Cartografía de nuestra educación
"Necesitamos cambios y propuestas arriesgadas y, por qué no decirlo, polémicas". Dr. Francisco Javier Villegas, Profesor y Escritor
Durante muchos años ha predominado la idea de que la docencia, o el arte de enseñar, es algo sencillo o simple. Y, además, para nada problemático. De hecho, desde el mundo académico, en lo relativo a las líneas consolidadas de investigación, se ha descuidado dicho tema olvidando que la buena docencia, tanto en su acto delicado y complejo, porque se trabaja con personas, como por la investigación y aportes, de algunos educadores, implica decir que existe una multiplicidad de factores relacionados con la amplitud del conocimiento, la formación del profesorado, el reconocimiento de los verdaderos maestros y maestras o las formas que revelan una calidad del aprendizaje y la enseñanza en sus diversas magnitudes.
Hace casi siete semanas atrás, la Agencia Nacional de Calidad de la Educación, dio a conocer los resultados de su Diagnóstico integral de aprendizajes, realizado en siete mil colegios y a 1,8 millones de estudiantes de quinto básico a cuarto medio en la idea, casi absurda, de que los aprendizajes se miden y se tabulan. Lo que, dicho de otra manera, solo viene a reflejar la disparatada manera cómo se desarrolla en nuestro país la enseñanza de la lectura y las matemáticas y, por extensión, de todas las demás asignaturas puesto que la evidencia, desde hace mucho tiempo, indica que millones de personas y estudiantes, en su condición formativa, no están aprendiendo y menos están desarrollando sus capacidades al estar en un entorno que no es activo, ni autorregulado, ni menos constructivo o colaborativo. Por supuesto, que excepciones siempre habrá tanto en la contribución educativa como en el pensamiento ingenioso o alternativo.
Dada la importancia del tema, la educación, que se asume tanto a nivel de formación y enseñanza como en sus resultados, del cual muchos hablan, pregonan y utilizan como esloganes sociales o políticos, plantea una escasez de los desafíos y una poca seriedad de los impulsos. Ya sabemos que el ambiente social, o el modelo que tenemos, ha exacerbado el individualismo, como la forma de actuar en la vida y en la sociedad, el negocio educativo y el mercadeo así como las priorizaciones, más allá de un currículo mediatizado por las circunstancias. Al respecto, solo dos preguntas: ¿de qué manera, entonces, esa orientación influye en la construcción de un modelo educativo que solo "respira" aislamiento, fragmentación y deterioro de la calidad de vida en los estudiantes y en los profesores? ¿por qué el afán de encontrar en la escuela, lo que no tenemos en nuestro espacio de casa, no da resultados porque estas décadas solo han dejado, en muchos casos, vulnerabilidad, consumismo e "imaginarios" reales y paradojales aparte del escaso valor a la función del profesorado?
Passeron y Pierre Bourdieu, a quien hace algunos años visité en Père Lachaise, decía que las escuelas tienen, también, su propia limitación para ir más allá de las brechas, de la división social o de superar la propia herencia que tenemos o con la cual nos formamos. Lo que equivale a decir, como un amplio desafío, que la educación tiene que, también, reeducarse en una verdadera disponibilidad para recuperar aquella expresión de que la educación es un tesoro. Necesitamos cambios y propuestas arriesgadas y, por qué no decirlo, polémicas y radicales, también; pero, necesitamos, antes, una conciencia de verdad para transformar una realidad educativa que no nos gusta, pero, que nos dice día a día de sus preocupaciones, dolores, obligaciones y exigencias.