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Crisis migratoria en los tedeums

En los servicios religiosos por Fiestas Patrias se recordó el respeto que debe existir con los migrantes y la importancia de ser hospitalarios. Se aplica la legalidad, pero se olvida que es necesario tender una ayuda a quienes con mucho dolor han tenido que despojarse de bienes y pergaminos para buscar nuevos horizontes.
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Mucho se ha dicho y escrito sobre la crisis migratoria por la que atraviesa el país y que en la zona norte adquiere dimensiones dramáticas. Son cientos de familias que han realizado una larga travesía por el subcontinente, dejando todo atrás y con poco dinero para cumplir tan arriesgado periplo.

La esperanza de encontrar oportunidades y crecer en lo personal y familiar es lo que los mantiene en pie, pese a las adversidades y abusos de los que son víctimas.

La mayoría son venezolanos y su destino no es precisamente el norte. Sus familiares y amigos que llegaron en la anterior oleada, se han instalado de preferencia en la zona central y sus alrededores. Hasta allí quieren llegar pero el camino se hace interminable y viven muchas necesidades incluso pernoctan en terminales, calles y viven de la solidaridad y caridad de los chilenos.

Esa condición a la que se ven enfrentados no es bien vista por un sector de nuestra sociedad. Les molesta que interrumpan su normal tránsito, que estén en las calles y urgen a las autoridades por la solución que se ha utilizado últimamente como es la expulsión.

Se aplica la legalidad, pero se olvida que es necesario tender una ayuda a quienes con mucho dolor han tenido que despojarse de bienes y pergaminos para buscar nuevos horizontes.

Durante los festejos patrios, el tema fue abordado por el obispo de Calama Óscar Blanco y el arzobispo de Antofagasta Ignacio Ducasse.

El pastor loíno dijo que hay quienes critican desconociendo el gran valor de las migraciones para el desarrollo del país. Proliferan mensajes racistas y de odio muy alejados de lo que es la hospitalidad. Una cualidad que parece olvidarse en estos tiempos.

Monseñor Ducasse, también tuvo un mensaje sobre la crisis de los migrantes y agradeció a las organizaciones que se han prodigado para llegar con asistencia a quienes lo necesitan.

Y las oraciones iban dirigidas a cambiar esa mirada y el emplazamiento a las autoridades a comprender lo que ocurre y buscar soluciones distintas a la deportación.

No hay dudas que ese debe ser el camino y que reconozcamos el valor de quienes vienen a aportar al país. Chile es una franja extensa con una población exigua y que se vería fortalecida con la llegada de los foráneos que están dispuestos a contribuir.

De regreso a la Matrix

"La pandemia se transformó en nuestra Matrix y cambió nuestra perspectiva de la vida para siempre. Como sociedad nos tocó 'desaprender' para 'aprender'".
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Revisando la cartelera de estrenos, me doy cuenta que se está por estrenar una nueva versión de la película Matrix. Esa que hace 20 años nos cambió la perspectiva del mundo y nos hizo pensar en la construcción y el control de nuestra propia realidad.

La pandemia se transformó en nuestra Matrix y cambió nuestra perspectiva de la vida para siempre. Como sociedad nos tocó "desaprender" para "aprender". Claro, porque ejercicios tan básicos como salir a pasear a la mascota o ir al negocio de la esquina para comprar, se transformaron en odiseas complejas, con normativas específicas y trances mentales sobre la posibilidad cierta de contagiarse del temido Covid-19.

Aprendimos a vivir de otro modo, a relacionarnos de otra manera, incluso a mirarnos desde otros prismas. Y no sólo desde lo físico.

A esto sumamos la otra pandemia, que según los expertos tiene que ver con las enfermedades mentales surgidas en este periodo. Aumentando, según el "Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC" las prevalencias de síntomas asociados. Esto en lo referido a depresión e insomnio, que son las situaciones que más afectan a los chilenos.

Si bien todos estos factores una vez más apelan a la resiliencia nativa de nuestro país, lo cierto es que hay grupos y actividades donde la pandemia logró desestabilizar paradigmas y generar una grieta profunda en el sistema.

Me refiero a los niños y la educación.

Nuestros hijos e hijas y el sistema educativo fueron puestos a prueba. No bastó sólo con las ganas de querer educar. O que los profesores se las ingeniaran para avanzar en los programas y contenidos. La educación ya "cojeaba" desde antes por temas de calidad e igualdad.

Por varios meses del 2020 la educación se contagió de Covid. El sistema educativo perdió el olfato y el gusto. Y se enfrentó a realidades tan ciertas como la falta de internet o computadores que permitieran a miles de niños y niñas poder seguir estudiando.

Nos tocó presenciar como los pequeños subían a los techos de las casas para poder conectarse y tener sus clases con "normalidad". Y esto ocurrió en todo Chile, incluyendo Calama.

Más allá de la afectación del sistema, los reales damnificados por la pandemia son si duda alguna nuestros hijos e hijas. Ellos asumieron el costo de una educación a distancia, improvisada, distante, sin contacto físico o social y muchas veces con 40 niños conectados a la plataforma zoom.

Y no es una crítica, es la "pifia" en la Matrix. Esa que quedó revelada cuando nos dimos cuenta que no estábamos preparados para enfrentar una realidad distinta. Cuando asumimos que el status quo ya no servía.

Hoy avanzamos a una "nueva normalidad". Los niños poco a poco regresan a la presencialidad. Retoman los afectos y la vida social. Se rearman y miran la Matrix desde fuera.

Mientras nosotros aún buscamos respuestas desde adentro.

Cristian Bruna Castillo

Colegio de Periodistas El Loa

¿Cómo integramos a las personas migrantes?

"El discurso del odio es una amenaza para los valores democráticos, la estabilidad social y la paz de cualquier nación". Macarena Chepo, Académica U. Andrés Bello
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Chile celebró sus Fiestas Patrias. Fechas que resaltan las tradiciones típicas que alimentan el sentimiento de chilenidad. Ahora bien, ¿nuestros discursos de "identidad nacional" pueden excluir (de manera intencional o no intencional) a aquellos que comparten nuestro territorio, como las personas migrantes?

Las redes sociales se han convertido en el principal espacio para compartir información, comunicarse, formular una opinión, etc. Lamentablemente, estas plataformas también se han utilizado cada vez más para la propagación de la intolerancia y discursos de odio.

Estos últimos, se definen como cualquier forma de expresión que abogue, incite, promueva o justifique el odio, la violencia o la discriminación a una persona o un grupo en función de una característica como la nacionalidad, la etnia, el género, la orientación sexual, la religión, entre otros.

Frases como ¿Y por qué no se devuelven a su país? o ¡Chile es para los chilenos! no hacen otra cosa que reflejar un nacionalismo tóxico. Lamentablemente, una reacción común muchas veces, por parte de los espectadores, es no tomar ninguna medida (como por ejemplo denunciar dicho contenido), lo que alimenta la generación o consolidación de un discurso público de odio hacia este grupo.

Lo anterior es bastante preocupante si consideramos los datos provenientes de la encuesta CRITERIA 2021, los cuales indican que en Chile existe un alza en la aversión hacia la población migrante respecto a la que ya existía hace dos años. Si en el 2019 un 37% se manifestaba "de acuerdo" o "muy de acuerdo" con la llegada de migrantes, ese número se reduce a 25% en 2021.

El discurso del odio es una amenaza para los valores democráticos, la estabilidad social y la paz de cualquier nación. La invitación es que, más allá de las celebraciones del "18", no nos nublemos en la construcción de un país que debiera ser respetuoso del otro y socialmente más justo.