidad.

¿Cómo se puede mejorar la inclusión de las personas que han sido privadas de libertad?

-La privación de libertad debería ser siempre excepcional. Eso es lo primero. La reinserción social debería ser un objetivo que apoyara toda la sociedad. La reinserción debiera ser un proceso a través del cual no solo se le da una nueva oportunidad a alguien, si no que una forma de restaurar el tejido social. Y en eso las oportunidades formativas y laborales son muy importantes.

Respecto a su labor en Migr-Acción, ¿es Antofagasta una región más tolerante y acogedora con la migración que cuándo llegó?

-Cuando llegué el número de migrantes no era similar al existente hoy. Probablemente hay más tolerancia. Pero, en verdad, a mí me gusta hablar de respeto. Ojalá Antofagasta se convierta en una ciudad de acogida a tantas personas, que como antes otros, llegan con las ilusiones y sueños como único equipaje.

¿Cuál es el gran aporte de los migrantes a la región?

-La migración siempre es un aporte. Quien crea lo contrario tiene una mirada sesgada desde el inicio. Pero además del aporte material los migrantes aportan nuevos enfoques. Las sociedades crecen en capacidad de dialogar con la incorporación de las personas de otros países. Los países son páginas que están siempre escribiéndose.