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El carteo entre Victoria y Virginia

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1-¿Qué te provocan Virginia Woolf y Victoria Ocampo?

-Con Virginia Woolf se me juega algo afectivo. Fue la primera escritora que leí. Además es la autora preferida de mi madre, habla de ella como de una amiga. Me encantan sus Diarios, como reflexiona sobre sus procesos creativos. A Victoria Ocampo llegué por su magnetismo. Su omnipresencia en la cultura argentina del siglo XX siempre me llamó la atención. Es fascinante, con una obra enorme, me divierte su humor y me gusta su faceta espiritual. Hay que problematizar los puntos ciegos de cierta mirada tan cristalizada sobre ella.

2-¿Cómo cuajó este libro?

-Llegué a las cartas de Victoria Ocampo investigando sobre su construcción autobiográfica. Ella menciona su relación epistolar con Virginia Woolf. Ocampo fue muy controladora de qué quería que la sobreviviera y quemó papeles, pero por supuesto no podía intervenir sobre lo enviado, que ahora está desparramado en repositorios internacionales. Se me ocurrió contactar a la Virginia Woolf Society, quienes confirmaron que conservaban cartas de Ocampo recibidas por Virginia Woolf. Eso en síntesis, porque fue harto trabajo de archivo y un gran ánimo detectivesco.

3-¿Cómo fue el encuentro?

-El vínculo ha recibido diversas lecturas y opiniones. En términos epistolares Virginia cumple un rol habilitador en Victoria, le da "aliento y esperanza", la anima a escribir, le escribe sobre la escasez de autobiografías escritas por mujeres. Victoria es una lúcida lectora de Woolf, por eso me pareció valioso reeditar acá también su ensayo "Virginia Woolf en su diario" y mostrar también este punto de vista. Además, Ocampo también es importante para Virginia porque gracias a ella "Un cuarto propio", un libro de 1929, se tradujo al español en 1935.


En resumen

La argentina Manuela Barral compiló y prologó "Correspondencia. Victoria Ocampo y Virginia Woolf" (Rara Avis), epistolario que mantuvieron entre noviembre de 1934 y mayo de 1940. El epistolario se dio entre dos mujeres que se vieron en persona solo tres veces.

Manuela Barral actualmente hace su tesis doctoral en la la U. de Buenos Aires.

3 preguntas

Manuela Barral, investigadora:

Archivo Personal

He-Man trae la nostalgia por el plástico a Netflix

La plataforma encargó al cineasta Kevin Smith hacer un remake de He-Man. Entre el respeto por el pasado y las nuevas agendas se cocinó este bocadillo para adultos melancólicos y niños curiosos.
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La saga de He-Man y "Los amos del universo" nació para vender juguetes. En 1980, Mattel hizo negociaciones con los productores de la película "Conan, el bárbaro" con el fin de fabricar figuras de plástico vinculadas a la cinta de Arnold Schwarzenegger, pero no llegaron a buen puerto. De las ruinas de ese proyecto se levantó este universo vikingo y futurista que gira en torno a un príncipe que, por arte de magia, se convierte en un luchador hipertrofiado. Los de "Conan" acusaron un plagio, pero Mattel ganó la pelea.

Tras ensayos y errores, y con las alucinantes pinturas de Frank Frazetta como inspiración, empresarios y diseñadores lograron construir un mundo propio que fueron articulando narrativamente con la ayuda de autores de cómics como Donald F. Glut (responsable de escribir la novela de "El imperio contraataca"). Es que una vez definidas las formas y los músculos, faltaba crear la historia. Mattel decidió ofrecerla en pequeñas historietas que acompañaban a los juguetes.

La consolidación de todo el entramado de fantasías y relaciones entre He-Man y el villano Skeletor se consolidó con la serie animada de 1983 y, posteriormente, con una versión de larga duración realizada en 1985. Quienes fuimos niños en esos años tuvimos que aguantar una olvidable versión con actores de carne y hueso ¬-con el rudo Dolph Lundgren haciendo de He-Man- que parecía una versión pobre de "Conan, el bárbaro". Hay que admitirlo. En algún momento de nuestra fascinación, muchos descubrimos que nos importaban más los juguetes que todas esas ficciones.

Kevin Smith, un nerd de Nueva Jersey que se hizo famoso en 1994 después de estrenar su flamante ópera prima "Clerks" (una comedia granosa en blanco y negro repleta de chistes, rock alternativo y conversaciones sobre nada), es reconocidamente un gran fan de la saga y el responsable de que ahora regrese para remover nostalgias bajo el alero millonario de Netflix. Las vicisitudes tras el estreno de "Amos del Universo: Revelación" demuestran que es también un hábil redactor de argumentaciones en pocos caracteres ya que desde el debut ha tenido que responder ataques incendiarios en redes sociales de fans que se sienten ofendidos por el remake. Las principales quejas apuntan a un par de decisiones arriesgadas del guión (que no revelaremos para no spoilear) y a ciertas concesiones con asuntos de género que hacen, por ejemplo, que Adam/He-Man parezca relegado a un segundo lugar después de la heroína Teela.

Lo cierto es que, agradeciendo las actualizaciones de una serie que no debe ser fosilizada, "Amos del Universo: Revelación" nos lleva a cuestionar la necesidad de revivir glorias pasadas. Con su ingenio, estética mejorada y trabajo de voces (la de Skeletor está a cargo del ochentero Mark Hamil), esto se disfruta pero se siente distinto a la vivencia naif de nuestra infancia. Lo que falta es tal vez el olor a plástico que condimentaba la experiencia con ese sentido extra. Así era la realidad aumentada en aquellos irrepetibles tiempos de televisores coronados por antenas.

Vuelve He-Man, el súper héroe de los años 80, con el foco puesto en una heroína llamada Teela.


En resumen

La primera temporada cuenta con 5 capítulos.

Por Andrés Nazarala R.

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