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La otra lucha final

"No es justificado distinguir entre los derechos de naturaleza política y los de naturaleza económica".
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La última salida brutal de Sebastián Sichel, donde quiso distinguirse de una derecha extrema y apegada al pasado, plantea en realidad una pregunta simple: ¿qué significa ser "liberal" en Chile? ¿Dónde uno lo situaría en el espectro político? ¿En la derecha? Seria olvidar que una parte de los radicales lo son hace mucho tiempo. ¿En la izquierda entonces? Eso seria obviar que, para una cierta ideología, el liberalismo es un doctrina burguesa que defiende "el" derecho burgués por excelencia, el de propiedad.

La filosofía liberal privilegia el concepto de individuo, ese ser filosófico que tiene derechos imprescriptibles por el mero hecho de haber nacido, disponiendo naturalmente del derecho a la vida, a la seguridad de su persona, de ser protegido contra la arbitrariedad; disfruta de los derechos a pensar, a expresarse, a asociarse, a circular, a trabajar, a contratar libremente y a emprender. Es el individuo dotado de razón. Y está conceptualización del "individuo de razón", es fruto del pensamiento liberal que fundó las dos grandes revoluciones de la historia universal, la americana y la francesa.

El liberalismo económico es inseparable del liberalismo político del cual deriva. No es justificado distinguir entre los derechos de naturaleza política y los de naturaleza económica. El problema no radica ahí. Pero en realidad, en el caso de Chile, lo medular se encuentra justamente ahí. Los voceros más activos para defender un sistema económico liberal a ultranza, y José Antonio Kast es uno de ellos, son los mismos quienes en muchas oportunidades son ultra conservadores en el terreno moral. Es decir, ellos piensan que en una sociedad donde rige el liberalismo económico; con todo lo que eso implica, maximización de las preferencias personales, reconocimientos de derechos a partir del lobby que puede representar el peso económico de una minoría; no puede dar lugar a un proceso de liberalización de las costumbres. Pensar aquello es creer en el Viejito Pascuero, es no querer entender las mecánicas y dinámicas humanas que un sistema liberal permite instalar. No es otra cosa que la manifestación de una negación. Y para implementar, compartir esa índole de visión, no hay otro camino que la utilización de la fuerza y, por ende, de la violencia. Porque se trata de ir en contra de una dinámica "natural". ¿Quien puede negar que el Chile de 2021, a nivel de las costumbres, no es más liberal que el de 1990? ¿Quien puede seriamente sostener que esto es fruto de un complot marxista más que de una especie de aplicación de la lógica de mercado en el espacio público y privado?

Como lo indicó el columnista Luis Breull en su mirada semanal, la conferencia de prensa de Sichel es asimilable a un "hara-kiri" político, esa muerte voluntaria, como existía en Japón, que unos se infligían destripándose con una espada corta. El hara-kiri se magnifica como la más alta manifestación del sentido del honor de los guerreros japoneses. Pero en realidad, es una mitificación de una forma de suicidio que a menudo era una simple ejecución. Quizás, el candidato oficialista no tenía otra alternativa que adelantar y poner en escena un jaque mate. Y eso, para empezar un nuevo juego que, sin lugar a dudas, no se concluirá en esta elección presidencial.

Nuevos esfuerzos en la red de salud

Rrenovar los contratos a honorario de profesionales es prioritario. La pandemia no se ha ido, hay tareas pendientes y se viene una larga vida postcovid. Se deben sincerar los presupuestos y respetar lo que se ha avanzado. La crisis debe generar avances y no retrocesos en materia sanitaria para todas las comunas de la Región.
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Preocupación existe en los hospitales de la Región por la desvinculación de profesionales que fueron contratados para reforzar los equipos médicos que no daban abasto en el combate contra el covid-19. El recuerdo es reciente, salas de urgencia abarrotadas de contagiados, pabellones de hospitalizados sin capacidad, camas UCI al 100% y trabajadores con un enorme carga laboral completaban un cuadro casi apocalíptico.

Ante la emergencia el gobierno inyectó recursos al Ministerio de Salud para contratar más personal que cubriera la escasez y que ayudara a mejorar la distribución de los equipos de trabajo.

Y fue así que llegó una importante cantidad de profesionales y técnicos que se sumaron la primera línea del combate contra el covid y ayudaron a descongestionar los recintos de salud, y lo principal, evitar muchas muertes.

