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SPENCER tunick pide salvar el mar mueRto con "tubería de desnudos"

COMPOSICIÓN MASIVA. El fotógrafo estadounidense realizó nueva instalación en la que participaron 200 personas para crear conciencia sobre la necesidad de preservar el desértico lago salado que sufre graves problemas medioambientales.
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Agencias/Redacción

Una nueva instalación en el entorno del Mar Muerto realizó ayer el controvertido fotógrafo neoyorquino Spencer Tunick (54), que esta vez emuló la construcción de una tubería humana a desembocar en el salado lago desértico que sufre graves problemas medioambientales.

Conocido por sus composiciones masivas de desnudos en entornos naturales, el artista esta vez contó con la participación de 200 personas, de entre 19 y 70 años, que envueltas en pintura blanca, participaron en esta nueva performance en el paisaje desértico que rodea la ciudad de Arad en Israel, puerta de entrada a la laguna.

La instalación marcó el regreso del artista, diez años después de la primera vez en ese lugar, con el fin de generar conciencia sobre la necesidad de preservar ese paisaje único, considerado el punto más bajo del planeta.

"Mi propósito es crear conciencia sobre el Mar Muerto, que está desapareciendo. Hay que encontrar la manera de mantener el nivel del mar o traer agua dulce, sin afectar el abastecimiento de agua de los países de alrededor. El agua es vida", señaló Tunick tras llevar acabo el registro fotográfico en Arad.

De esta forma, el artista estadounidense inmortalizó con la cámara su tercer trabajo en estas aguas de Asia, tras reunir a más de 1.200 participantes en 2011, que flotaron sobre la Playa de los Minerales, un lugar que ha dejado de ser accesible por los socavones, y una instalación posterior en 2016, menos masiva.

"Incluimos menos gente que hace diez años. Es un trabajo más conceptual, en el que he convertido a la gente, pintada de blanco, en columnas de sal, una alegoría de la historia bíblica de Lot (convertida en piedra como castigo). Aunque aquí todos están vivos, representando pilares de sal que brotan de los manantiales de debajo del agua salada", teorizó el artista.

Asimismo, calificó al Mar Muerto como "la octava maravilla del mundo" y agradeció a los participantes de esta nueva obra, a los que consideró "verdaderos guerreros del arte y aventureros".

Socavones y agujeros

Este último proyecto tiene por objeto llamar la atención sobre los socavones y pozos que están aflorando en el entorno del Mar Muerto en los últimos años, provocados por los depósitos de sal que se acumulan a medida que desaparece el agua, y que disminuye a un ritmo de más de un metro al año.

Debido a esos agujeros en el terreno, muchas playas y bellos lugares que rodean la laguna han quedado totalmente inaccesibles.

En esa línea, la "tubería humana" presentada por Tunick representa las dos medidas planteadas para solucionar el problema: un canal que emane agua desde el Mar Rojo u otro desde el Mediterráneo.

"Es muy especial ser parte de una obra de arte de alguien de la talla de Tunick, como parte de un proyecto que trasciende el arte para crear conciencia sobre el valor medioambiental del Mar Muerto, antes de que muera del todo", sostuvo un participante.

Por su parte, el alcalde de Arad, Nisan Ben-Hamo, señaló que la idea es crear conciencia social sobre la situación ambiental del Mar Muerto, ya que es "es un recurso vital para Arad y para el desierto que tenemos que salvar. En los últimos años, este mar ha comenzado a drenar y se produce en fenómeno de los socavones gigantes, que es muy peligroso".

Museo

La instalación llevada a cabo por Tunick pretende recaudar fondos para la construcción del Museo del Mar Muerto, del que aún no se ha colocado la primera piedra.

El proyecto pertenece al activista y amigo del fotógrafo, Ari Leon Fruchter, que lleva años empeñado en preservar este lugar que se ubica 400 metros por debajo del nivel del mar.

Además, la página web del Museo del Mar Muerto acogerá una exhibición virtual con gran parte de la obra de Tunick, incluida una sesión de fotos en las cataratas de Ein Gedi y Ein Bokek.

Tras 12 días, nave rusA con la primera expedición cinematográfica espacial ya está de regreso en la tierra

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La primera expedición cinematográfica espacial, integrada por la actriz Yulia Peresild y el realizador Klim Shipenko, y al cosmonauta Oleg Novitski, arribó ayer a la Tierra desde la Estación Espacial Internacional (EEI).

La nave rusa Soyuz MS-18 se posó a las 04.35 GMT sin contratiempos en la zona prevista de la estepa kazaja, aterrizaje que fue transmitido en directo por Roscosmos, la agencia espacial de Rusia.

Precisamente el director de la agencia, Dmitri Rogozin, fue el encargado de recibir a los tripulantes quien resaltó que el aterrizaje se llevó a cabo de manera sobresaliente.

"Estamos contentos de que se encuentren bien (...). Todo salió a la perfección", destacó el funcionario, que calificó la maniobra con un "5", la máxima nota escolar del país.

El comandante de la cápsula de descenso, Oleg Novitski, fue el primero en ser evacuado, y luego le correspondió el turno a Klim Shipenko, quien señaló que "el despegue y el aterrizaje son sensaciones impresionantes".

La última en descender fue la popular actriz Yulia Peresild, a quien se le hizo poco el tiempo de permanencia en la plataforma espacial.

"Todo bien. Todo estuvo perfecto. Oleg (Novitski) es un profesional y con él no se siente miedo", dijo Yulia.

Luz, cámara, acción

Fueron doce los días en que la artista permaneció en la estación espacial (EEI) junto a Shipenko. En ese tiempo se rodaron gran parte de las escenas del largometraje de ficción llamado "El reto", una producción conjunta entre Roscosmos, el Primer Canal de la televisión federal y el estudio Yellow, Black and White.

La trama del film gira en torno a una cirujana, encarnada por Peresild, que vuela de urgencia al espacio tras un breve período de entrenamiento para asistir a un cosmonauta, interpretado por Novitski.

De esta forma, el material rodado en el espacio, alrededor de 40 minutos, será empleado para producir cerca de un tercio de la película y el resto se realizará en la Tierra.

Además, el volumen del material fílmico registrado en la EEI, sumados los viajes de ida y vuelta, es cercano a los 30 terabytes y, aunque el costo de la película no ha sido revelado, se estima que solo la preparación de Peresild y Shipenko y su vuelo a la estación, se acerca a los US$35 millones.

Eso sí, el valor del trabajo cinematográfico no preocupa al director de Roscosmos, quien se siente seguro de que la película será un éxito de taquilla y además, impulsará el turismo espacial.

El proyecto también ha generado críticas. Por ejemplo, para el director del Instituto de Política Espacial, Iván Moiséyev, "El reto" es un proyecto propagandístico que ha alterado el calendario de los cosmonautas -que a veces deben esperar años para viajar- y de las misiones en la EEI.