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El cortocircuito epidémico

El Colegio Médico propone un cambio en el modo de controlar la pandemia con estrictas medidas para impedir la circulación viral. Lo complicado es que las características productivas de las comunas de la Región lo hacen casi imposible.
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El Colegio Médico, a nivel nacional, planteó que debido a la alta cantidad de contagios diarios de covid-19 es necesario implementar una nueva fórmula para reducirlos. Proponen la creación de un "cortocircuito epidémico" que implica aumentar las restricciones de movilidad en un período de tres semanas con cierre de actividades y un confinamiento casi total.

Según expertos, la Región de Antofagasta está entre las que por su tasa de contagios debiera implementarse este nuevo plan. Con ello se bajaría la amenaza viral en la población y se podría avanzar a un desconfinamiento gradual.

La medida ha sido atendida por el Gobierno, pero no se ha pronunciado si está dispuesto a implementarla. Principalmente porque aseguran que el Plan Paso a Paso ha servido para controlar la diseminación del virus y que los resultados de los estudios epidemiológicos indican que se va por buen camino.

No obstante, hay especialistas que creen que es una alternativa digna de ser analizada y aplicada en zonas como en nuestra región.

Lo complicado es que las características productivas de las comunas lo hacen casi imposible. Las faenas mineras que no son solos fundamentales para el desarrollo económico local también en el ámbito nacional, no podrían realizar un cierre total y con ello la movilidad no se vería reducida como lo específica el plan de "cortocircuito epidémico".

A ello se suma la negativa de los gremios del comercio y gastronómico quienes se han visto fuertemente golpeados por los cierres obligados y sus negocios están cerca de la quiebra.

Sin ser menor, la población también está cansada por las prolongadas cuarentenas y la movilidad tiende a no disminuir por una resistencia natural a los encierros.

Esas particularidades son las que se analizan y que los expertos estudian y ponen sobre la mesa para adoptar la mejor decisión. Atendiendo que se está en una batalla contra un virus que ha provocado casos graves y muertes en los distintos rincones el país.

Por ello, es posible, que el bien superior pueda primar por sobre las necesidades individuales.

Humildad y Confianza

"Yo creo en el valor de la humildad como una cualidad clave en las relaciones personales y la convivencia en sociedad".
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Las pasadas elecciones de las principales autoridades regionales nos dejó imágenes memorables: reñidos recuentos de votos, triunfos épicos, muy holgados unos, milimétricos otros y derrotas asumidas con total nobleza por parte de quienes entienden que pueden tener otra oportunidad de presentar sus propuestas para la construcción de una mejor sociedad. Todo en un entorno muy calmado y sin el ambiente de "fiesta republicana" que rodeó los anteriores comicios.

Pero hay una postal que a nadie dejó indiferente referida a la baja participación ciudadana la que rozó apenas el 20% a nivel nacional. El hecho de que 1 de cada 5 chilenos haya votado para la elección de la principal autoridad de cada región del país, sin lugar a duda será material para sesudos análisis políticos que intentarán explicar si el cambio del voto obligatorio a voluntario (con la consecuente inscripción automática) fue o no un error que terminó afectando al sistema o alguna otra razón que justifique esta gran abstención. Recordemos que entre los atributos de la Democracia están, por un lado la participación ciudadana, la representatividad y la legitimidad, aspectos que quedan en entredicho a la luz de los números y obligan a repensar la forma en que llevaremos este acto en el futuro.

Fatiga electoral, anuncios de cuarentenas y desinterés general también aparecen como plausibles argumentos, a los que podríamos agregar una falta de confianza generalizada que se radica especialmente en los segmentos más jóvenes. Y esta desconfianza es transversal a muchos ámbitos o roza distintas instituciones y personas, en una espiral que parece no detenerse y que por el contrario tiende a crecer cada vez más. ¿Qué se puede hacer para construir confianzas y relaciones deterioradas? ¿Cómo construir cercanía entre los actores sociales que permita afianzar relaciones duraderas dejando de lado toda forma de aprensión y suspicacia?

