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Otro marzo

"Estos son ejemplos donde la fe debió enfrentar cambios sociales".
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En estas fechas celebrábamos la despedida de las vacaciones y el inicio del año escolar. Este año no será así. La pandemia que nos agobia, transformó esta realidad. En la Palabra de Dios, también hallamos situaciones donde la vida había sufrido cambios y era necesario adaptarse. ¿Hasta dónde debemos adaptarnos? Les mostraré algunas situaciones y la forma como las vivieron nuestro Señor y los apóstoles.

PAGAR ENTRADA AL TEMPLO (San Mateo 17:24-27) Era un impuesto que se cobraba desde tiempos inmemoriales (Éxodo 30:11-16) y era para sostén del templo y sus dependencias, pero en los tiempos de nuestro Señor, ya estaba bastante distorsionado. Nuestro Señor resolvió el tema, cumpliendo con lo exigido y pagó por El y Pedro. Muchas veces en nuestro entorno, veremos situaciones injustas o incluso malas, tenemos entonces la capacidad de exigir su derogación, pero a veces no se puede. Entonces debemos desarrollar medios para combatir las malas leyes y buscar la forma de transformarlas en buenas, para beneficio de las mayorías. El bien común agrada a Dios.

REPUDIAR A LA MUJER, también era una ley antigua, más distorsionada que la situación anterior. Había una escuela rabínica -en tiempos de nuestro Señor Jesús- que aceptaba el divorcio hasta por echar demasiada sal a la comida. Nuestro Señor aceptó solo una causal, pero dejó claramente establecido que no era la voluntad de Dios. (San Mateo 5:31-32) Hoy nuestra sociedad se vuelve contra la familia, modelo establecido por Dios y entonces vemos y sufrimos las consecuencias de nuestro error.

CONFORMARSE A ESTE SIGLO (Romanos 12:2), según San Pablo, los cristianos deben andar conforme a la voluntad de Dios y no conforme a las disposiciones terrenas. Esto genera un conflicto cuando en medio de un mundo impío, los piadosos creyentes deban decidir por lo bueno, agradable y perfecto. En nuestra sociedad, muchas cosas parecen legales, pero no son justas. Y los creyentes somos desafiados a oír, obedecer y vivir conforme a los patrones divinos. La Palabra de Dios es guía segura para todo buen creyente y debe ser la regla que modere todas sus conductas y acciones.

Estos son ejemplos donde la fe debió enfrentar cambios sociales. No será un marzo igual, no habrá un inicio de clases como siempre, no podemos relajar las medidas de prevención contra esta enfermedad.

Los cristianos somos llamados a ser ejemplo: vacunarse, usar mascarilla, lavado de manos y distanciamiento social, han probado ser medidas eficaces. Usémoslas, protejámonos, y cuidemos de los demás.

Jesús Aranda Valverde,

Pastor Evangélico

Resiliencia, el gran aprendizaje de la pandemia

"Los 'ahoras' son lo único que tenemos y no podemos dejar que se nos escurran entre los dedos". Valentina Haas Prieto, Profesora de Educación Básico, Fundación Liderazgo Chile
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Hacer una pausa en el diario transitar y reflexionar, pensar, encontrarse se ha vuelto una tarea más que necesaria, urgente. Un compromiso para poder asimilar lo que está pasando y qué rol asumimos en esta vorágine que ha puesto al mundo patas para arriba, llevando todo a una realidad nunca antes conocida (salvo en libros apocalípticos). Esa mirada hacia adentro, hacia uno mismo, para poder vernos en esta nueva certeza que se ha vuelto la cotidianidad.

He aquí donde aparece la pandemia: una crisis que ha detenido el mundo, más allá de idiomas, razas, tradiciones, banderas y en la que cada uno ha vivenciado un cambio total en su vida, sus rutinas y costumbres, especialmente sociales. Esto ha implicado un caudal de emociones que nos asaltaron, evidenciando nuestra emocionalidad. Ya no podemos programar y vivir en la ansiedad del mañana ni quedarnos en la melancolía del ayer, pues todo pasa demasiado rápido y el ensamblaje de emociones nos recuerda que seguimos vivos y no hay minuto que perder. Incluso pues el ahora, los "ahoras" son lo único que tenemos y no podemos dejar que se nos escurran entre los dedos.

