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Contagios diarios empiezan a bajar

Las cifras de los últimos días de casos covid-19 abren esperanzas en que "hay una luz al final del túnel" y que es posible controlar con vacunación y buen comportamiento. "Esto no significa que la batalla contra el coronavirus esté ganada, de hecho la baja no es para celebrar, sólo que poco a poco se empieza a controlar".
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Las últimas cifras regionales de contagios diarios por covid-19 , recién a estas alturas del año, permiten ver "una luz al final del túnel". Luego de meses con un múmero de casos elevados, las estadísticas disminuyen y se abren esperanzas para que las salas hospitalarias, que siguen al límite, empiecen a despejarse y el personal de salud tenga un mayor respiro en sus labores diarias.

Esto no significa que la batalla contra el coronavirus esté ganada, de hecho la baja no es para celebrar, sólo que poco a poco se empieza a controlar la cadena de contagios y con ello se evita la expansión viral en la población, qué es el requisito para mirar con optimismo el futuro pandémico.

Es solo un paso, el que obligadamente requiere de una base sólida para que pueda sumar otro y así iniciar el andar hacia una solución definitiva.

No habrá contagio cero. Eso lo han dicho las autoridades sanitarias y han sido claras en que el SARS-CoV-2 llegó y permanecerá por años circulando por las distintas partes del mundo. Y no olvidar las variantes que se han generado, algunas de ellas más resistentes a las vacunas y mucho más contagiosas.

El covid seguirá entre nosotros y es posible que se determine una vacunación anual, al igual que se hace con la influenza. Es una probabilidad que los médicos ven con mayor certeza y no debiera extrañar, porque históricamente así se han dado los procesos pandémicos.

Lo inmediato es no sentirse ganadores y seguir con el autocuidado. Usar bien la mascarilla y mantener el distanciamiento físico y ello significa no organizar fiestas o algunas celebraciones en las que no se respete los espacios entre las personas.

Nuestro comportamiento tiene que cambiar. Preferir los lugares abiertos para compartir. Cumplir con los esquemas de vacunación y redoblar nuestros hábitos higiénicos. Ese es el modo para vencer al covid y otras tantas enfermedades virales existentes y las que pudieren llegar, como lo anticipam algunos científi cos.

Así serán las futuras relaciones de las sociedades y los chilenos tenemos que aprender esto. Un mundo que encontrará la cercanía en la distancia.

El poder de la palabra y realidades

"Nuestra región, desde sus orígenes, ha proporcionado múltiples opciones de vida y desarrollo para todos aquellos nacidos en esta tierra generosa".
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Dado nuestra vida en sociedad, desde sus orígenes el hombre ha debido comunicarse con sus semejantes, ello a través de la palabra (logos). Desde antaño los filósofos clásicos estudiaron al hombre y sus formas de comunicación, y con ello la palabra. Inclusive, aquellos griegos otorgaban al logos poderes curativos. A aquella época, como manifestaciones del arte de la palabra, corresponde la oratoria y los sofistas con su retórica. En otro sentido, el prólogo del evangelio, según San Juan, ha sido traducido bajo la siguiente fórmula "En el principio era el Verbo (la palabra razonada)", para luego destacar a la palabra como vehículo de evangelización.

Así entonces, aun cuando la utilizamos a diario y casi resulte inadvertida, la palabra ha constituido un elemento o herramienta esencial en la historia de la humanidad. Por lo mismo, y desde la antigüedad, múltiples gobernantes y autoridades han manifestado clara conciencia respecto de la necesidad de su control, ya que la palabra puede constituir una formidable arma en manos del enemigo o adversario. Además, diversos autores y corrientes de pensamiento, más allá de su naturaleza simplemente lingüística, han reconocido el poder de la palabra en nuestra historia.

Actualmente, las denominadas redes sociales han multiplicado, y en cierto sentido vulgarizado, el alcance, contenido e influencia de la palabra, de forma equiparable sólo con la invención de la imprenta, hecho ocurrido hace ya seis siglos, que significó la expansión del conocimiento humano y facilitó innumerables transformaciones sociales. Finalmente, en el último tiempo hemos sido testigos privilegiados de múltiples manifestaciones e intervenciones, a través de medios de comunicación y/o redes sociales, coloquialmente conocidas como "minuto de fama".

