"Estoy contento de haber dedicado mi vida a la iglesia en esta zona y en esta provincia"
El padre Enrique Olivé Turu es uno de los sacerdotes más reconocidos y queridos por la comunidad católica loína. Durante décadas ha realizado su labor pastoral tanto en Calama como en Chuquicamata e incluso, se hizo merecedor de la Mazorca de Oro, máximo galardón que se entrega a los ciudadanos destacados de la comuna.
Hoy, el padre Enrique celebra 60 años de ordenación sacerdotal, los que serán celebrados con una eucaristía en la catedral San Juan Bautista de Calama, desde las 19.30 horas.
A continuación, el sacerdote comenta cómo han sido estas seis décadas de trabajo en la Iglesia, la mayoría en la comuna de Calama a donde llegó a poco tiempo de ser ordenado en España.
¿Qué significa para usted cumplir 60 años de sacerdocio?
-60 años son un montón de años, pero que en cuanto a mi sacerdocio, considero que los he vivido en distintas etapas siempre con el deseo de servir al Señor y de servir al mundo a través de la Iglesia.
¿Cuánto tiempo ha estado usted en esta zona?
-Casi todo el tiempo, porque después de la ordenación, el año 1961, al cabo de dos año -1963 ya me vine para Calama y solamente hubo una interrupción de un año y medio que estuve en Barcelona, pero para regresar otra vez.
¿Con todo este tiempo aquí en Calama debe conocer a muchas personas?
-Mucha gente porque el trabajo de parroquias sobre todo, supone estar en contacto con muchas personas y la dificultad es recordar a estas personas porque van siguiendo otras y otras, pero de todas formas ha quedado siempre una buena amistad, con un buen numero de personas.
Durante este tiempo de sacerdocio ha pasado por distintas parroquias.
-En primer lugar estuve como vicario cooperador, vicario parroquial en la parroquia San Juan Bautista, cuando yo llegué a Calama era la única parroquia que había y después, fui párroco de la parroquia de San Juan Bautista. Luego, a finales del año 1980 se crearon cuatro nuevas parroquias y entre ellas, la de San Pablo en la que entonces fui párroco, hasta que después hubo el traslado Chuquicamata para hacerme cargo de la parroquia El Salvador. Estuve en Chuquicamata, viviendo allá 23 años y unos cinco más en el tiempo de la construcción del templo y puesta en marcha de la parroquia El Salvador en Calama.
Por su labor en Chuquicamata, usted es considerado uno de los personajes destacados de dicho campamento, ¿qué piensa al respecto?
-Es que al estar tantos años seguidos a cargo de la parroquia es como la referencia normal con el sacerdote que estaba a cargo, pero también los que me conocieron en Calama también, con muchos de ellos, hay muy buena relación también.
Su última labor como párroco fue en la parroquia El Salvador, sin embargo continúo trabajando en la Diócesis.
-Después de dejar a la parroquia El Salvador por la edad los dejé a los 75 años entonces continué en distintas tareas en la Diócesis colaborando con el obispo, en el período que no tuvimos el obispo, estuve a cargo de la Diócesis y siempre hay actividades como es la Vicaria Judicial y la atención o la formación de prevención de abusos que justamente, con un equipo de laicos y laicas, estamos trabajando en esto y es una tarea que es muy importante por la finalidad evitar que haya abusos y procurar un nuevo trato respetuoso entre todas las personas que colaboran con la iglesia.
¿Qué significa esta zona para usted, le tiene un cariño especial?
-Por supuesto hay un cariño muy especial por resta zona, porque siento que me ha recibido bien, hemos colaborado mucho, con mucha gente de Calama y de Chuquicamata por lo tanto, aunque tengo todavía buenas amistades en Barcelona y familia también, mi hermano, pastoralmente me siento más identificado con la realidad de Chile, especialmente de la Diócesis de Calama.
Durante el tiempo en el que ha estado en esta comuna, usted ha sido testigo de la evolución de Calama.
-Calama era muy chico, se calculaba que habían 40 mil habitantes, pero imaginemos un Calama con muy poquitas poblaciones, estaba la 21 de Mayo, Independencia, O'Higgins, Prat, Villa Chica, comenzaba la 23 de marzo estaba la población Pizarreño, que ahora tiene otro nombre, pero muy poco más. No había ninguna villa de las que después se crearon con gente que trabajadores de Chuqui que querían tener su casa propia y vinieron a Calama estas villas Caspana, Ayquina, Ascotán, Exótica fueron ya un crecimiento muy importante de Calama, pero antes era un Calama mucho mas chico y muy pobre además.
¿Hasta cuánto tiempo más tiene pensado seguir con su trabajo pastoral?
-La intención mía es continuar haciendo lo que pueda, ya sé que no puedo como años atrás, pero mientras pueda hacer algo que sirva, que sea bueno yo contento de compartir, conversar, acompañar, aconsejar y aprender también. Es una época que uno tiene que aprender de la gente y de muchos libros que son importantes para formar la conciencia para despertar la fe y para mantener la esperanza .
¿Qué mensaje le entregaría usted a la comunidad loína?
-Lo primero es agradecer la buena acogida y la buena colaboración y a través de esta colaboración, uno no solamente puede ayudar a enseñar guiar sino que también aprende, recibe mucho. Yo he recibido mucho de la gente de Calama y de Chuquicamata y por esto que estoy sumamente agradecido y ademas contento de haber dedicado mi vida a la iglesia en este zona y en esta provincia.
"La intención mía es continuar haciendo lo que pueda, ya sé que no puedo como años atrás, pero mientras pueda hacer algo que sirva, que sea bueno yo contento".