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Solidaridad y fraternidad

"Nos invita a reflexionar sobre cómo tratamos a la tierra y cómo nos tratamos unos a otros". "En un estudio de la Universidad de Chile, uno de cada 4 niños declaró 'Estar triste'". Alejandro Corvalán Quiroz, Académico Escuela de Ingeniería y Negocios, Universidad Viña del Mar
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Mientras intentamos salir de la crisis global de la pandemia, la Iglesia nos ha ofrecido sus reflexiones sobre cómo podríamos hacer esto, recordándonos que ninguno de nosotros estará seguro si no estamos todos a salvo. Esta es una responsabilidad de toda la familia humana que comparte una casa común.

El Papa Francisco, en la Encíclica Laudato Si (2015), nos llamaba a comprender cómo nuestras acciones, decisiones que tomamos y nuestro estilo de vida estaban amenazando todas las formas de vida en este planeta. Mas tarde en su encuentro con obispos y líderes de la zona amazónica (2017), se reflexionó y discutió cómo el comportamiento colonial y destructivo hacia la región de la Amazonía estaba llevando a la rápida y dramática desaparición de culturas, especies y vidas humanas en esta parte del mundo. Aquí nos invitó a escuchar, a abrirnos a otras verdades, historias y conocimiento que pueblos originarios pueden compartir con nosotros, con el fin de preservar nuestro planeta, nuestra casa común y por ende a nosotros mismos.

Durante este tiempo de pandemia del COVID-19, el Papa Francisco sigue ofreciéndonos su pensamiento sobre interdependencia e interconectividad y esa relación de excesos, como son el individualismo, nacionalismos y el sufrimiento que se vive a nuestro alrededor. A la pregunta ¿Cómo se cura este mal? o ¿cómo se sanan estas heridas? El Papa responde; "Juntos podemos curar este mundo herido, con una cultura del cuidado, de la responsabilidad, de la armonía, de la escucha, así podemos salir más fuerte de esta crisis.

En su C.E. Fratelli Tutti, (2018) El Papa habla de solidaridad y fraternidad. Nos recuerda que en tiempos complejos como los que vive el mundo de hoy, hay que pensar en términos de "bien común universal", "involucrarnos en una economía que sea parte de un programa político, social, cultural y popular". También nos invita a reflexionar sobre cómo tratamos a la tierra y cómo nos tratamos unos a otros, a nuestro "prójimo". ¿Quién es este vecino? Refiriéndose a la parábola del buen samaritano, sólo para responder que no se trata del otro, sino de nosotros mismos. Debemos ser el buen vecino, que se hace prójimo del otro, especialmente del más herido, del descartado, del abuelo, la abuela y del migrante.

En esta carta el Papa Francisco vuelve una y mil veces a una palabra que nunca debe faltar en nuestra vida y relaciones, aunque es fácil de pronunciar no siempre es fácil de practicar. AMOR… amor al prójimo, a nuestro pueblo, amor social, amor político, amor fraterno. Lo que queda claro, a lo largo de esta carta, es que se debe pensar en nuevos sistemas, nuevas ideas, nuevos caminos y la única forma de que esto ocurra es levantando nuestros corazones, trabajando juntos por la justicia, la solidaridad y el bien común. La paz será posible "sobre la base de una ética global de solidaridad y la responsabilidad compartida en toda la familia humana".


En el Día del Niño, no cerremos los ojos

Los impactos de la pandemia son multidimensionales y multisectoriales, especialmente en el mercado laboral. En este sentido, es muy relevante destacar una presentación muy robusta y novedosa que realizó recientemente el presidente del Banco Central, Mario Marcel, ante la Comisión de Hacienda del Senado, denominada "Impacto de la crisis del covid-19 sobre la situación de las mujeres en Chile". Dicha presentación tuvo cuatro puntos centrales: impacto de la pandemia en el mercado laboral femenino; estimación de contribución del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado; implicancias macroeconómicas y, finalmente, conclusiones y desafíos futuros.

Dada la extensión y complejidad de dicha presentación, este artículo reseña algunos de los principales aspectos de ella. Un elemento a destacar es que este estudio tuvo un enfoque mixto: en primer lugar, un análisis de participación e inactividad laboral, a partir de la Encuesta Nacional de Empleo; y en segundo término, entrevistas en profundidad a mujeres cuidadoras sobre su percepción actual y expectativas de participación laboral.

