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Aprendamos de la experiencia

"Debemos ser capaces de generar rápidamente aprendizajes de lo vivido durante el 2020".
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Pareciera que estamos viviendo un Déjà Vu, pero sabemos que no es así cuando analizamos que ante el inminente rebrote del COVID-19, hoy contamos con una nueva aliada: la experiencia. Estamos convencidos de que lo vivido y, por sobre todo, los métodos de prevención que utilizamos, serán claves para hacer frente a la segunda ola que está acechando a nuestro país.

No obstante, aunque el análisis demuestra que como empresas hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para evitar contagios en faenas, hay un porcentaje importante que se contagió fuera de ellas. Por este motivo, si de enseñanzas se trata, nos parece prudente insistir en lo fundamental que resultan la responsabilidad individual y el autocuidado.

Por nuestra parte, continuaremos aplicando herramientas de gestión exitosas como el Protocolo Sanitario que impulsamos como gremio, esperando que así como permitió a nuestras empresas socias velar por el cuidado de sus trabajadores, pueda seguir siendo utilizado por todo aquel que necesite un procedimiento eficaz para aplicar en sus centros de trabajo.

Lo reafirmamos ahora en que las cifras que recibimos a diario por parte del Ministerio de Salud, dan cuenta de que este potente y anunciado nuevo paso del virus, ya está afectando con fuerza a la Región de Antofagasta, y sometiendo a nuestras comunas a iniciar nuevamente periodos de cuarentena.

Ante ello, debemos ser capaces de generar rápidamente aprendizajes de lo vivido durante el 2020, comprendiendo que nos enfrentamos a un fenómeno que ya conocemos, por lo que mientras nuestras empresas sigan cumpliendo de manera exhaustiva con lo establecido, podremos continuar generando empleos y aportando a la reactivación económica de nuestro país.

En concreto hoy visualizamos dos desafíos. Por una parte, el necesario compromiso que tenemos todos quienes estamos ligados al rubro minero, por darle sostenibilidad a la industria y mantenerla operativa. Lo asumimos sabiendo que, al cumplir con determinaciones de la autoridad sanitaria, los contratos de servicios sí pueden continuar.

Y por otra parte, necesitamos apoyar como comunidad, a aquellos sectores que se vieron más golpeados. Me refiero al comercio y al turismo, cuya paralización golpeó con fuerza a muchas de nuestras familias loínas. Pero la realidad actual es distinta porque, aunque sea con restricciones, en Fase 2 ambos rubros pueden seguir operando. Por eso quisiera hacer un llamado a la ciudadanía, a tomar consciencia del modo en que nuestras acciones individuales, pueden generar beneficios conjuntos. Hoy debemos ser responsables, porque en la medida en que todos nos cuidemos, estaremos contribuyendo también a que muchos de nuestros vecinos, puedan seguir generando ingresos para sus familias.

Alfonso Sánchez Díaz,

Pdte. Cámara Chilena de la Construcción de Calama

Datos educativos en pandemia: ¿para qué sirven?

"La invitación es a seguir mirando más allá de los datos, es a darse el tiempo y el espacio para analizarlos, socializarlos". Millaray Martínez, División de Información a la Comunidad Agencia de Calidad de la Educación
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La pandemia trastocó el sistema escolar como lo conocíamos. Se transitó con celeridad a la enseñanza remota, lo que conllevó varios desafíos: profesores exigidos, difícil monitoreo de aprendizajes, dificultad para mantener el contacto con los estudiantes y sus familias, entre otros.

La Agencia de Calidad de la Educación también tuvo que reinventarse. Se sabía que las escuelas estaban aplicando estrategias pedagógicas según su contexto, pero no si los estudiantes estaban aprendiendo o en condiciones de aprender. Entonces, surgió el Diagnóstico Integral de Aprendizajes, herramienta que entrega información sobre los aprendizajes y bienestar socioemocional de los estudiantes.

En tiempos de crisis, la evidencia es necesaria. ¿Pero para qué sirve? La Agencia genera gran cantidad de información para monitorear aprendizajes y también enseña cómo usar esos datos. El 2020 lo hizo a través de talleres 100% online y prácticos, dirigidos a supervisores del Mineduc, educadoras de párvulos, directores, sostenedores, apoderados y docentes. Cerca de 900 personas se capacitaron por tres semanas para aprender a usar los datos educativos con foco en el mejoramiento escolar en un contexto desafiado.

