Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Espectáculos
  • Clasificados
  • Servicios
  • Cartelera y Tv
  • Deportes
  • Contraportada

"Detrás de las piezas hay historias, hay tradición"

LEGADO. Con su trabajo en alfarería atacameña, logró que este arte renaciera entre la comunidad de Chiu-Chiu.
E-mail Compartir

Una destacada labor para la conservación de la cultura ancestral es lo que está desarrollando desde hace varios años, Romina González Escalona, quien se ha transformado en una destacada artesana tras rescatar la alfarería atacameña.

Actualmente vive en el poblado de Chiu-Chiu, lugar donde se ganó el respeto y el reconocimiento de la comunidad tras la ejecución de talleres en los que enseña este arte milenario, el que se estaba perdiendo en la zona y que experimenta un renacimiento gracias a su iniciativa.

Comenta que fue, mientras trabaja en el museo de Historia Natural de Calama, cuando se interiorizó de la alfarería. "Pude conocer piezas, parte de la colección etnográfica y pude conocerla muy de cerca, entonces desde ahí surgió un interés y empecé a investigar sobre la arcilla, en paralelo, me vine a vivir a Chiu-Chiu y pude conocer lugares donde hay arcillas y conocer a las alfareras".

Tras el nacimiento de su hija, dejó de trabajar en el museo pero su interés por la alfarería continúo e incluso descubrió que su bisabuela había sido alfarera en el sur. Luego de elaborar sus piezas y crear sus arcillas se dio cuenta que el siguiente paso, más que vender sus trabajos, era enseñarle a las mujeres sobre este milenario arte.

En ese aspecto, comenzó a desarrollar talleres gratuitos pues era algo que le debía a la comunidad. "Me he dado cuenta que mi labor, más que hacer piezas y vender, era esto, ser un eslabón en la cadena porque el oficio se está perdiendo y yo así de la nada llegué a esto".

Agrega que gracias a estos talleres, "en el pueblo ahora se está vendiendo alfarería y me siento súper contenta por haber sido como este enlace, siendo yo de otro lugar que me hayan dado la posibilidad de traspasar este oficio, porque el oficio es muy celoso, a las alfareras no les gusta contar no les gusta enseñar, por eso se estaba perdiendo".

Romina cuenta que, actualmente, está desarrollando talleres en otros pueblos de la región y también se encuentra trabajando con la Corporación de Cultura y Turismo donde enseña a mujeres de Calama, a través de talleres barriales, sobre este tipo de artesanías y prontamente dictará cursos en Taltal.

"Ha sido súper gratificante, cansador, porque detrás de cada taller hay preparación de kilos y kilos de arcilla que lo hacemos a pulso pero después ya se han ido integrando, cuando conocen el proceso se integran, vienen acá a recolectar arcilla, a pisar arcilla y hacemos todos juntas, entonces para mi ha sido súper gratificante que alguien valore el oficio desde lo que yo hago, pero también desde lo comunitario

Romina González recibió varios reconocimientos a nivel regional, nacional e internacional uno de ellos fue en 2020, oportunidad en la que obtuvo el "Sello de Excelencia a la Artesanía de Chile", por su obra, premio otorgado con el Comité Nacional de Artesanía. "Para mi fue súper bueno, porque gente que no conocía mi trabajo lo pudo conocer y me validó ante mi comunidad", dijo.

Romina González Escalona, 32 años

"Hay que estar orgullosos por nuestras raíces"

TRADICIONES. A través de la danza quiere dejar el legado de las tradiciones del pueblo lickanantay.
E-mail Compartir

"Vengo de una familia que siempre me ha inculcado las tradiciones y siempre he sido partícipe de mis raíces, de donde vengo", comenta el joven Marcelo Espíndola, oriundo de Toconao y de origen lickanantay y quien señala sentirse muy orgulloso de sus orígenes.

Un orgullo que pretende inculcar a las nuevas generaciones de toconares, especialmente a través de la danza. Cuenta que, desde niño, descubrió su pasión por el baile y que siempre se destacó en la escuela. "Mi mamá me ha inculcado el tema del baile, de las tradiciones del pueblo y gracias a eso siempre fui destacado", detalla.

Actualmente, Marcelo estudia en tercer año de la carrera de Ingeniería Comercial en la Universidad de Antofagasta (UA), sin embargo siempre vuelve a su pueblo.

En este sentido, dice que para él es demasiado importante ser parte de la comunidad de Toconao y seguir cultivando sus tradiciones. "Lo que se me ha inculcado, tanto como mi familia paterna como mi madre, siempre me han inculcado las tradiciones. Por el área de mi mamá, gracias a la familia de ella es que, por ejemplo, conozco el floreamiento de animales, los pagos a la tierra gracias a la agricultura, la fruta y por parte de mi papá, es lo mismo siempre se me ha inculcado eso de estar orgulloso de lo que uno es y de ser lickanantay".

Por este motivo, Marcelo Espíndola dice que tiene proyectado crear un ballet folclórico en el poblado con niños y niñas, para poder enseñarle los bailes tradicionales de la zona y que puedan mostrarse tanto a nivel local como regional y por qué no, a nivel nacional.

"Siento que, muchas veces, los jóvenes tienen vergüenza de demostrar cuáles son sus tradiciones, de mostrar sus bailes, de demostrar de dónde vienen, de cuando chico veían a sus abuelos, a sus padres bailar, de ver las creencias, las tradiciones y a mí me enorgullece bastante mostrarle eso a la gente, porque son tradiciones que son netamente de nosotros que ojalá no se pierdan y que básicamente quedan en nuestras manos, en las manos de nosotros los jóvenes", explica al respecto Espíndola.

Destaca que el objetivo de esta agrupación es mostrar, más allá de las danzas andinas que se reconocen a nivel Latinoamericano, las danzas tradicionales de la comunidad lickanantay.

Marcelo dice que, tras finalizar su carrera, tiene pensando quedarse en el norte y ojalá en su pueblo de Toconao y además, entrega un mensaje a las nuevas generaciones de atacameños y un llamado a estar orgulloso de sus raíces. "Un mensaje claro, de sentirse orgulloso por lo que somos, por nuestras raíces, de demostrar a mucha más gente varias de nuestras creencias y tradiciones y que generación, tras generación esto no se pierda".

Finalizó manifestando que, "estoy feliz que una persona de la comunidad sea reconocida por estar acá ayudando al pueblo y siempre apoyar a su gente que es lo que deberíamos hacer todas las personas de la comunidad".

Marcelo Espíndola Salva, 21 años