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Carlos Peña

El discurso de la derrota

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La derrota suele ser una buena forma de diagnosticar el alma de los hombres. Especialmente del político.

Lo mostró el discurso de ayer del presidente, el último de su último mandato. Una sala despojada de público fue un buen escenario para el sobrio dramatismo del momento.

Es cosa de recordar las circunstancias que han rodeado su gestión para entender su significado. Hace apenas tres años había obtenido un triunfo resonante (el primer presidente de derecha del Chile moderno electo por dos veces) que lo encumbraba como un líder de la derecha continental, un mediador incluso entre grandes potencias (recuérdese su papel en el conflicto entre Brasil y Francia por la Amazonía). Chile era el oasis de la región, el país más pujante bajo cualquier respecto. Y vino entonces el llamado estallido (una denominación que esconde la idea que Chile era un globo al que se infló en demasía), más tarde la porfiada sombra de la pandemia y luego el desorden total en sus propias filas.

Y de pronto el presidente triunfante (hasta el 18 de octubre habían transcurrido menos de dos años desde su triunfo) quedó convertido en una figura transferencial, una especie de pararrayos que atraía todos los malestares.

Ese hombre convertido en pararrayos, esa figura transferencial (los psicoanalistas llaman así al terapeuta en quien los pacientes reviven sus emociones más ocultas) fue la que habló en la cuenta de ayer.

En medio de esa situación tenía dos alternativas: una de ellas era intentar recomponer sus filas maltrechas elaborando un programa atractivo y popular para lo que resta del mandato, cediendo a la solicitud de sus propias fuerzas políticas; la otra alternativa era seguir siendo fiel a si mismo, reconociendo lo obvio e insistiendo en sus ideas fundamentales, e incluso subrayando aquellas que en su propio sector -infectado de conservadurismo- podrían sacar roncha, mirando más al debate constitucional que a lo que resta de gobierno.

Optar por la primera alternativa -esta es la verdad- habría sido simplemente ridículo luego de los resultados del último evento electoral. A pesar de que los resultados de esa elección se han exagerado (en realidad sigue habiendo una fuerza de centro esperando guía) abandonar a estas alturas las propias ideas, allanarse sin más a programas universales en los que la derecha nunca creyó, y que el presidente no cree todavía, habría sido algo así como consentir que no habría hecho lo obvio por porfía o cicatería.

En vez de eso, si se atiende a sus palabras, se observa la reiteración de ideas que son propias de la derecha ¿cómo llamarla? ¿cultural? No son muchas; pero son ideas que tendrán extrema importancia no en los meses que le restan de mandato, sino en el debate constitucional.

Desde luego, entrecruza todo el discurso la idea de la libertad individual, concebida como el dinamismo secreto de las sociedades. Una libertad que obliga a que cada uno tome también, siquiera en parte, el coste de los infortunios de la vida. Suena duro, es cierto; pero esa es la idea que está tras el rechazo o la resistencia a políticas puramente universalistas.

Se suma a lo anterior, la neutralidad del estado frente a las diversas formas de vida que coexisten en la sociedad chilena. Su apoyo al matrimonio igualitario (un anuncio que sorprendió a sus propias fuerzas) es muy importante no tanto por la novedad, puesto que un proyecto semejante ya existía, sino por lo que significa para un cierto sector de la derecha que por estos días parece languidecer. En esto hay un gesto de Piñera semejante al que ya hizo alguna vez al denunciar a los "cómplices pasivos", una forma de decir que las fuerzas que lo respaldaron no son, en verdad, sus verdaderas fuerzas.

Y está la idea de diálogo y de acuerdo que reiteró hacia el final. Cuando el presidente reitera esa idea está mostrando cuál es su más profundo ideal del yo, esa figura hacia la que inconscientemente quiso a veces, malamente hay que decirlo, estirarse: la de Patricio Aylwin.

Sí, es una idea que hoy tiene mala prensa; pero será clave en el debate constitucional. Piñera sabía que a veces las palabras de un político deben esperar su momento para ser oídas. Y es seguro que con ese ánimo escribió y leyó su discurso, el discurso de la derrota.

"Si se atiende a sus palabras, se observa la reiteración de ideas que son propias de la derecha ¿cómo llamarla? ¿cultural? No son muchas; pero son ideas que tendrán extrema importancia no en los meses que le restan de mandato, sino en el debate constitucional.

Seguridad pública: desciende victimización, pero aumenta la percepción de inseguridad

ENUSC. Disminuyeron los hogares que sufrieron delitos de alta connotación.
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Una caída de 4,5 puntos registró la victimización según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc), elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y dada a conocer este martes por la Subsecretaría de Prevención del Delito.

Según el sondeo, la victimización a nivel nacional llegó a 19,2% en 2020, el mejor registro desde el año 2012. Esto significa que casi 239 mil hogares dejaron de ser víctimas de delitos en el último año.

