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La Generación del mimeógrafo

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En agosto de 1976 se creó el Grupo "Génesis Poético" de Mejillones. Fue fundado por Patricio Tapia Fredes junto a dos alumnos: Iván Cortés Martínez y yo. Después se sumarían Andrea Canelo, Juan Carlos Guerra, Víctor Sotomayor, Florentino Novoa, Luz María Hidalgo, Lidia Lazcano y el cantautor Alejandro Castillo.

Posteriormente salió la revista: "Aurora Poética". Vino Andrés Sabella, luego Alfonso Calderón. Vino la prensa y "Génesis" se validó a nivel regional. También llegó de visita un pelotón liderado por Sergio Gaytán. Junto a él estaban Héctor Prieto, Mariela Améstica, Miguel Angel de Ugarte y varios otros juveniles próceres.

En 1977 la Región lírica estaba dominada por el Círculo Literario de Antofagasta. Desde allí se escindió el fiscal Juan de Dios Reyes Franzani y convocó a la juventud que en ese momento aparecía visible. En diciembre de 1977, junto a Reyes Franzani y Pato Tapia fui partícipe de la fundación de "Salar de la Poesía" de Antofagasta.

Nombres como Iris Peñafiel, Ricardo Díaz, Andrés Vega (Naja Shandré), Clementina Ossandón, José Manuel Gaete, Julio Fajardo, Horacio Valderrama y Pedro Osorio irrumpieron por "Salar". También hubo un meteórico liderazgo del estudiante de la UTE: Arturo Volantines, quien prematuramente se fue a La Serena.

Simultáneo a "Salar" Sergio Gaytán daría forma al Taller de Literatura "Recital" al interior de la Universidad del Norte. Integrado por alumnos de gran nivel, como Luis Kong y Galvarino Santibáñez. Cómo olvidar a los "lobos esteparios", escritores que no reconocieron tienda pero fueron protagonistas: el loíno Pablo Anuary, Víctor Bórquez Núñez y Hernán Rivera Letelier, entre otros. "Génesis", "Recital" y "Salar" habrían de copar todo el quehacer literario del siglo XX en la Región.

Hago estos recuerdos porque los señores y damas mencionados constituyen la Generación 80 dentro de la literatura de la Región de Antofagasta. El movimiento de la máquina de escribir, el stencil y el mimeógrafo. Esta hornada no fue debidamente registrada por los antologadores santiaguinos y mi nota no es más que un acto de justicia.

Wilfredo Santoro Cerda, Consejo Patrimonial de Mejillones