Un primer dato duro que refleja el estudio es que durante la pandemia las tasas de participación han caído en forma generalizada; sin embargo, la participación de las mujeres se ha visto más afectada, con un retroceso a niveles porcentuales de una década atrás. La participación femenina se ha visto impactada por la necesidad de dedicar mayor tiempo al cuidado del grupo familiar. Las explicaciones entregadas por las mujeres entrevistadas indican que esta mayor carga ha sido asumida casi exclusivamente por ellas, evidenciándose un bajo involucramiento de otras personas del hogar y dificultades para contar con ayuda externa.

En esta perspectiva, el estudio muestra que las mujeres que buscaron trabajo o trabajaron durante la pandemia lo hicieron por la ineludible necesidad de generar ingresos y tuvieron que compatibilizar la ocupación con las labores de cuidado y, muchas de ellas, acotar su búsqueda a trabajos esporádicos o de jornadas reducidas o informales. Un segundo dato es que las mujeres que se encuentran fuera de la fuerza de trabajo indican que la dedicación de tiempo completo a los cuidados les ha impedido buscar o estar disponibles para aceptar un trabajo.

Es importante recordar que durante el peor trimestre de la pandemia, mayo-julio de 2020, se perdieron 1 millón 800 mil empleos, de los cuales 899.000 eran puestos femeninos, y al trimestre móvil marzo-mayo de 2021 solo se han recuperado 395 mil empleos, es decir, solo el 43,9% del total de empleos perdidos. En consecuencia, la situación actual de menor participación laboral femenina y el aumento de la inactividad habitual implica un riesgo de pérdidas de capacidad en el mercado laboral que podría ser de carácter más permanente.

Finalmente, es muy crucial consignar dos constataciones centrales de este estudio que es más amplio de lo comentado. En primer término, valorar que las mujeres, en general, tienen la intención de reintegrarse al mercado laboral luego de que pase la pandemia, motivadas por una mayor autonomía económica y autorrealización. Y en segundo lugar, entender que parte importante de la recuperación pendiente en el mercado laboral dependerá de la velocidad y la forma en que las mujeres se reincorporen al empleo remunerado.

Óscar Blanco

Obispo de Calama

Un apoyo para las personas mayores

En el Mes de la Solidaridad la mirada se vuelve al grupo etario que más ha golpeado la pandemia por coronavirus. El apoyo económico es fundamental aunque una mirada, un saludo, una conversación y un beso a la distancia también sirven para llenar los vacíos en sus vidas.
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La Iglesia recuerda que agosto es el Mes de la Solidaridad y pese a la pandemia insta a todos a mirar a los más necesitados y brindarle la ayuda inmediata, pero también ser partícipes de otras que son más a largo plazo. Una de ellas es entregar parte de nuestro tiempo libre al voluntariado, entregar asistencialidad, pero ser capaces de volcar nuestros conocimientos, contactos y expertiz en tareas que sirvan a las familias a salir de la pobreza.

En la Región hay casos de agrupaciones juveniles que en pandemia han aumentado sus esfuerzos y han requerido de más manos para llegar a los grupos vulnerables. Y la juventud ha respondido y los voluntarios se han hecho presentes en el trabajo solidario.

Este año el grupo objetivo de las campañas solidarias serán las personas mayores. Rango etario que ha sufrido mucho en la pandemia por covid-19. Lamentaron muchos decesos y prolongadas hospitalizaciones, interminables jornadas de recuperación y secuelas que hasta hoy les impiden retomar su vida normal.

Muchos de los fallecidos ni siquiera alcanzaron a recibir la atención médica. La muerte los sorprendió en sus casas y en la más absoluta soledad. Se despidieron de la vida terrenal en medio de restricciones covid y con una rápida sepultura.

Quienes sobrevivieron han debido soportar un detrimento en su calidad de vida propio de los confinamientos y restricciones de movilidad. Es muy distinto a lo que sucede con los más jóvenes que en algún momento con los permisos temporales pudieron salir, no así ellos que conscientes de su vulnerabilidad continuaron en sus casas. Solo el apoyo de familiares, amigos y organizaciones les posibilitó poder sortear las adversidades de la pandemia.

Por ello la atención se focalizará hacia ese grupo de la sociedad. Los que subsisten con pensiones bajas y en muchos casos con enfermedades que requieren costosos medicamentos y tratamientos carísimos.

El apoyo económico es fundamental aunque una mirada, un saludo, una conversación y un beso a la distancia también sirven para llenar los vacíos en sus vidas.

Hoy preparan un retorno pausado a la movilidad y necesitarán una mano solidaria para hacerlo de forma segura. Es un lindo momento de demostrar cuán solidario somos.