Yo creo sinceramente en el Valor de la Humildad como una cualidad clave en las relaciones personales y la convivencia en sociedad para la construcción de lazos estables y pacíficos y donde el respeto a la dignidad y al valor del otro sea el elemento central. Esa humildad que impulsa como un hecho natural, a reconocer los errores (tan propios de la naturaleza humana), a pedir perdón por ellos y a generar cambios notables en nuestro actuar. Que impulsa a ser comprensivos y pacientes con el otro, reconociendo las legítimas diferencias y centrándose en los puntos de coincidencia. Una sociedad humilde perdona, acoge y genera confianza, haciendo que nos podamos expresar libremente y sin problemas, sacrificar algunas horas de un domingo cualquiera para hacer una pequeña raya con un lápiz, en un papel que representa mi derecho a construir un mundo mejor.

Daniel Solís Igor

Rector CFT Estatal Región Antofagasta

La necesidad de modernizar el Estado

"Solo un cambio de mentalidad y una pisada al acelerador nos permitirá avanzar a un país con servicios abiertos y personalizados".
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¿Qué puede hacer la transformación digital por una sociedad? Sin duda, mucho más que eliminar las filas y el papel de las instituciones públicas. El impacto de los gobiernos digitales en la calidad de vida de los ciudadanos ha sido ampliamente documentado y está comprobado que una correcta implementación de herramientas tecnológicas es el camino a construir países más equitativos e inclusivos.

El más reciente estudio de la Cepal, Perspectivas Económicas de América Latina, concluyó que las nuevas tecnologías contribuyen a las instituciones públicas, porque ayudan a que la gestión sea más eficiente, inclusiva, creíble e innovadora, ayuda a restablecer la confianza en los gobiernos al simplificar los sistemas burocráticos y permite la participación ciudadana en la toma de decisiones, gracias a la transparencia.

Parece que estos hallazgos no son novedad en Chile, ya que desde 2019, con la promulgación de la Ley 21.180, se sentaron las bases para modernizar por completo el Estado, bajo metas y principios ambiciosos: de aquí al 2024 todas las instituciones públicas tendrán sistemas interoperables, actualizados, equivalentes, fieles al archivo original y deberán cooperar entre sí.

Y aunque según los datos de la división de Gobierno Digital, el 70% de los trámites públicos están digitalizados y hay 10,9 millones de chilenos con Clave Única activada, todavía la tecnología robusta, abierta e incluyente se hace esperar. La interoperabilidad sigue siendo un sueño idílico para las instituciones y hace falta visionarios que diseñen servicios para atender las necesidades de poblaciones diversas, adultos mayores y habitantes de zonas rurales.

La transformación digital del Estado se presenta como una oportunidad de oro para cultivar una gestión pública más eficiente, inclusiva y transparente. Sin embargo, se sigue reduciendo a un tema meramente técnico. Se cree que la tarea está lista simplemente con digitalizar trámites y comunicaciones, pero en realidad ese es el punto de partida.

Así las cosas, no vamos tan adelante como quisiéramos. El Estudio de Indicadores de Gobierno Digital (2019) reveló que un punto débil del país es el gasto de las instituciones en tecnologías de información y comunicación, las políticas de gestión documental y la planificación estratégica interna de la transformación digital. Solo hay que pasar unos minutos en las cuentas de Twitter de algunas entidades, para ver la cascada de reclamos respecto a que las plataformas no funcionan con la integridad que deberían.

Además, el mismo estudio reveló que las entidades públicas tienen técnicos y profesionales TI ejerciendo tareas básicas, mientras que las funciones relacionadas con la innovación y el diseño de servicios enfocados en el ciudadano, son las menos frecuentes. Solo un cambio de mentalidad y una pisada al acelerador en la modernización nos permitirá avanzar a un país con servicios abiertos y personalizados. Uno que no olvide que la tecnología existe por y para sus ciudadanos.

Julián Sandoval

Director Comercial de Apiux Tecnología