Plurinacionalidad
El constituyente Benito Baranda, en entrevista concedida a un matutino de la capital, señaló que "todo lo vamos a construir desde una república plurinacional". Por su parte, la candidata presidencial de Unidad Constituyente, Yasna Provoste, en sus primeras declaraciones ha señalado que Chile será un "Estado plurinacional".
Ante tales declaraciones, es necesario aclarar terminantemente que Chile no es un país plurinacional; por el contrario, es una nación formada por una sola raza y un solo pueblo que se forjó a lo largo de 500 años de historia producto del mestizaje a gran escala de los siglos XVI y XVII y la inmigración de colectividades extranjeras en los siglos XVIII y XIX que ya se encuentran completamente fundidas con la raza mestiza e integradas sin distingos a la población chilena.
Por otra parte, la existencia de algunas decenas de miles de chilenos, que habitando en comunidades pertenecen a etnias originarias, no otorgan a nuestro país un carácter plurinacional frente a los 18 millones de chilenos que componen nuestra raza y nuestro pueblo.
Chile es una sola raza, un solo pueblo y una sola nación.
Francisco Bartolucci Johnston Abogado y profesor de Derecho
Sentimiento injusto
John Stuart Mill escribió que la envidia es "la más antisocial y odiosa de todas las pasiones". Axel Kaiser, por su parte, ha dicho: "No deja de ser curioso que, siendo la envidia una de las constantes más relevantes de la vida en común, se encuentre totalmente ausente del debate público".
La envidia -pena causada por el bien ajeno o alegría por el mal ajeno- es un vicio capital que deteriora cualquier relación humana y que, llevada al límite, hace imposible la convivencia social. Es un sentimiento injusto por su pretensión igualitaria, o sea, antijerárquica, negadora del mérito y, en definitiva, antisocial; es un sentimiento individualmente desdichado y socialmente demoledor que frustra capacidades personales y acciones colectivas.
La igualdad en todos los ámbitos -idea rectora de todo socialismo- que está terminando de hundir los últimos vestigios del respeto y del principio de autoridad, tiene una raíz o motivación envidiosa.
Adolfo Paúl Latorre Abogado
Zona sur
A raíz de que el 21 de agosto se conmemoró a las víctimas del terrorismo, resulta una oportuna fecha para reflexionar sobre la situación del país en dicha materia.
Lo anterior, pues en la zona sur coexisten tres grupos terroristas: La "CAM", Weichan Auka Mapu y la Comunidad Autónoma de Temucuicui, todas responsables de ataques incendiarios, amedrentamientos y actualmente sospechosos de múltiples homicidios.
Es urgente que los fiscales tengan la posibilidad real de invocar la ley antiterrorista (L. 18.314) y esta no se vea obstaculizada por incorporaciones de elementos subjetivos por parte de un conglomerado político que prefiere disfrazar de reivindicación al terrorismo.
Precisamos dejar los traumas y errores del pasado para frenar sin tapujos la creciente violencia que nos invade, es nuestro deber moral acabar con quienes se están llevando vidas de inocentes, como esta semana, en Tirúa.
Pilar Lorenzoni
Juventud e ideas
Lo más importante suele no ser lo más espectacular y bien vale aquello a la hora de analizar principios y convicciones. Asistimos a un cambio de ciclo político, probablemente la transición ya se terminó, o incluso inauguramos un nuevo período en la historia de Chile.
En ese sentido, se señala que el país necesita líderes jóvenes y renovar a sus dirigentes políticos.
Sin embargo, lo que realmente se necesita es contar con líderes políticos íntegros que aniden ideas nuevas que miren el futuro y no seguidores de consignas que se encadenan al pasado constantemente. Así, puede ser que haya líderes políticos muy jóvenes de edad, pero con ideas muy antiguas y trasnochadas, como, por ejemplo, el candidato del PC y FA.
Más que la edad en sí misma, por muy espectacular que ello sea, lo esencial son las convicciones y su forma de proyectarse, la originalidad y visión de futuro presente en las ideas y propuestas y en la forma de hacer política, y por supuesto, la integridad moral de quienes guían los destinos del país, porque justamente en esos ámbitos se juega el auténtico desarrollo de Chile.
José Ignacio Concha Abogado