Esto último reviste mayor importancia social cuando involucra a autoridades en ejercicio, constituyentes, candidatos o pre-candidatos a cargos públicos y/o ciertos líderes sociales o de opinión. En estos casos, aquellas intervenciones cargadas de desapego institucional, radicalismo y/o visiones totalitarias ciertamente dañan o ponen en riesgo la convivencia nacional y la libertad de todos sus integrantes. La importancia social señalada se fundamenta en otra característica que ha sido asignada al poder de la palabra, esto es, su potencialidad para la creación o construcciones de seudo realidades, la mayoría de las veces paralelas y carentes de todo sustento.

La creación de imaginarios forma parte incuestionable de la historia de la humanidad, dando origen a diversas creaciones y manifestaciones humanas de la más alta importancia, tales como las artes y las letras; pero en el ámbito de lo público, del bien común y de lo político, los imaginarios, por muy colectivos que ellos resulten, deberían ser siempre desestimados, ya que, habitualmente, constituyen receta recurrente para el fracaso político y social.

Nuestra región, desde sus orígenes, ha proporcionado múltiples opciones de vida y desarrollo para todos aquellos nacidos en esta tierra generosa. Por lo mismo, no debemos recurrir a imaginarios colectivos sino que debemos continuar el camino ya trazado por nuestros ancestros, esto es, el cuidado y respeto mutuo, junto al trabajo honesto. Debemos rechazar todos los minutos de fama, carentes de contenido, imaginarios y generalmente sólo asociados al propio provecho de sus autores. Los cantos de sirenas y las historias de enganchados, que con tanta claridad y sabiduría nos relataba nuestro historiador Floreal Recabarren, efectivamente forman parte de nuestro iter histórico, pero no por ello debemos reincidir en aquellos imaginarios. La palabra y nuestra tradición histórica nos deben permitir sortear de buena forma los nuevos imaginarios o falsas realidades.

Luis Bastías Eyzaguirre

Abogado

¿Qué te transforma en padre en el siglo XXI?

"El ser padre es mucho más que un vínculo sanguíneo u económico, mucho más que poner reglas o límites".
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La paternidad ha sido uno de los conceptos que más se ha modificado durante los últimos tiempos, principalmente porque poco a poco se han ido instalando nuevos tipos de paternidades, así como también nuevos tipos de masculinidad gracias a las amplias discusiones sociales sobre creencias que hasta hace algunos años no eran cuestionadas en el mundo del hombre, lo masculino o el ser padre.

Una de estas creencias que en algunos casos aún se mantiene en la sociedad es que la paternidad implica un tipo de habilidades en particular, por ejemplo: establecer el límite con los/as hijos/as, dejando a la madre con el lado de la contención y el cariño físico, obviando ese rol desde la figura paterna.

Sin embargo, con las investigaciones científicas y nuestro rol como profesionales del área psicosocial, se ha podido ir evaluando un cambio importante en este punto anteriormente mencionado: padres y madres tienen la misma posibilidad de dar amor, contención y establecer límites, no depende de uno u otro.

En la realidad chilena, ciertamente, aún se define mucho el rol paterno desde lo económico, y en variados casos es el único vínculo que los une con sus hijos/as. Es por eso que cabe preguntarnos ¿lo único que te vuelve padre es el vínculo sanguíneo y/o económico con los/as niños/as? Claramente no.

El rol de la figura paterna puede ser sostenido por otros adultos que se encarguen de la crianza del niño o niña, y ¿a qué nos referimos con crianza?, ¿es más importante calidad o cantidad de tiempo que pasamos con ellos/as? Ninguna de las anteriores, lo relevante es que cada vez que nuestros hijos/as se encuentren tristes o molestos o felices, ese padre esté ahí para ellos.

Por lo tanto, el ser padre es mucho más que un vínculo sanguíneo u económico, mucho más que poner reglas o límites y ciertamente puede ser sostenido por cualquier figura que cumpla un par de requisitos básicos: amor, preocupación y presencia constante durante la vida de ese niño/a, esto definitivamente aportará a la construcción de nuevas masculinidades en el orden de lo social y cultural.

Karla Donoso Bascur

Psicóloga equipo Plan de Apoyo Estudiantil UTEM