Los descensos más importantes se produjeron en las regiones de Tarapacá (-5,6 puntos), Atacama (-3,9), Valparaíso (-5,2), O'Higgins (-4,8), Maule (-5,2), Biobío (-4,8), La Araucanía (-5,7), Los Lagos (-5,3), Magallanes (-7,0) y Metropolitana (-4,7).

La Enusc 2020 también mostró bajas considerables en los hogares victimizados con algunos de los delitos de mayor connotación social, como el robo por sorpresa (de 4% en 2019 a 3,3% en 2020), robo con fuerza a la vivienda (de 3,5% a 3%), hurto (de 8,6% a 4,6%) y lesiones (1,5% a 1%). A su vez, el robo con violencia o intimidación no presentó variaciones y alcanzó un 4%.

Pese a las positivas cifras, el ministro del Interior y Seguridad Pública, Rodrigo Delgado, admitió que hay preocupación por la violencia en los ilícitos. "Si bien han bajado los delitos, muchos de ellos están más violentos y eso es una realidad que tenemos que asumirla y tenemos que enfrentarla. Estamos enfocándonos justamente en poder determinar cuáles son las causas de esos delitos más violentos", aseguró.

En línea con lo anterior, la percepción de inseguridad de las personas aumentó de 81,8% a 84,3%, 2,5 puntos porcentuales.

Por otra parte, solo 33,2% de los hogares victimizados realizó la denuncia de manera formal, esto es 3,3 puntos menos que en 2019. Los principales motivos para no denunciar fueron "la policía no podría haber hecho nada" (24,2%), "la justicia no hubiera hecho nada" (20,8%) y "la pérdida no fue lo suficientemente seria" (15,4%).

Quedan 147 camas críticas y casos bajan en solo 2 regiones

CORONAVIRUS. Coordinador de camas UCI, Luis Castillo, dijo que "es probable que la próxima semana necesitemos 4.600, (...) un número extraordinariamente elevado".
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Redacción

La continua incorporación de camas críticas al sistema de salud ha sido la tónica desde la llegada de la pandemia del covid-19 a Chile, el 3 de marzo de 2020. Sin embargo, esto ha significado un incremento de la carga laboral del personal de salud. Ayer, cuando quedaban menos de 150 camas críticas disponibles en todo el país, el coordinador de estos insumos, Luis Castillo, anunció que la próxima semana el sistema se ampliará a 4.600, pero esta cifra es cercana al límite de la capacidad.

Un 97% de ocupación de camas críticas fue reportado por las unidades de cuidados intensivos (UCI) en todo el país, indicador que subió al 98% en la Región Metropolitana. "4.303 camas ocupadas es la cifra más alta de ocupación de UCI de la historia del país", afirmó Castillo en radio Concierto.

La capital al límite

La capital "está presionando el alza de uso de camas críticas, y ya llevamos aproximadamente 10 días, después de haber tenido un periodo de tres semanas de descenso de actividad, donde ha habido extraordinaria presión asistencial, por enfermos covid y no covid", señaló el coordinador nacional de camas críticas ante una situación que se mantiene en observación, ya que los pacientes graves son trasladados a la Metropolitana.

"El 7 de mayo llegamos al máximo habilitado, con 4.545 camas, lo más probable es que de aquí a la próxima semana necesitemos alrededor de 4.600 a nivel nacional. (...) Las proyecciones nuestras es que con 4.650 camas logramos mantener un sistema con 200 cupos disponibles y ocupación bajo el 95%, siempre y cuando el nivel de contagio para los pacientes covid y la tasa de vacunación de población joven, ya produciendo inmunidad y reduciendo el ingreso a UCI", indicó el médico.

Entre las 21:00 horas del domingo y mismo momento del lunes fueron informados 5.040 nuevos casos de covid-19, lo que representa una baja cercana a los 2.500 contagios en relación a días anteriores. No obstante, se practicaron menos exámenes PCR: 43.648. La positividad fue 10,04% a nivel nacional, y 12% en la Región Metropolitana.

"Solo dos regiones disminuyeron sus casos en los últimos siete días, y solamente cuatro en los últimos 14 días", señaló el Ministerio de Salud.

Escenario catastrófico

"Con 10.000 contagios (diarios) el sistema tendría que seguir creciendo. Lo veo muy complicado y muy difícil", sostuvo Castillo, porque 4.650 "es un número de camas extraordinariamente elevado, con presión de personal, es muy difícil seguir creciendo y ahí entramos en un plan y escenario catastrófico, como de guerra si esto llega a suceder, pero tenemos optimismo que con el proceso de vacunación esto se va a controlar".

En total, 10.676.196 de personas ayer contaban con una dosis, y 8.005.987 con dos.

¿Por qué no bajan los contagios?

"Nunca hemos logrado estabilizar la pandemia ni disminuir los contagios hasta niveles controlables, como consiguieron Israel y Estados Unidos", explicó el secretario del Colegio Médico, José Miguel Bernucci, a la agencia de noticias Efe, en referencia a las campañas de inoculación. "La vacunación ha sido exitosa, pero para bajar la transmisión del virus con la vacuna de Sinovac necesitamos llegar al 80 % de la población general, no de la población objetivo", que excluye a niños.