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"Calama es una tierra muy bondadosa"

IDENTIDAD. La dirigenta social asegura que aún quedan varias luchas pendientes en el movimiento ciudadano.
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Es una de las caras más reconocidas del Movimiento Ciudadano, ese colectivo que se formó en agosto del 2009 con varios representantes de fuerzas vivas de la comuna que alzaron la voz y materializaron logros para Calama en la última década. "Hubo veces en que llegaba a las reuniones de dirigentes sociales a nivel nacional y decían ahí llegó Calama. Me conocía por eso y no por el nombre y eso finalmente es un gran orgullo", recuerda Jacqueline Echeverría Cortés (56), calameña, secretaria ejecutiva formada en el Inacap, casada, con tres hijos profesionales, una nieta y cuyos padres llegaron desde Ovalle a trabajar a la zona y nunca más dejaron la ciudad.

¿Cuándo surge esta vocación por dirigir y generar apoyo social a partir de las organizaciones?

Viene de mis abuelos. Mi abuela era dirigenta en la escuela de teatro, mi abuelo y mis tíos eran dirigentes en las pampas salitreras de la época en que partió el sindicalismo. Siempre fui dirigenta, desde chica fui presidenta de curso y andaba metida en esto. En lo de las juntas de vecinos, vivir en la "manzana K" de la Villa Ayquina me ayudó mucho, porque nos destacábamos por la organización para las fechas especiales. Después, empezamos a ver las necesidades para todos, como poner árboles en el entorno, los centros comerciales y deportivos, las promesas que venían dentro de los planos. Así partió, con una junta de vecinos en donde estaba la señora María Campusano, desde ahí comencé y la gente me eligió presidenta en el 2007.

¿Y cómo aparece esta dirigenta del movimiento social?

En el 2008 me invitaron a participar. Me interesó porque empecé a ver banderas negras en las calles, me enteré de lo que se estaba proponiendo. Yo tenía mi motivo personal. Mis padres fallecieron en traslados a Antofagasta, por ahí por el año 94 y yo tendría un parto traumático, del que con mi hijo sobrevivimos de milagro. Entonces, desde ahí empecé a trabajar con doctores de la época como Valenzuela, Toro o Radic en ver como podíamos tener un hospital acá, dejando atrás eso de la ruta de la muerte que cobraba la vida de tantos calameños por infarto, accidentes vasculares. ¿Así surge el movimiento ciudadano?Es que como yo, había mucha gente que tenía inquietudes sociales más que personales. Nos juntamos todos en ese inolvidable 29 agosto en el Colegio Lezaeta, con gente de las iglesias, de los sindicatos, los bomberos, los deportistas. Toda gente que necesitaba algo y a la que le dolía el abandono de la ciudad. Era vivir en un lugar hecho para 50 mil personas cuando éramos más de 100 mil.

Siente que se logró, que hubo avances significativos...

Creo que siempre se puede esperar más y hubo montones de ideas y proyectos que no se pudieron realizar. Pero nosotros, humildemente, estamos orgullosos de lo que conseguimos, no sólo saliendo a marchar sino que yendo a La Moneda, al Congreso en Valparaíso, representando la lucha de nuestra gente en todos lados. No fuimos los primeros que lo intentamos, antes estuvo Alejandrina Olivares que peleó por el teatro municipal, las villas de Codelco se lograron por la lucha de dirigentes como David Quiroz... Pero sí hicimos cosas. Yo soy de la idea que el hospital debería llamarse "Hospital Ciudadano" porque de no ser por la gente, no se habría logrado construirlo...

¿Hay interés del loíno de hoy por pelear por más desarrollo?

Mucho tiene que ver la autoridad que esté y el compromiso que tenga con la comuna. Por ejemplo, cuando don Esteban Velásquez se dio una suerte de espíritu de salir a luchar por una Calama mejor pero también se levantaron proyectos, como el del estadio, el de Borde Río, muchos otros que vienen desde antes, que se pensaron en la época de Edwin Rowe, de Arturo Molina. En estos últimos años fue como retroceder 12. Y se debe a que los dirigentes locales muchas veces responden a lineamientos que vienen desde fuera, que es otra forma de centralismo. No sirve si hay "dirigentes- dirigidos", si la autoridad no está identificada con la zona o pierde las opciones de avanzar porque no formula proyectos y pierde los dineros que podrían ser asignados...

Pero a nivel ciudadano, ¿hay nuevos líderes o esa identidad de reivindicación del calameño se ha ido perdiendo?

Con esto de la nueva Constitución, que yo lo veo como un nuevo y positivo orden que es justo lo que más le falta a este país, hay interés de mucha gente joven que se ha ido sumando, que es profesional y tiene un enorme arraigo con la zona. No sólo que nació acá sino que como muchos, sus familias vinieron a buscar fortuna y se quedaron acá, como la mía. Y sumados a gente que está en la tercera edad y sigue luchando, más nosotros, somos un grupo bien grande que va a seguir dando la pelea por mucho tiempo. Humildemente digo que le vamos a dejar la posta a un grupo que sé va a continuar el camino y conseguirá que sigamos creciendo.

Qué nos falta...

Que se reconozca que esta es una zona de sacrificio, como la reconocían los gringos antes y le daban casas y comodidades a la gente. A nosotros hoy sólo nos quedan las consecuencias de la explotación. Por eso, en el Movimiento Ciudadano pedíamos el 5% de utilidades del cobre, eso que después se conoció como royalty y que en otros países se respeta. Es cosa de ver otras ciudades que viven de la minería y tienen un desarrollo espectacular. Y nosotros, que somos la capital de la minería en Sudamérica, que vivimos 10 años menos en promedio producto de la contaminación que sí existe, no recibimos la mínima recompensa. Calama es una tierra muy bondadosa, viene mucha gente buscando una mejor vida y nadie le cierra las puertas. Yo soy católica, siento que donde cabe uno, caben dos, que todos podemos convivir y que la gente que viene de otras regiones o incluso de otros países puede ayudarnos a rescatar la identidad de la zona y hacerla suya.

¿Qué sueña para esa Calama de 20 años más?

Recuerdo que mi padre decía "imagínense a Calama en diez años más" y mucha gente le decía que no la veía. Yo la veo, la imagino muy próspera. Ojalá sentarme en la plaza y ver mucho verde, ojalá ver a los jóvenes yendo a una universidad acá. Llegar a la ciudad y que haya un reloj luminoso de minerales a la entrada que incluso sea vea desde el aire. Armar circuitos patrimoniales, retomar las rutas ancestrales como el de Chug Chug, que hay tantos calameños que no los conocen cuando vienen asiáticos y europeos a conocerlo. Con el estadio techado nuevo. Una ciudad sin contaminación de paneles o aspas, muy desarrollada. Con gente queriendo quedarse a vivir acá para siempre.