El buen destino de los bienes de uso público
Calles, veredas, plazas y parques han sido tomadas por particulares y eso no solo vulnera las normativas, también crea una mala imagen de ciudad. "Así cada vez más los bienes de uso público se reducen y, si fuera algo momentáneo se entendería y habría tolerancia, pero cuando es algo que llegó para quedarse es necesario aplicar las normativas y buscar soluciones".
Al principio parecía que era un fenómeno estacionario o una emergencia pasajera, cuando veíamos que algunos vecinos se tomaban un bien de uso público, como lo son las calles para fines particulares muy disimiles y difíciles de comparar.
Se pensó que una temporal falta de estacionamiento, una extensión para realizar reparaciones, buscar ventas en espacios concurridos debido a la emergencia pandémica o pernoctar en plazas y parques por la crisis migratoria, serían situaciones que pasarían con el correr de los días, pero lamentablemente permanecen y están lejos de terminar.
Obviamente lo que es más notorios y más invasivo es el comercio callejero, el que ha llegado a niveles impensados y que ha despertado el malestar de los dueños de locales y de uno que otro transeúnte. La mayoría de quienes transitan por las calles tomadas sienten que es una manera justa de ganarse la vida de aquellos que en este momento no tienen otra vía de sustento.
Lo malo que no solo atentan contra la libre competencia de los establecidos, también provocan un daño a la imagen ciudad, porque existe desorden, contaminación visual y lo peor que se proyecta que estamos donde se puede hacer lo que uno quiera.
Caso similar es el de quienes se instalan con camas elásticas y juegos inflables en las plazas y parques. Antiguamente existían pero eran comerciantes que pagaban un permiso y ocupaban espacios acotados para no interrumpir a los visitantes.
Hoy no es así cualquier lugar donde se concentre una apreciable cantidad de personas, principalmente familias con niños es propicio para encender motores, inflar juegos y cobrar por su utilización. Sin muchas medidas de seguridad y sin pagar permisos ni impuestos.
Pero también hay otros que se toman calles y veredas para ampliar sus negocios o estacionar sus vehículos y no de modo temporal si no que es de por vida o hasta que alguien se los impida.
Así cada vez más los bienes de uso público se reducen y, si fuera algo momentáneo se entendería y habría tolerancia, pero cuando es algo que llegó para quedarse es necesario hacer respetar las normativas y buscar soluciones.