Cuando niño en Diaguita, Valle del Elqui, Tito Valenzuela disfrutaba sus juegos, que eran con añicos de cerámica, es decir con restos de la cerámica de más fino dibujo del arte pre hispánico. Su pasión por crear con el elemento tierra la trae desde su niñez en un valle donde, en un pueblo ancestral, vivió en contacto con Gea, modelando sus barros. Por la noche, subyugado por un cielo que los astrónomos indagarán por siempre.

Cada trazo, cada línea Diaguita mide la distancia entre una estrella y la otra. Es la tierra en que Gabriela Mistral unió los ecos del Lenguaje Bíblico con nuestra habla mestiza. Donde se levantan las cúpulas de los Observatorios y además el paisaje que caminó el Cristo de Elqui. Sin embargo, Tito no se quedó "paisajeando" el diseño Diaguita, hizo su propio camino, en diálogo con la cerámica y la escultura contemporánea. Pese a ello, toda su obra cerámica y escultórica posee una carga telúrica en el sentido de sentir la tierra como un algo vivo y que se comunica con los artistas: quienes la escuchan, la tocan y la abrazan y la decodifican, es decir la traducen para los demás, en lo que diríamos, haciendo entender su valor inconmensurable a los que caminan sobre ella como conquistadores ciegos.

Tito iba abriéndose camino con su propio lenguaje, que se hace evidente en cada obra nueva que mostraba. Percibí en sus formas un sutil erotismo, muy amerindio o muy latino. El artista plástico mira tocando.

Su obra y su caminar tendrán que ser estudiados, ya que puede albergar tesoros no revelados de experiencias estéticas, aun no pronunciadas. Es curioso pero su hogar en Coquimbo frente a la Plaza donde seguramente jugó, albergó durante siglos, una sepultura Diaguita donde el cuerpo del indígena esta abrazado por las patas delanteras de un llamo.

Esto dice de Tito otra de sus amigas: "Lautaro no es un desconocido en el ámbito de la cerámica. Desde sus inicios en la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile, su trayectoria desarrollada entre dos continentes, conjuga características que la destacan por su fuerza telúrica y por una técnica depu-rada en matices contrastantes que no se asemejan a nada…. poderosos objetos, plenos de interrogantes asombrosas…"

Ana Chizzini Plaza, Guía de Museo de Santiago.Chile perdió un gran artista.