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En la recta final de la presidencial

Candidatos han morigerado sus posturas con el claro objetivo de agradar a los votantes de centro, los que definirán la elección. Saber si sus nuevas posturas son un mero maquillaje para captar votos o si realmente están dispuestos a mantener todos los cambios que han hecho. Sin duda, que quien logre ser más creíble será el presidente de Chile.
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Todos anticipaban que tras los resultados de la primera vuelta electoral, los candidatos que ganaron su paso a la etapa decisiva tenían que rearmarse para cautivar al votante que no estuvo con ellos y que se ubica en el centro del espectro político. Conscientes que sólo con las fuerzas partidarias no les alcanzaría para ser ganadores empezaron a morigerar sus discursos y a tener posturas más complacientes en temas en los que fueron taxativos en la campaña inicial.

El Partido Comunista advirtió que ese lógico camino venía y en una jugada política trató de fijar supremacía cuando uno de sus representantes dijo que no se movería una coma del programa de gobierno.

Lamentablemente para sus fines sus palabras no tuvieron eco y a poco andar ya empezaron los acercamientos con sectores de centroizquierda más moderados.

En la vereda del frente, José Antonio Kast tuvo que responder rápidamente a sus nuevos aliados de Renovación Nacional, quienes le impusieron como condición para apoyarlo que retirara la idea de "fundir" el Ministerio de la Mujer y pronunciamientos claros sobre el cambio climático y termoeléctricas, los que fueron recogidos e incluidos sin chistar.

Y así suman y siguen, lo que finalmente terminó con dos candidatos muy distintos a los que conocimos en la primera vuelta. Son casi dos nuevos postulantes, porque tuvieron que transar varias de sus convicciones para sumar apoyos y aspirar a ser el ganador del balotaje.

Apuestas arriesgadas que explican que entendieron que el voto está en el centro, aquellos que respaldaron a Provoste, ME-O e incluso Parisi. Los que apuestan al cambio gradual y a reformas paulatinas sin negar que es necesario pensar en un nuevo Chile.

Lo complicado es que ante tanto cambio y la pérdida de su perfil clásico aumenta la incertidumbre electoral. La pregunta que surge es ¿que hará el votante informado? ¿A quién le creerá más en esta mutación?

Esas son dos de las grandes incógnitas porque ni Kast ni Boric son los mismos del principio de la carrera electoral. Saber si sus nuevas posturas son un mero maquillaje para captar votos o si realmente están dispuestos a mantener todos los cambios que han hecho. Sin duda, que quien logre ser más creíble será el presidente de Chile.

Responsabilidad universitaria

"Debemos aceptar que estamos en una época de cambios y que las soluciones pasarán por el desarrollo de la empatía y el diálogo efectivo". Dr. Rodrigo Alda Varas, Rector de la UCN
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Desde que nació en 1956 la Universidad Católica del Norte ha tenido como foco prioritario el desarrollo de las personas que habitan el territorio nortino, un desafío nada de sencillo considerando que vivimos en un país altamente centralizado.

Tal aspecto tiene a la base un componente estructural, porque nadie puede tener dudas de que las regiones del Norte han padecido mucho más que el resto de la nación los negativos efectos de esta realidad.

Hoy, la región Metropolitana concentra aproximadamente el 50% del PIB y recién le sigue la región de Antofagasta, con aproximadamente el 10%. Además, Santiago concentra el 40% de la población, más una oferta cultural, deportiva y de calidad de vida que parece opacar y ahogar el desarrollo de las provincias.

Como ustedes saben, todo es más difícil cuando no estamos en la región Metropolitana, cuestión en la que no hay determinismo, sino una interpelación a cambiar, la cual será exitosa si concordamos una evaluación y un camino a seguir.

Nadie sobra en la región de Antofagasta. Todos son valiosos y estamos movilizados para entregar nuestros mejores esfuerzos y no replicar al interior de nuestra región el centralismo que hemos criticado.

Desde ese punto de vista estamos muy contentos con el resultado obtenido en el Ranking de las Mejores Universidades de Chile, elaborado por América Economía, el que nos ubica entre los 10 mejores planteles del país. Es un orgullo y una enorme satisfacción -más allá de la institución que lidero- para todo el norte, que es el espacio que representamos y donde nos desarrollamos.

Estamos convencidos de que la principal riqueza de cualquier territorio son las personas y aquí en Antofagasta, en San Pedro de Atacama, Calama, Mejillones, Taltal, Tocopilla, Ollagüe, María Elena y Sierra Gorda; y también en Coquimbo, La Serena, Arica, Iquique y Copiapó, estamos repletos de talentos en el emprendimiento, la cultura, el deporte, la educación, las ciencias y la investigación.

El Norte es como un milagro, donde la inteligencia, sabiduría y paciencia de mujeres y hombres han generado cultura desde hace miles de años y hoy significan una esperanza para el resto del país. El Norte es minería, pero también es una enorme esperanza contra el cambio climático, con el desarrollo de las energías renovables no convencionales. De aquello nos tenemos que hacer cargo.

Hace algunos días conocimos que las universidades son las instituciones que más credibilidad tienen en la población regional, de acuerdo con los antecedentes recogidos por el Instituto de Políticas Públicas (IPP). Tenemos que responder a esa responsabilidad, generando más oportunidades para todos y todas, con respeto al medio ambiente y pensando en las próximas generaciones.

En esa línea, y asumiendo que el momento del país nos tiene con interrogantes y definiciones políticas muy importantes, debemos aceptar que estamos en una época de cambios y que las soluciones pasarán por el diálogo, el encuentro y el fortalecimiento de las personas en todos los territorios, no solo del centro; proceso en el cual las universidades regionales tienen una gran responsabilidad.

La Roja en Calama: nuestra ventana al mundo

"El 27 de enero puede ser el día en que esta zona deje su rótulo de campamento minero y pase a conocerse como el oasis del desierto". Rubén Salinas Soto, Periodista, Centro de Formación Técnica Estatal de la Región de Antofagasta
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Si bien aún falta la oficialización de la FIFA, el partido por las Clasificatorias a Qatar entre Chile y Argentina se jugará en Calama, este será el primer encuentro oficial en camino a un mundial de fútbol en que la selección chilena salga de Santiago, hito histórico para el fútbol nacional, pero también para esta "Tierra de Sol y Cobre".

Serán cientos de países conectados a la transmisión, millones de personas escuchando y viendo imágenes de Calama, y es ahí donde nos debemos preguntar ¿Qué ciudad queremos mostrar al mundo? Si bien la ocupación hotelera, restaurantes, trasporte y comercio en general vivirá días dorados, el desafío es hacer que esa atención mundial siga en el tiempo, pero para eso, debemos ser más que minería.

A poco más de un mes de la llegada de La Roja, aún no vemos mesas de trabajo, mejoramiento vial, campañas turísticas u ofertas de viajes para conocer Calama más allá del partido de fútbol, es aquí donde la autoridad, agrupaciones, gremios y la ciudadanía cumple un rol importante, donde las mesas de trabajo podrían dar frutos importantes para mostrar a Sudamérica y el mundo lo que somos, un oasis en medio del desierto más árido del mundo con atractivos inigualables.

Porque el desafío más grande que tendremos como ciudad será atraer y encantar al mundo fútbol para que conozca nuestra cultura, nuestros referentes, porque los días previos al partido los canales de televisión de todo el continente estarán con despachos en vivo mostrando la ciudad, su gastronomía, artesanía y también el estadio y sus alrededores.

Hoy debemos centrarnos en preparar la imagen ciudad, y eso significa resaltar los hitos deportivos, tanto en la historia de Calama como de Chuquicamata, resaltar la rica historia y costumbres de nuestros pueblos originarios y de cómo la minería con el paso de los años se transformó en el motor económico del país. Si logramos resaltar las cualidades como ciudad, los miles de calameños que están fuera saldrán orgullosos a ratificar lo que es esta zona, y otros miles tendrán la necesidad y ganas de venir a esta tierra a conocerla y vivir la experiencia del desierto.

Pero para lograr todo lo anterior se necesita unión, se necesita trabajo y ganas de cambiarle la cara a Calama. Hoy es clave dejar las diferencias de lado y avanzar, porque más allá de lo que será el partido de fútbol, el 27 de enero puede ser el día en que esta zona deje su rótulo de campamento minero y pase a conocerse como el oasis del desierto.

Si el partido fuera mañana, Calama pasaría a ser solo una anécdota en medio de las clasificatorias, por la particularidad de la altura y el desierto, pero sin sembrar nada pensando en el futuro.