Se entendía que era por la contingencia sanitaria, pero que en el futuro se harían esfuerzos para que siguieran. Lamentablemente el número de prórrogas ha sido muy bajo y la renovación de los contratos a honorarios ha sido en casos muy puntuales.

Los gremios del rubro venían alertando la situación y pedían que se tomara en consideración que la pandemia aún está vigente, que viene un largo trabajo de rehabilitación con quienes se contagiaron y que el rezago de cirugías y tratamientos de patologías no covid requerirá que los funcionarios en contingencia sigan y no que sus renovaciones fueran desestimadas.

Sucedió lo contrario y por ello la preocupación. En Calama fue una treintena de funcionarios que no fueron renovados y en Antofagasta se confirmaron más de 150.

Obviamente que hay justificaciones económicas, pero no es el momento para hacerlo. Los esfuerzos deben continuar por el gobierno y los ministerios, y así dar descanso, organizar las tareas pendientes y responder a las demandas de los pacientes.

Los centros hospitalarios de la Región sufrieron una reconversión sustancial y muchos crecieron en profesionales y equipamiento. Esa transformación no se puede perder, porque lo logrado recién está acorde con el crecimiento de las distintas ciudades.

Se deben sincerar los presupuestos y respetar lo que se ha avanzado. La crisis debe generar avances y no retrocesos en materia sanitaria.

¿Por quién doblan las campanas?

"Tanto se pidió primarias legales, vinculantes y democráticas para que después primen los intereses particulares". Osvaldo Villalobos Corante, Analista político
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John Donne fue un poeta Inglés escribió la obra "las campanas doblan por ti" este texto sirvió de inspiración para la novela escrita por Ernest Hemingway "For Whom the Bell Tolls" cuando era corresponsal de prensa en la guerra civil española.

En ese difícil momento las campanas de las iglesias españolas sonaban anunciando la muerte de algún combatiente, pero dejaba en secreto la identidad del caído. En ese duro contexto se entendía que más allá del nombre, el sonido anunciaba que una parte de la sociedad había muerto.

En nuestro país las campanas suenan hace mucho tiempo las tocaron Carabineros, el ejército, el poder judicial, las iglesias, las farmacias, los pollos, el gas, los partidos políticos, la abstención electoral etc. Lo triste es que ya no se escuchan ¿o nos hacemos los sordos?

En la política y más allá de los errores infantiles de Sichel, que los partidos de Chile podemos+ lo dejaran solo, después de ganar una primaria legitima es un campanazo que todos deberíamos lamentar. Tanto se pidió primarias legales, vinculantes y democráticas para que después, unos puntos de encuesta y asegurar cargos más adelante sean más importantes que la opinión de millones.

Tampoco los errores y el pésimo manejo discursivo de Boric deberían ser motivo de hilaridad al contrario deberíamos preocuparnos por lo que hemos hecho todos mal para tener estos candidatos a un paso de la presidencia del país.

Otro toque de campana Kast, sus zanjas, la reducción del Sernameg, la negación del cambio climático, la relativización de los derechos humanos entre varias ideas aberrantes.

Chile lo hacemos entre todos y con base en ese concepto debemos estar más vigilantes que antes para cuidar lo que nos une y no caer en cantos de sirena donde todo es gratis y posible, pero tampoco en el populismo bananero que se limita a encantar el oído basado en castigo y vigilancia sin tocar ni un pelo el sistema actual.

Un concierto de campanadas: MEO y su candidatura personalista. Artés y su visión de guerra de clases. Provoste y sus indefiniciones eternas. Parisi y sus líos por pensión de alimentos y su absoluta cobardía de pisar suelo chileno. ¿Las estamos escuchando?

A nivel regional tampoco estamos para celebrar ni menos sentirnos muy seguros que digamos, en esta elección existe de todo... falsos independientes, candidatos que no van a debates, candidatos que si van, pero evidencian su poca preparación. No manejan cifras, lloran en cámara cuando una pregunta les incomoda, no responden emplazamientos directos y la lista sigue.

A pocas semanas de ir a las urnas y definir nuestro futuro me permito dejar un fragmento de la obra de John Donne, si lo entendemos en contexto al momento político y sus protagonistas da esperanza pero también mucho miedo.

"Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti".