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"Cheerleaders es un trabajo de equipo"

ANTOFAGASTINIDAD. Mariana Concha Gamboa, profesora de educación física.
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El deporte siempre ha estado presente en la vida de Mariana Alejandra Concha Gamboa. Fue atleta, estudió Educación Física, se casó con un compañero de profesión, y tuvo cuatro hijos, todos con pasos destacados en distintas disciplinas.

Mariana, o miss Mariana como le dicen sus alumnas, es una de las creadoras de la academia de cheerleaders del Colegio Universitario Antonio Rendic, donde ha formado a varias generaciones de porristas, con excelentes resultados.

¿Qué significado tiene el deporte en su vida?

-El deporte y la actividad física en nuestras vidas como familia, ha sido un pilar fundamental y un estilo de vida, tanto para nosotros como padres, como para nuestros hijos y alumnos(as). A través de él, hemos transmitido valores, enseñanzas, aprendizajes, teniendo siempre una mirada positiva de los nuevos desafíos.

Usted tiene una larga trayectoria formando equipos de cheerleaders, ¿cómo comenzó en esto y cómo ha sido la experiencia?

- Todo se inició cuando llegué a trabajar al Colegio Universitario Antonio Rendic, el año 1998, junto con mi marido, que ingresó a trabajar al colegio en 1997. En ese tiempo había un grupo grande de gimnastas formadas y avanzadas por mi marido, yo entrenaba todo lo formativo, las alumnas necesitaban competir y no había competencias.

En ese tiempo llega Coca Cola Barra y Porrismo, con las asociaciones de USA, a capacitar y mostrar el deporte y me llaman a pertenecer al staff de jueces a nivel regional y nacional. Luego pasé a ser presidenta de las juezas cheer, formando paralelamente a las alumnas del Colegio Rendic.

La experiencia ha sido muy grande. Han pasado muchas generaciones que hoy son profesionales. Eso es lo más maravilloso, ver cómo se desarrollaron como personas y cómo las experiencias vividas les ha servido para sus vidas.

¿Cuáles son las claves para lograr buenos resultados?

- Los resultados son gracias a un muy buen trabajo colaborativo, planificado, con un proyecto que se va actualizando según los cambios y modalidades nuevas, significa estar aprendiendo, capacitándonos, apoyarnos con los monitores y entrenadores, trabajo y entrenamientos. Es necesario respetarnos mucho unos con otros y en especial mantener una comunicación fluida, donde los padres respetan nuestro trabajo entregando credibilidad, profesionalismo y creyendo en sus hijos.

¿Cómo han sido estos meses de pandemia, en lo personal y en lo deportivo?

- No ha sido fácil, ya que en este periodo prácticamente no se ha podido trabajar, con toda esta nueva modalidad online. Igual nos reinventamos para ofrecer online, y participó un buen grupo de alumnas, pero cheerleaders es trabajo en equipo, para armar las rutinas, y vivir los entrenamientos, los alumnos lo extrañan, esperemos que este año podamos volver de a poco y retomar nuestras rutinas, lo que más extrañan las alumnas es poder participar y encontrarse con más cheerleaders.

¿Qué lecciones debemos aprender de lo vivido este último año?

- De lección, hay que vivir el día a día, saber reinventarse de acuerdo a las circunstancias, tener paciencia, ya que la salud está primero, valorar lo que tenemos y también lo que teníamos, saber disfrutar todos esos momentos vividos.

¿Cómo se definiría como persona, sus virtudes y defectos?

- Difícil pregunta, de mis defectos ser un poco exigente, con el tiempo he aprendido a tener pausas. Soy muy trabajadora, a lo mejor para otras personas no es defecto, pero sí para mí, con cuatro hijos. A veces tenía que estar con ellos, pero estaba en mis trabajos y viajes. El tiempo pasa muy rápido, no me di cuenta que ya eran todos profesionales, pero estoy orgullosa de ellos.

¿Dónde creció y qué recuerdos guarda de su infancia?

- Mi infancia y juventud la pasé en Antofagasta. Estudié de básica a media en el Instituto Santa María, guardo los mejores recuerdos, en especial de mis compañeras de curso. Hasta el día de hoy nos juntamos. En mi etapa deportiva siempre me apoyaron en mis competencias y viajes. Mis padres, abuelita, tías(os) también me acompañaban mucho, me distancié un tiempo a otra ciudad, pero regresé a Antofagasta 1997, donde he trabajado hasta hoy en Colegio Universitario Antonio Rendic.

¿Quiénes han sido su inspiración en la vida, a quiénes admira?

- Mis inspiradores y admiración en la vida son, primero, mis padres. Mi papá Daniel Sergio Concha Guerra, un gran hombre partió hace poco, un gran deportista de la región, liceano, antofagastino de corazón. Mi mamá, Patricia Gamboa Andrade, una gran profesora de matemáticas aún vigente, formó muchos profesionales en la universidad, mis tías y abuelita. Vengo de una familia de profesores y formadores, mis entrenadores de diferentes disciplinas. En verdad estoy muy agradecida por todas las personas que fueron parte de mi formación, he sacado lo mejor de cada uno.

¿Cuáles son sus metas en la vida, dónde quiere llegar?

- Creo que mis metas ya se han cumplido, primero mis hijos, todos profesionales es el mejor logro o premio, y dónde quiero llegar... quiero aportar o trascender a mis experiencias a la sociedad.