Entonces, nos abalanzamos a las redes, buscando recobrar el calor humano, la magia de la risa espontánea, el placer de las conversaciones casuales y la emoción de ese café compartido que ahora se traduce en un emoticón. Distancia social pero claramente no emocional. Más que nunca necesitamos esas redes, esa humanidad, que dan sentido a nuestro día a día, a aquello que por esencial es invisible a los ojos.

Claramente, hemos sentido en lo más hondo: miedo, tristeza, pena, angustia, frustración, añoranza, desesperación. Han salido al paso nuestras luces y sombras y todo ello con este cocktail emocional que -en instantes- nos deja perplejos y paraliza, o lleva a un desborde brutal. Así, esta pandemia nos hizo verlas, sentirlas e incluso llegar a topar fondo de la mano de la tristeza para poder soltar. Soltar para levantarnos, para seguir, para persistir.

Es allí, en la crisis, en el dolor, donde surge la resiliencia. Un valor indispensable en los tiempos presentes. Un regalo que ha tomado el protagonismo y con toda razón. Pues la crisis está, llegó y se está quedando; pero es la oportunidad, nuestra alternativa, para hacer un alto en el camino, mirar qué hemos hecho, cómo hemos estado viviendo, cuáles han sido nuestras prioridades y decidir qué vida queremos vivir. Redescubrirnos, reinventarnos y volver a disfrutar lo que hacemos, darle pausa y saborear lentamente los momentos que nos alientan, aprender a escalar muros en lugar de llorar frente a ellos, tomándolos como obstáculos. Nutrirnos del milagro de lo divergente, y abordar la posibilidad a partir del nudo. No significa que sea fácil, o que no reconozcamos su dificultad, solo que decidimos crecer a partir de ella y vivirla desde la oportunidad y no la carencia.

Súper ciclo de las energías limpias

Este año se proyecta que 70 proyectos de energías renovables entren en operación en el país, y 25 de ellos están en la región, principalmente solares. El desarrollo de proyectos de ERNC está viviendo un boom y tiene aún un amplio campo, asociado al alto precio del cobre y el giro que está dando esta industria hacia la reducción de su huella de carbono.
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Un extraordinario crecimiento sigue mostrando la generación de energías renovables en Chile, consolidando al país a la cabeza de este desarrollo en el mundo y a la Región de Antofagasta como uno de sus principales estandartes.

En su último boletín, Generadoras de Chile, gremio que representa al 90% de las empresas generadoras presentes en el país, detalla que en 2020, pese a la pandemia, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) evidenció un histórico aumento en la generación renovable, que en diciembre pasó a representar el 51% de la matriz nacional, destacando la fotovoltaica y la eólica, que alcanzaron participaciones de 7% y 10%, respectivamente.

2021 también trae buenas proyecciones, señala el gremio, pues de acuerdo a estimaciones del Ministerio de Energía, se estima que cerca de 70 proyectos entrarán en operaciones este año, los que en su conjunto representan cerca de 5.500 MW (más de 20% de la capacidad instalada actual), de los cuales el 99% corresponde a energías renovables, principalmente solar.

Y en el centro de este desarrollo está la Región de Antofagasta.

Datos de la misma institución indican que este año, 25 proyectos de energías renovables tienen programado inicio de operaciones, agregándose a las 21 centrales de este tipo que ya están entregando energía al SEN. Es decir, en 2021 se más que duplicará el número de unidades aportantes en la región.

Todos estos nuevos desarrollos sumarán una capacidad instalada de 2.804,7 MW al sistema y tendrán un costo combinado de US$4.124,8 millones.

Los datos son impresionantes. El desarrollo de proyectos de energías renovables en la zona está experimentando un boom y tiene aún un amplio campo para seguir creciendo, asociado al alto precio del cobre, la existencia de terreno y el giro que está dando esta industria hacia la reducción de su huella de carbono.

Expertos han adelantado que la región debe prepararse para aprovechar la oportunidad que representa la generación no renovable, que combinado con el mayor precio del commodity, representan una oportunidad única de recuperar crecimiento.