En plena pandemia, usar los datos educativos permite poner foco en lo más crítico. Imaginemos que una escuela identifica que su 7° básico asiste poco a clases virtuales. Además, en el Diagnóstico Integral de Aprendizajes, el 60% de los estudiantes responde que se siente identificado con la frase "tengo cambios de humor", y un 42% dice que lo describe poco la afirmación "me concentro fácilmente". Por otro lado, en la prueba de Matemática se detectan mayores debilidades en Geometría y Medición. Lo clave es que ahora esa escuela sabe que lo socioemocional, por ejemplo, es un área crítica que puede estar impactando en la asistencia a clases, ya que el bienestar impacta en la motivación por aprender.

¿Qué hacer con esta información? ¿Reunirse con los profesores del curso, con el inspector general, con la jefa de UTP? Son preguntas propias y necesarias de una toma de decisiones basada en evidencia. Con esta información, la escuela puede desplegar un abanico de acciones de mejora: implementar entrevistas personales con los estudiantes, hacer sesiones grupales o una capacitación en educación emocional a los docentes. También pueden reunirse con los apoderados y compartir técnicas sencillas para favorecer la concentración y fortalecer la mentalidad de crecimiento en el estudiante. Y en el caso de Matemática, diseñar estrategias de colaboración entre docentes para compartir prácticas, recopilación y elaboración de materiales digitales, entre otros.

En este nuevo año escolar que se aproxima, la invitación es a seguir mirando más allá de los datos, es a darse el tiempo y el espacio para analizarlos, socializarlos y así generar acciones con un foco prioritario: que ningún estudiante se quede atrás.

Patrimonio de la región

La afrenta hecha en la casa del doctor Antonio Rendic es una muestra más de la torpeza con que demasiados actúan. Es legal, pero inmoral y estúpido. Las sociedades tienen alma, aspiraciones y sueños que sobrepasan lo estrictamente utilitario y eficiente. Hay cuestiones que parecen más sagradas, pero las entendemos poco y las valoramos menos.
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Muchas veces hemos expresado que la principal riqueza de nuestra región, y en rigor, de cualquier territorio, son sus personas. Son ellas las que hacen la diferencia, las que crean, desarrollan, transforman, ejecutan. Solo eso puede explicar que algunas comunidades alcancen mejores situaciones de bienestar, a pesar de tener peores condiciones naturales que otras.

Cuando nos referimos a las personas, entendemos que son las conversaciones y coordinaciones que estas desarrollan, las transformaciones que gatillan, las prácticas y legado que dejan. Somos lo que somos, en gran parte, por lo obrado por aquellos que estuvieron antes, marcando pautas y superando dificultades mucho más complejas que las sufridas por nosotros. Y esa es nuestra obligación hacia el futuro.

Le debemos mucho a los que forjaron nuestra identidad y cimentaron lo que hoy tenemos.

Por eso cuesta entender el desprecio que muchas veces mostramos por nuestros antecesores.

Como sabemos, uno de los principales personeros de nuestra historia es el doctor Antonio Rendic (1896-1993), el "Médico de los pobres", sanador y poeta (Ivo Serge), actualmente postulado como beato.

La obligación de las comunidades es respetar y cuidar ese legado, sin embargo, por estos días hemos visto que su antigua casa, la misma en la que atendía gratuitamente a quienes no tenían recursos, es alterada y semidestruida la placa que conmemoraba su vida y obra. Esta había sido instalada en junio de 2010 por la Corporación Andrés Sabella y la Sociedad Croata de Antofagasta y se había mantenido en la entrada del edificio hasta el pasado miércoles, cuando el muro donde estaba instalada fue derrumbado.

Este es un ejemplo de la estupidez con que actúan muchas personas y organizaciones. Destruyen el patrimonio, contaminan el medioambiente, viven ensimismados en sus propios intereses, sin aportar ni dejar nada a cambio para el resto.

Sería tiempo de que entendiéramos que las personas y sociedades no son la suma de intereses individuales, sino una complejidad de acuerdos, sueños y respetos mutuos que no pueden ser rotos sin efectos.